Karl Lagerfeld y Jacques de Bascher fueron novios durante 18 años y nunca tuvieron sexo. Juntos. Lo cuenta el diseñador alemán en el libro de Marie Ottavi Jacques de Bascher, dandy de l’ombre. Mantuvieron una relación de 1971 a 1989, cuando el cultivado, ingenioso y elegante aristócrata murió de sida con 38 años. "Amé a ese muchacho infinitamente pero no tuve contacto físico con él. Por supuesto, me seducía su encanto físico", ha confiado Lagerfeld a la autora de la biografía. Se mantuvo leal a Bascher incluso tras su aventura con Yves Saint Laurent. "Por supuesto que conocía el affaire. He sido muy amigo de Yves durante 20 años". Lagerfeld no participaba de la promiscuidad y vida salvaje de su novio, lo que incluía encerrar a Saint Laurent en un armario como parte de sus juegos sexuales. Lagerfeld sólo quería ver el lado brillante de Jacques, sin preguntar, sin dejar que le contara. "Soy un puritano total, pero encontraba divertidas las aventuras de Jacques… Soy calvinista conmigo mismo pero totalmente indulgente con los otros". Habrá a quien eso no le parezca una relación normal, ni siquiera una relación amorosa.
En 2008, Terele Pávez se vio en la obligación de explicar por qué estaba sentada en la calle con un indigente ("no molesto a nadie, tengo los pies recogidos, no pongo zancadillas") o durmiendo en unos cartones (tenía sueño, no había dormido esa noche) y convocó una rueda de prensa. "Yo les explico y ustedes lo toleran o no", dijo a una recua de periodistas de guardería. Toda amabilidad y paciencia, se puso a hablar. Los jovencitos le recordaban mucho que lo que había hecho en la plaza de Santa Ana, en la puerta de una entidad bancaria, no era normal. Tanto ella como su hijo trataban de comunicar por décima vez que no había dicho que fuera normal. Ustedes lo toleran o no.
Una vez, Rajoy pidió el voto de los seres humanos normales. E Inés Arrimadas cuenta que la primera vez que fue a un mitin de Ciudadanos lo que más le gustó fue que "la gente era supernormal". Todos reclaman la normalidad como virtud. Pero la rareza de unos suele ser la normalidad de otros. Como aquella vez que Paco Clavel fue a una fiesta de disfraces y se puso un traje de chaqueta y corbata. Cosa parecida a cuando en Y de repente tú, la película de Judd Apatow con Amy Schumer, a Tilda Swinton la caracterizan de chica rubia standard. Jugar con la anormalidad de la actriz escocesa es ya un lugar común (igual que lo es ella, pese a quien siga empeñado en que Swinton no es mainstream). Lo más gracioso a propósito de Swinton pasa en Unbreakable Kimmy Schmidt, cuando el novio albañil de Titus le dice que en el trabajo hace cosas normales para parecer un macho, como ir a clubs de striptease, silbar a las mujeres y pintar una tía buena en la parte trasera de su pick up. Y la tía buena es Tilda Swinton, con toda su cara de duendecillo guay.
Muchos siguen creyendo que Tilda Swinton es rarita. Pero es tan "supernormal" como la gente de Ciudadanos, las relaciones no sexuales de Karl Lagerfeld o Terele sentada en un banco.