Es Nicole Kidman una deliciosa mujer, entre las más cotizadas actrices del Hollywood de los últimos veinte años. En el reciente Festival de Cannes ha deslumbrado con su belleza, estilizada figura, extraordinaria simpatía, hasta convertirse en la estrella más fotografiada por los reporteros del certamen, en donde presentó –caso único en esa muestra cinematográfica- nada menos que sus más recientes cuatro películas. Probablemente por ello, la dirección del Festival decidió entregarle un premio honorífico.
Este martes, 20 de junio, Nicole Kidman cumple medio siglo de vida. Siempre se creyó que era australiana y así lo proclamó ella. Precisamente cuando le otorgaron el Oscar a la mejor interpretación en 2002 por The hours (Las horas), donde personificaba a la escritora Virginia Woolf, para cuya caracterización hubo de someterse a una prótesis nasal, la prensa recalcó que era la primera vez que una australiana se hacía con la estatuilla dorada. Hasta doce años más tarde no revelaría que en realidad vino al mundo en Honolulú, Hawai, el 20 de junio de 1967, hija de un bioquímico y psicólogo clínico australiano y una oriunda de aquellas islas, llamada Hokulani, que en hawaiano significa "estrella celestial". Tenía sólo tres años la futura actriz cuando con sus padres viajó a Sidney, donde transcurriría su infancia, adolescencia y primera juventud. A estas alturas de su existencia, resume: "Tengo la carrera con la que soñaba de colegiala y he superado todas las expectativas posibles, como viajar por todo el mundo, conocer a gente interesante, ayudar a los necesitados que puedo…" Recuerda sus lecturas de niña, la vez que hizo de ovejita en una función infantil, la primera vez que entró en un cine, para ver "La naranja mecánica"… Y ya entonces elucubraba con el día que pudiera dedicarse a la interpretación.
Con su elegante porte, su magnífica fotogenia, y desde luego su capacidad como actriz para enamorar a una cámara de cine, virtud que no siempre asiste a las actrices, Nicole Kidman ha ido conquistando a los espectadores de todo el mundo. Véase una selección de sus mejores películas: Calma total, Días de trueno, Todo por un sueño, Moulín Rouge, Los otros, Nine y muy recientemente Lion, por la que estuvo nominada en los últimos Óscar.
No se cuentan muchos amores en su vida, a no ser que ella los haya sabido ocultar a la curiosidad periodística. Se sabe de un primer novio que tuvo, el actor australiano Marcus Graham, en 1989. Se ve que aquella relación no prosperaba, porque cuando coincidió con Tom Cruise en Días de trueno, la química entre ambos funcionó desde el instante de conocerse, y en 1990, la noche de Navidad, se casaron en secreto en un lugar apartado de las Montañas Rocosas, estado norteamericano de Colorado. Formaron una de las parejas más perfectas del Hollywood de finales de siglo, compitiendo acaso con la que integraron Brad Pitt y Angelina Jolie. Y, ya ven: tanto una como otra se deshizo, para desilusión de quienes apostaban por una felicidad ilimitada en sus respectivos hogares.
Los chismorreos que circulaban por Hollywood acerca de Tom y Nicole afectaban a la capacidad de ambos para procrear. Ello a causa de que en 1992 adoptaron a una niña llamada Isabelle y tres años más tarde a un bebé de color, de nombre Connor. Dejemos ese asunto ahí, sólo esbozado, para contarles el desenlace de su matrimonio, acaecido en 2001. Hasta entonces, tras once años de convivencia, nada hacía presagiar que ambos, tan sonrientes, tan presuntamente dichosos, fueran a romper su vínculo. Pero sí, se divorciaron. Las causas del porqué se llega a un abrupto final, ya se sabe: pueden ser varias y de distinta naturaleza. Pero en este caso todo parece ser fue consecuencia de la insistencia de Tom Cruise en que su mujer y los dos hijos adoptados se vinculasen a la Iglesia de la Cienciología, cuya creencia había abrazado el actor con un apasionamiento sorprendente que lo llevaría a apoyar la presencia de locales en distintas capitales del mundo dedicados a difundir sus enseñanzas. Sin ir más lejos, presidió en Madrid la inauguración de un centro en la céntrica calle del Prado. Pero Nicole Kidman se negó, alegando que su religión era la católica; no abjuraría de ella ni tampoco quería entrometerse en la educación religiosa de sus hijos. Harta de la insistencia de su marido, convinieron que lo mejor era separarse para siempre, aunque eso sí, lo hicieron de modo amistoso y civilizado.
Puede que luego se acercaran otros hombres a la vera de una mujer tan atrayente como Nicole Kidman, pero ella sólo tomó en serio a un cantante neozelandés de música country, llamado Keith Urban. Se casaron el 25 de junio de 2006, luego van a celebrar ahora no sólo el medio siglo de ella, sino los once años de su matrimonio. A cuyo hogar llegó en 2008 una niña, Sunday Rose. Dos años después adoptaron a Faith Margaret. Con cuatro hijos, Nicole Kidman no tiene tiempo de aburrirse. Declara: "La familia es lo primero para mí, antes de mi profesión de actriz. Y los educo de manera, por ejemplo, de que no vean mis películas. A mí me gusta estar el mayor tiempo posible con mi marido y dado que es cantante y viaja mucho nos ponemos de acuerdo para que nuestros respectivos trabajos no interrumpan nunca la vida conyugal. Todo eso no quiere decir que a mí no me siga interesando el cine y la televisión, pero programando todos los proyectos que me llegan. Afortunadamente he trabajado mucho, lo suficiente para permitirme ahora elegir y no firmar contratos por necesidad económica".
Mas por mucho que se haya integrado en sus últimos trabajos en el cine, como La seducción, a las órdenes de Sofía Coppola, y How to Talk to Girls at Parties, de John Cameron Mitchel, donde aparece como una "punk", Nicole Kidman insiste que su mejor papel sigue siendo el de esposa, y sobre todo madre. Se le caía la baba recientemente cuando su hija Sunday le dijo, con su vocabulario infantil, que era una mamá superprotectora: "Te pareces a las moscas que están siempre encima de la gente y no paran". Lo que le hizo a la actriz reírse y luego contarlo a unos periodistas.
Periódicamente, Nicole Kidman y su marido tienen dispuesto aportar una parte de sus ganancias en fines sociales. En particular colaboran con el Woman´s Cancer Program, reconocido centro de investigación de esa enfermedad. La actriz es muy sensible a ella, porque la padeció su madre. Medio millón de dólares es la última cantidad que han ingresado en las arcas de la mencionada institución.