
Aquellas primeras elecciones democráticas de hace cuarenta años se vivieron con especial interés en el mundo del espectáculo. Siempre se ha mantenido que el voto es secreto. Pero un buen número de artistas populares no vacilaron a la hora de significarse por su ideario político.
Por ejemplo, Sancho Gracia, que estaba entonces gozando de una bien ganada notoriedad gracias a Curro Jiménez, la serie en la que se implicó en su producción y de la que fue protagonista. Hizo campaña a favor de UCD, por su gran sintonía con Adolfo Suárez, partido que ganaría esos comicios. Me contaba el tristemente desaparecido actor: "Al Presidente del Gobierno lo trato desde hace diez años, o sea que no me he arrimado ahora a él. Y es el padrino de uno de mis hijos. Lo admiro, no sólo por su talante político sino por su figura humana". Iba los fines de semana al Palacio de la Moncloa a jugar a las cartas con él, y también al tenis. Tomó parte en muchos actos a favor de la Unión de Centro Democrático, lo que también hizo Bárbara Rey. Ella y un grupo de jóvenes y macizas actrices se enfundaron una camiseta blanca con las siglas del partido y a la altura del busto la actriz murciana mostraba esta leyenda: "Vote Centro". A muchos los ojos se les hacían chiribitas, entusiasmados con aquellas voluntarias. De paso, leían el mensaje.
Y también en tales convocatorias asistía en la mesa presidencial el galán de galanes Arturo Fernández, que reunía a su alrededor a buen número de señoras de todas las edades, que no le quitaban tampoco ojo. Siempre dijo el asturiano ser de derechas, lo que no importaba en este caso, a pesar de que Adolfo Suárez insistía en lo del centro-derecha de su partido, que para algo así se hacía constar en sus siglas. Este gran actor gijonés procedía de una familia rota: su padre, republicano, hubo de exiliarse durante la guerra civil a Francia y sólo lo veía muy de tarde en tarde cruzando los Pirineos, mientras su madre se ganaba la vida modestamente en una fábrica de lejía. Cuando en 1977 él votaba en las primeras elecciones libres en España ya era millonario y gozaba de una justa popularidad. Su colega Juan Luis Galiardo, fumador empedernido al que un cáncer se lo llevó de este mundo, fue otro de los que hizo campaña en pro de UCD. Y Francisco Valladares, otro querido galán que se nos fue asimismo tempranamente, no vaciló en grabar un vídeo apoyando a Adolfo Suárez en los siguientes términos: "Votar Centro es votar seguridad con ese de Suárez". Sirvió para lo que entonces se llamaba "jingle" en la jerga publicitaria, difundido en radio y televisión, en aquella propaganda gratuita de los partidos, con el añadido eslogan de "Vota Suárez, vota Centro, vota Libertad".
El campeón de boxeo Pedro Carrasco también hacia uso de su presencia para promover la candidatura de Adolfo Suárez y su partido. Y aunque su mujer, Rocío Jurado era más prudente y no lo acompañaba, compartía con el entonces gran amor de su vida y padre de su única hija las mismas simpatías por UCD. De los cantantes pop-melódicos se significaron, entre otros, el malogrado y eurovisivo Jaime Morey y Juan Erasmo Mochi, que cantaba aquello de "Mamy Panchita" y "El polvorete". Es muy posible que Manolo Escobar les imitara en ese sentido de su voto, pero el muy ladino se negaba a expresar sus convicciones políticas, que eran de derechas. De él, lo único que recogimos fue la siguiente declaración: "Me pidieron que grabara el himno de un partido, no diré cuál, y me negué, porque considero que un artista tiene que estar al margen de estas cuestiones para no influenciar al público aprovechando su popularidad". Muy bien dicho por el recordado creador de "Mi carro".
Hubo quien se sentía más cerca de Alianza Popular, con aquellos "Siete Magníficos" como eran llamados sus principales líderes, a la cabeza de los que se encontraba el incombustible Manuel Fraga Iribarne. Se rumoreaba que entre la cantante Luciana Wolf y el político gallego de Perbes había algo más que una buena amistad. El caso es que la mañica no se perdía mítin de A.P. y colaboró con ese partido cuanto pudo. El conocido y llorado presentador de El precio justo Joaquín Prat se negó a animar un acto de Alianza Popular, a pesar de que le ofrecieron un cheque tentador de cien mil pesetas. El humorista Tip no vaciló en darle todo su apoyo a su admirado Fraga. Mientras, su compañero José Luis Coll estuvo al lado de las huestes de Felipe González, con quien le unía una entrañable amistad. Lo invitaba, cuando llegó al Poder, a menudo a La Bodeguilla, un sótano del Palacio de la Moncloa, decorado para simular una especie de cueva flamenca, donde se reunía con otros humoristas y gentes de la farándula, además de jugar con él emocionantes partidas de billar, que ganaba casi siempre el conquense, no en vano presidía la Federación Nacional de ese deporte.
En el Partido Socialista Obrero Español se destacaban por su afiliación otros renombrados nombres como el de Massiel, cuyo compañero de entonces y padre de su único hijo, Aitor, era uno de los prohombres de esa formación, con el tiempo diputado en el Congreso, Carlos Zayas. La pareja asistía a mítines y ella procuraba, con su verborrea y simpatía animar a que votaran al PSOE. Karina, que aún vivía de las rentas de popularidad de años atrás cuando era la cantante pop que más galas hacía, contestó a la pregunta de cuál era su partido favorito, lo siguiente: "Los que tenemos dos dedos de frente ya sabéis que votamos izquierda". De ese pensamiento era el actor barcelonés Fernando Guillén, a quien recuerdo que cuando tenía ocasión levantaba el puño con intensidad, manifestando su fervor socialista. Y aunque él no quería definirse, y así me lo dijo cuando le pregunté una noche discotequera si iba a votar a su paisano Obiols, Joan Manuel Serrat era claro simpatizante de aquel partido socialista catalán, que no era el dubitativo de los últimos tiempos a la hora de aclarar su defensa a ultranza de la Constitución, ajeno ayer a cualquier atisbo nacionalista.
