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El atropello mortal a un matrimonio que marcó la vida de José Cristóbal Martínez-Bordiú

Cristóbal, el más discreto de los hermanos Bordiú, se separa de Jose Toledo. Una tragedia marcó su vida. 

Cristóbal, el más discreto de los hermanos Bordiú, se separa de Jose Toledo. Una tragedia marcó su vida. 
Cristóbal Martínez-Bordiú y Jose Toledo | Cordon Press

El quinto de los nietos de Franco, segundo de los varones de los marqueses de Villaverde, José Cristóbal Martínez-Bordiú no ha sido nunca objeto de ningún escándalo, como sí le ha pasado a Francis, ni apenas ha aparecido en las revistas del corazón con la frecuencia de su hermana Mari Carmen; no tan discreto como Jaime, pero en todo caso ajeno a la notoriedad por los apellidos de su dinastía familiar. Pero ahora sí que ha sido protagonista al conocerse su inesperada separación de José Toledo, con quien llevaba casado desde 1984. Ella se ha quedado con la casa en la que vivían. Tienen dos hijos: Diego, nacido en 1990 y Daniel, ocho años menor. Las razones de esa ruptura por ahora se desconocen.

No ha sido nunca mujeriego José Cristóbal. Nacido en el Palacio de El Pardo en 1958 tuvo como es natural sus amistades de adolescencia y juventud. Pero hasta que abandonó el Ejército no se le conoció novia alguna. Había cursado dos años de Arquitectura, tres de Ciencias Físicas, y aunque no terminó ninguna carrera universitaria sí tuvo su equivalencia al graduarse militarmente en la Academia Superior de Zaragoza como alférez. Precisamente para ese día, 15 de julio de 1979, se había desplazado a la capital aragonesa prácticamente toda su familia, encabezada por su abuela, la señora de Meirás. Se alojaron en el hotel Corona de Aragón. El que ardió a partir de las primeras horas de la mañana. Todos los Franco salieron ilesos. Pero murieron ochenta de los clientes alojados en ese establecimiento. Oficialmente, no fue un atentado. Ahí chocaban intereses manifiestos: de por medio, los seguros. Por otro lado, la decisión gubernamental de no alarmar al país. Al final parecía evidente, mucho tiempo después, de que Eta se había ensañado una vez más y era responsable de aquella tragedia, la reivindicara o no. José Cristóbal Martínez-Bordiú no tuvo nunca dudas de que aquel incendio fue un atentado, que se preparó al saberse que en ese hotel iban a alojarse muchos militares y, desde luego, familiares de Francisco Franco.

Siempre se sintió José Cristóbal un chico tímido, que en sus primeros años estuvo más tiempo con la institutriz inglesa que compartía con sus hermanos menores. Falto por tanto de afecto familiar, pues sus padres viajaban muy a menudo. Y en el Palacio de El Pardo, en todo caso, era su abuela quien podía ofrecerle el cariño que buscaba. Conforme se hacía mayor, fue comprendiendo que despertaba cierto interés, pero siempre comentaría que le era normal vivir en un palacio como tener un abuelo que era Jefe del Estado. Aunque en su juventud fuera consciente de que incluso chicas de su edad se le acercaran sabiéndole nieto de Franco. Procuraba no perder su naturalidad. Y cuando ya llegó a la conclusión en la Universidad de que su vocación era ser militar y lo contó a su familia, halló la suficiente comprensión. Era tener a un continuador de la saga militar de los Franco. Desde luego, reconocería en su libro de memorias (de breve consistencia, desde luego, dada su edad, veinticinco años) que en vida de su abuelo no se le hubiera ocurrido decirle que deseaba ser militar como él. Y cuando lo contó a sus amigos, no se lo creían. Y es que José Cristóbal tenía fama de pasota. También de gorrón. Resulta que los dos millones que correspondía a todos los hermanos, por decisión de Franco en su herencia, no quería dárselos su padre, el marqués. Y tenía que conformarse con cincuenta mil pesetas al mes, a cuenta de los millones. A veces se vio obligado a que lo convidaran algunos amigos o su propio hermano Francis, que se hacía "el longuis" dada su tacañería, herencia paterna.

Su paso por la milicia transcurrió luego en Las Palmas de Gran Canaria, donde alcanzó el grado de teniente, destinado a la Tercera Compañía del Regimiento de Infantería Canarias 50. Justamente el 20 de noviembre de 1981 tenía el compromiso ineludible de asistir al funeral con motivo del sexto aniversario del fallecimiento de su abuelo. Una fecha marcada para él ya que conduciendo su Volkswagen Golf atropelló en la avenida Marítima a un joven matrimonio. La esposa murió en el acto y el marido minutos después. Habían atravesado esa vía, que no tenía un paso de peatones. Luego no podía achacarse culpabilidad alguna al nieto de Franco. Pero alguna prensa se cebó con él con llamativos titulares. Lo único que pudo hacer es lograr que los cinco hijos del infortunado matrimonio cobraran un millón de pesetas de la compañía aseguradora, más de lo estipulado y gestionarles algunos asuntos relativos a la Seguridad Social. Tal depresión le supuso el luctuoso accidente, aun no siendo responsable de la tragedia, que pocos meses más tarde, en la primavera de 1982, decidió abandonar el Ejército. Fue un momento decisivo en su vida que le ha acompañado en su memoria todo el tiempo. ¿Y qué hacer después? Volvió a la península y se dedicó a los negocios familiares. Pero ¿ha sido feliz en todos estos años, cuando su vocación era la de servir a la patria?

A poco de aterrizar en Madrid aquel 1983 conoció a una estudiante de tercero de Derecho, llamada Pilar Arias. Estaba entusiasmado con ella y pese a que nunca había albergado planes de casarse por la Iglesia sí que pensó en convivir con la joven. Pero aquel amor fue más fugaz de lo que la pareja soñaba. Porque en el horizonte apareció un día la bellísima modelo canaria Jose Toledo. Y en 1984 contrajeron matrimonio en Nueva York. Hermana de otras dos beldades, las actrices Fabiola y Cyra Toledo, María José es la más popular del trío, por sus trabajos como presentadora en televisión de muy conocidos programas: Cartelera, Gente y Corazón, corazón. Es probable que reanude su carrera de modelo u opte por colocarse de nuevo ante las cámaras, pues habrá de hacer frente a los gastos que se le avecinan. Esperará al divorcio y aunque sus hijos son mayores, de alguna manera tendrá que ocuparse de ellos. Una pena pues esta pareja parecía muy avenida. Así es que los nietos de Franco no parece hayan tenido suerte en sus matrimonios.

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