Miriam Sánchez, también conocida como Lucía Lapiedra, ha vendido sus prótesis mamarias. Ella misma lo anunció en su cuenta de Twitter. Y no solo se las ha quitado, sino que las vende. "Vendo mis implantes de silicona a pornófilos, fans de Lucía Lapiedra. Son sus tetas. Las envío por correo por 500 euros. ¿Quién da más?".
Sánchez ha acompañado la iniciativa con imágenes del después de la operación, con sus pechos volviendo a su tamaño natural. Tras sufrir varios problemas de espalda por el tamaño de sus pechos, Sánchez decidió deshacerse de sus implantes, volviendo a pasar de una talla 110 a una 85... y venderlos a continuación.
La ganadora de Supervivientes 2008 y destacada figura del cine X europeo no tardó en ser contactada por muchos interesados. Tal y como relató Rafa, uno de sus fans, en la revista Vice, "empezó como una broma, pero cuanto más lo pensaba, más me apetecía tenerlas. Además, hablando con Miriam por privado me cayó bien y descubrí a una mujer encantadora".
Rafa asegura que ahora tiene expuestos en su habitación y plastificados los dos implantes de 550 centímetros cúbicos, para que no se deterioren. "Cada vez que vienen visitas, los guardo, aunque intento evitar que los toque nadie".
Colaboradora de Crónicas Marcianas, TNT, Mujeres y Hombres y Viceversa, además de destacada participante de Supervivientes, Sánchez, de 36 años y ex del periodista Pipi Estrada, ha vuelto así a saltar a la palestra de los medios de comunicación con tan original iniciativa. Mantiene una discreta relación con el bailarín Cristo Vicancos y vive relativamente alejada de los medios de comunicación... pero no de la actuación.
Nenas si os molestan los implantes quitároslos con el @RUBENGUILARTE pic.twitter.com/VrS1AyiHT8
— Miriam sanchez (@miriamsan81) 15 de junio de 2017
Ahora, Miriam Sánchez está centrada en su transición a actriz "convencional" tras su paso exitoso por el cine porno. Debutó en el teatro con la obra Love is in the air y luego rodó Cosmética Terror, donde también colaboró la madre de Alaska, América Jova. Tanto es así que ha rechazado numerosas y sustanciosas ofertas para acudir a Sálvame y comentar en plató las aventuras de los últimos Supervivientes.
Una transición que, no obstante, ha requerido terapia. "He ido al psicólogo y me ha enseñado a quererme y a saber realmente lo que quiero. Quiero ser actriz. En esta nueva etapa estoy pletórica", confesó a la revista Qué Me Dices. "Ahora me pagan menos haciendo bolos o presentando fiestas en los pueblos, pero soy feliz".