Propaganda electoral de los líderes en las elecciones de 1977
Como habrán ya imaginado, en este recuento de nombres populares únicamente hemos recogido sólo una parte, a modo de breve recuerdo. En aquellas elecciones concurría el Partido Socialista Popular, de Enrique Tierno Galván, por donde pasaron como afiliados desde la actriz Victoria Vera al locutor Pepe Domingo Castaño y el cómico Fernando Esteso, quien bromeando en sus espectáculos contaba que en realidad él ya presidía una formación propia, el P.J.J.J., o sea, el Partido Ja,Ja,Ja. Aquel PSP acabó engullido por el PSOE. El viejo profesor soriano, que pretendía presidir el Gobierno (republicano, a ser posible) terminó cediendo porque Felipe González, personalmente, le prometió que sería más tarde o más temprano alcalde de Madrid. Cumplió su promesa.
EL PCE legalizado de Santiago Carrillo concurrió a aquellas elecciones del 15 de junio de 1977 apoyado por mucha gente del mundo del espectáculo. En principio, Concha Velasco simpatizaba con el partido, porque su novio de hacía años, el actor Juan Diego, parece que le leía todas las noches un capítulo de "El capital", pero cuando amistosamente se dijeron adiós, muy buenas, la vallisoletana optó por apoyar a Felipe González, cuyos morritos la hacían suspirar, en tiempos en que salía con un director de fotografía, F.A., para casarse finalmente con Marsó. El antes citado galán sevillano, al que apodaban "Juan Pliego", porque en las noches de la discoteca "Bocaccio" y en otros lugares iba solicitando firmas para protestar siempre por algo, sí que no se perdía ningún mítin de Carrillo, que solían ser en la Casa de Campo. Donde actuaban muchos cantantes rockeros, Teddy Bautista, Rosendo y otros muy "hards". Y también cantautores como Luis Eduardo Aute, que se autocalificaba "antifascista medular", Rosa León, de preciosa voz, gran belleza y sensación de estar constantemente cabreada, y los cantaores José Menese, un tipo de gran honradez en todos los sentidos, y Manuel Gerena, que soltaba unas proclamas comunistas tan sentidas como panfletarias.
Por la extrema izquierda, concepto ideológico del que se vanagloriaban varios minúsculos partidos, que irían desapareciendo poco a poco, se encontraba Marisol, enseguida reconvertida en Pepa Flores. En los tiempos de su adolescencia y primera juventud cuando cantaba "Corre,corre,caballito" y "Tómbola" no pensaba en la política para nada. Ni idea, no se complicaba su vida en aquel piso donde vivía con la familia de su productor Manuel Goyanes, franquista acérrimo. Harta ya, al independizarse de ellos, incluyendo Carlos, su fugaz marido, encontró en Antonio Gades el amor y su paño de lágrimas. El bailarín, entre achuchones y arrumacos la fue instruyendo en sus ideas stalinistas hasta convertirla en una convencida seguidora de uno de aquellos partidos de la más rancia, apolillada y radical ideología izquierdista. Asistió a todo mítin que fuera invitada, participando con sus actuaciones en pro de sus correligionarios. Claro que los artistas del PCE más conocidos eran Ana Belén y Víctor Manuel. Ella, Pilarín Cuesta, hija de la portera de una casa a espaldas del Rastro madrileño, dijo esto en una entrevista: "Los artistas del partido trabajamos de lo lindo. Se sacó lo que se esperaba. Lo hacíamos en plan aportación". Se refería a su participación en fines de fiesta. Esos cantantes atraían a un público, no todo él simpatizante. Primero daban su "pregón" Carrillo y sus conmilitones. Parte del gentío juvenil, bostezaba, en espera de que los artistas hicieran su aparición, después de tres o cuatro horas de espera junto al Lago. El cantautor asturiano, que en 1964, había cantando las glorias de Franco en el Palacio de los Deportes de Madrid, con ocasión de conmemorarse los XXV años de Paz, y al que apoyó la Red de Emisoras del Movimiento, pasó a evolucionar, como me dijo un día, para en 1977 estar totalmente convencido de que lo suyo era ser del PCE. Y cuando Carrillo fue cayendo poco a poco en desgracia, la pareja también evolucionó. Y la cantante de "Agapimú" y el creador de "El abuelo Víctor" se apuntaron al PSOE que en tiempos del club zapateril "de los de la zeja" atrajo a no pocos seguidores faránduleros, hasta que, como hizo Joaquín Sabina fueron poco a poco haciendo mutis por el foro.
Nos queda ya un leve apunte sobre Fuerza Nueva, partido de extrema derecha presidido por el notario Blas Piñar. Con él simpatizaba mucho Carmen Ordóñez, ataviada con la camisa azul falangista y cubriéndose con la boina roja, cantando en las reuniones de esa formación el preceptivo "Cara al sol".
Y así podríamos seguir recordando aquel ya lejano 15 de junio de 1977, cuando en España verdaderamente empezaba a amanecer, pero ya con la esperanza de los nuevos aires de la democracia.