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El miedo que retiró a Pastora Soler de los escenarios

"He estado dedicada a mi hija, que me devolvió la vida cuando dejé de cantar", dice la cantante Pastora Soler, que regresa después de tres años. 

"He estado dedicada a mi hija, que me devolvió la vida cuando dejé de cantar", dice la cantante Pastora Soler, que regresa después de tres años. 
Pastora Soler | Cordon Press

Si un artista de la canción abandona su carrera, aunque sea momentáneamente, suele entrar en una espiral de desesperación y angustia, sin capacidad para encarar su futuro. A Pastora Soler le ocurrió lo que, más que en dictámenes clínicos pero sí en los ambientes del espectáculo se suele denominar "miedo escénico". Le sucede a los actores. Y a cantantes como ella que ya un 8 de marzo de 2014, fecha que no ha olvidado, se desmayó en un escenario, en plena actuación. Pero es que el incidente se repitió aquella temporada. Y el 1 de diciembre de ese infausto año para la sevillana decidió cortar por lo sano, interrumpiendo una gira, "Conóceme", que se presentía triunfal, con las entradas vendidas con mucha antelación en diferentes ciudades españolas. No podía enfrentarse al público, le era imposible articular unas estrofas. Y eso, ¿por qué? Con la reflexión que se impone pasado el tiempo Pastora Soler tiene la certeza de que lo que le ocurrió no puede diagnosticarse como "miedo escénico", tal y como se publicó ampliamente en la prensa. Hasta Joaquín Sabina le dedicó unas sentidas palabras de comprensión, solidarizándose con su colega, sabedor de que a veces no es posible enfrentarse ante un invisible velo de ¿impotencia, terror, simple aturdimiento? Temores que al parecer atraviesan los artistas en ciertas circunstancias comprometidas. Pastora Soler, sin embrollar demasiado su caso, piensa que estaba baja de defensas, se sentía insegura ante el público, agotada por tantos conciertos a sus espaldas, los viajes largos… "Dos días antes de una actuación permanecía callada, sin hablar pero luego en el escenario noté más de una vez que se me olvidaban las letras".

Era evidente que sufría en esas circunstancias: "Me costó mucho retirarme después de tantos años de esfuerzo, veinte sin descansar prácticamente. Porque me encontraba en un momento muy dulce, después de haber participado en Eurovisión con "Quédate conmigo". Mi padre se alarmó también muchísimo, y encima gravemente enfermo, de cáncer desde hacía nueve años, lo que para mí constituía otra de mis preocupaciones. A día de hoy me siento incapaz de ver algunos de los videos que circulan por ahí con mis desmayos".

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Pastora Soler es una de las voces más importantes de la música española. Comenzó a cantar muy jovencita, a los ocho años. Se integró con una compañía que comandaba el inefable Lauren Postigo, "Los Chavalillos de España". El productor cinematográfico, descubridor de artistas, "mánager" de Rocío Dúrcal, Luis Sanz, quedó impactado por el arte de la jovencita de Coria del Río y firmó un contrato con ella para lanzarla como estrella de la copla. Lo primero que hizo fue cambiarle su nombre. De

Pilar Sánchez, que es como se anunciaba en sus comienzos, pasó a llamarse Pastora Soler. Ya hubo en los años 30 otra artista así anunciada, por cierto. La relación entre coplera y poderdante se complicó, porque Luis Sanz no acababa, pasados los años, de cumplir con sus expectativas, aunque le procuró una presentación por todo lo alto en el Centro Cultural Villa de Madrid, donde los asistentes comprobamos las grandes posibilidades que reunía la neófita como futura gran cantaora. Mas el tiempo transcurría y la familia de la joven no veía futuro alguno. Acabó el contrato, quedó libre y, a partir de entonces, por presión de su casa discográfica, Pastora Soler abandonó sus grabaciones de canción española para abordar las más comerciales baladas melódicas pop. Que es el terreno en el que se ha movido estos últimos años. Aunque de vez en cuando cante coplas en sus actuaciones, porque como andaluza de pro el género "le tira" mucho.

Los constantes vaivenes de su carrera parece que le impedían el reposo necesario para pensar en sus sentimientos íntimos. Hasta que encontró su alma gemela, el coreógrafo que montaba sus espectáculos. Un malagueño llamado Francis Viñolo, que le hizo la corte a partir de 2004. Tras cinco años de noviazgo decidieron casarse el 17 de octubre de 2009. La boda fue en la Iglesia Mayor de Coria del Río. Va a celebrar por tanto el mes próximo su octavo aniversario matrimonial. Francis es un acreditado bailarín y coreógrafo, que se formó con estudios clásicos y estuvo en la Real Compañía de Danza Clásica de Londres. Del ballet Zoom, de Televisión Española, pasó a dirigir y montar las coreografías de los más populares intérpretes pop, desde Paulina Rubio a David Bisbal, Carlos Baute, Tamara, Manuel Carrasco, Alejandro Sanz…Últimamente pertenece al equipo del programa La Voz. Ni qué decir tiene que su mayor entrega profesional es para su mujer.

Cuando más preocupada se encontraba Pastora Soler con su futuro profesional, en casa, sin saber qué hacer, se quedó embarazada. "No buscaba ese embarazo, por lo que la llegada de mi hija fue como caída del cielo. Estrella, que nació el 15 de septiembre de 2015, cambió mi vida, me devolvió las ganas de vivir. No me separo de ella, estoy las veinticuatro horas pendiente de lo que hace".

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Ya recuperada, pensando que aquellos desmayos e inseguridades a la hora de cantar ya son cosa del pasado, reaparece estos días con su nuevo disco, "La calma", del que este verano ya se ha extraído un tema, "La tormenta", en el que mucho confía. La presentación de "La calma" se anunció este viernes 15 de septiembre, fecha que, como habrán leído líneas atrás, la eligió a propósito la artista sevillana, pues es la del segundo cumpleaños de su hija Estrella, que se llama en honor de la patrona de Coria del Río, patria chica de la cantante. Para su reaparición en un escenario tiene fijada una fecha, el próximo, 19 de noviembre de 2017 en el Teatro Real de Madrid. Y estos días tendrá que promover su nuevo disco. No olvida que sus desplazamientos han de ser cortos, porque no quiere separarse de su hija: "Estrella es el motor de mi vida, ella ha sido mi salvación, me devolvió las ganas de vivir cuando dejé de cantar". Por eso, aunque hay empresarios que la reclaman de algunos países hispanoamericanos medita su salto al Atlántico, pensando siempre en su pequeña, a la que ha dedicado ya más de una canción. Le cuesta escribir letras, y la primera que hizo fue para su marido. En "Calma", ha tenido la suerte de contar con varios compositores amigos que le han proporcionado varias baladas, como Vanessa Martín, Vega y David Santisteban. Ella está deseando cuanto antes subirse a un escenario y cantarle a su público, con esa contundente voz que posee, ya sin los fantasmas del pasado.

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