Vaya uno donde sea, en la radio, en cualquier chiringuito de playa, en bares y discotecas suena este verano a todas horas Luis Fonsi con su pieza "Despacito", que va a convertirlo en millonario. La canción del verano, de todo el año quizás. Divertida, con una letra intrascendente y un ritmo latino que nos invita a bailar. Pero no se confundan: este puertorriqueño, coautor de "Despacito" junto a su colaboradora habitual Erika Ender, intérprete al alimón junto al reguetonero boricua Daddy Yankee, no es ningún hortera, a pesar de que él mismo la considere una canción "pegajosa". Porque tiene probados sus estudios musicales en el Conservatorio de Orlando, Florida, adonde con diez años lo llevaron sus padres junto a otros hermanos.
Luis Alfonso Rodríguez López-Cepero, nacido en San Juan de Puerto Rico en 1978, ya con tres años imitaba a sus ídolos infantiles, los del grupo Menudo. Una vez aprobados sus cursos, con el dominio del piano y la guitarra y una probada inspiración como compositor, se preparó para su debut profesional, grabando el primer disco, "Imagíname sin ti" en 1998. Otros éxitos posteriores fueron: "Amor secreto", "Yo no me doy por vencido", "Corazón en la maleta", "Llegaste tú"… En estos diecinueve años de carrera como baladista romántico se ha convertido en un ídolo en prácticamente toda Hispanoamérica. Le faltaba conquistar al público español, a pesar de sus viajes a nuestro país, lo que está sucediendo desde que esta primavera estrenara "Despacito". Mas tras esa máscara del éxito, de la sonrisa en el rostro normalmente barbado de varios días de Luis Fonsi, se esconde un pasado triste, que estuvo a punto de llevarlo a la locura. De lo que no suele hablar con ningún periodista, dadas las cicatrices que se clavaron en su alma y en la memoria.
Durante una gira por México conoció en 2001 a la actriz Adamari López, novia en aquel tiempo del actor Mauricio Islas. Entre ambos surgió un chispazo de mutua atracción. Fue al año siguiente en Estados Unidos cuando ella fue a verlo actuar en un concierto y luego pasó a felicitarlo al camerino. Ella ya estaba libre de compromisos, así es que aceptó salir con el cantante puertorriqueño con quien se ennovió al poco tiempo. Pasó un par de años, las cosas le iban muy bien a Luis Fonsi, quien con sus ahorros había adquirido un restaurante, y le pidió su mano a Adamari López, porque en esos rituales, él siempre ha sido muy conservador. Contrajeron matrimonio canónico el 3 de junio de 2006 en la iglesia de San José de Caparra, en Puerto Rico.
Adamari no le ocultó con anterioridad, un año antes, a Luis Fonsi que padecía un cáncer de pecho. Se desvivió por ella el puertorriqueño, cuidándola al máximo. Compuso un disco, "Paso a paso", donde confesaba en sus letras el drama que estaba viviendo; sobre todo en el tema "Nada es para siempre". No dejó de estar a su lado siguiendo las pautas de los médicos, hasta que a su esposa le extirparon uno de sus senos. Durante el curso de la enfermedad y el postoperatorio el cantante decidió anular todos sus contratos, dedicándose completamente a permanecer junto a su amada. Quién sabe si el proceso de su mal, la depresión de una mujer joven que no podía superar sentirse disminuida físicamente, los celos al tener por marido a un galán popular al que se dirigían a menudo las jovencitas… El caso es que Adamari López entró en una espiral de acusaciones hacia Luis Fonsi que hizo de su convivencia un verdadero infierno. De él salió éste al anunciar su separación el 8 de noviembre de 2009. "Atravesé por momentos dolorosos de los que pude desahogarme gracias a mis canciones".
El divorcio no sería un bálsamo para ninguno de los dos. Sobre todo en el caso de Adamari, quien planeó su venganza a base de injustas acusaciones contra su ex esposo. En su libro de recuerdos, Viviendo, confesaba haber sido abandonada por Luis Fonsi en los peores días de su enfermedad, al que le imputaba insultos como llamarla fea al hallarse en su estado. No quedaban ahí sus reproches, sino que incidía en que él le dijo que no la deseaba ya como mujer, quien fue el que tomó la iniciativa de separarse de ella, comunicándoselo por teléfono. Un hombre despreciable que, según siempre su testimonio, la engañaba ya desde que eran novios, conducta que mantuvo estando casados y ella enferma. La gravedad de tal escrito produjo en Luis Fonsi una reacción de impotencia y dolor, sintiéndose injustamente tratado. Inútiles fueron sus declaraciones a los medios de información desmintiendo lo que él siempre consideró unas calumnias. Aunque procuró ser lo más prudente posible tratando de evitar alusiones constantes al libro de Adamari. "He aguantado y he callado cuanto he podido", diría. Y aportó una inesperada confesión: "Al decidir nuestra separación acepté un ruego de ella, permitiendo que Adamari conservara unos embriones congelados con mi semen para que tuviera un hijo cuando quisiera". De esa decisión fue advertido por sus abogados cuando se enteraron de la decisión del cantante, pues de haber quedado su ex esposa embarazada, de engendrar un hijo, le hubiera podido acarrear problemas sucesorios a Luis Fonsi. Que sepamos, ese niño nunca llegó a nacer.
Un año más tarde de su separación, Luis Fonsi conoció en un estudio fotográfico de Miami a una atractiva joven, alta, rubia, de piel blanca, modelo de profesión: la española Águeda López. Curioso lo de la coincidencia con el primer apellido de la ex del cantante. Un flechazo a primera vista. Congeniaron, empezando a relacionarse vía Facebook. Hicieron un viaje a Barcelona con parada en París, donde él, como ha ocurrido en unas cuantas películas, se sintió profundamente cautivado por ella en esa capital que llaman "del amor". Total, entró en una joyería, eligió una sortija y de rodillas ante Águeda le pidió matrimonio. No, no hay fotografías de ese momento totalmente íntimo. Y es que ya tenían una niña, Mikaela, nacida en diciembre de 2011, y Luis Fonsi esperaba el momento adecuado, una vez resuelto el papeleo del divorcio con Adalaida, para oficializar su convivencia con nuestra compatriota. La boda civil, de carácter privado, tuvo lugar el 10 de septiembre de 2014 en el Valle de Napa, California. Tuvieron un niño, Rocco, en diciembre de 2016. Forman una familia feliz. Águeda López es mujer muy activa, que además de modelo ha sido presentadora en Univisión del programa Mamá al rescate, y es una emprendedora empresaria de ropa infantil, que hace cuatro años lanzó su línea de ropa "Mikaboo" inspirada en su hija.