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Rosa Belmonte

La llamada

Desde el principio, la no llamada de Rajoy a Sánchez empezó a tomar carácter de chufla.

Desde el principio, la no llamada de Rajoy a Sánchez empezó a tomar carácter de chufla.
Mariano Rajoy | Cordon Press

La semana pasada, de vez en cuando alguien anunciaba que Rajoy no había llamado a Pedro Sánchez para felicitarlo por su triunfo. Lo anunciaban algunos medios como si dieran las horas. Me imaginaba a Pedro Sánchez como Anna Magnani en La voz humana (obra que Jean Cocteau escribió para Édith Piaf). Esperando desesperado la llamada junto al teléfono. Quizá en pijama. O como Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios antes de lanzar el contestador a Kiti Mánver. Aunque esas cosas ya no pasan. Un teléfono fijo es ahora un artefacto tan antiguo como una diligencia o las enaguas rojas que Rhett Butler regala a Mammy.

Preguntado Rajoy, alegaba problemas de agenda del ganador de las primarias socialistas. Y tenía razón. Méndez de Vigo, preguntado también por el asunto, alegaba problemas protocolarios. ¿Protocolarios? Y el sábado en Sitges, Rajoy explicó que hablaría con él cuando (él) tuviera un minuto. Desde el principio, la no llamada empezó a tomar carácter de chufla. Como si habláramos de Chiquito de la Calzada, del presidente de Corea del Norte o de Ramón Espinar en cualquiera de sus actuaciones (¿por qué dejan hablar en público a este pobre chico?). Se remarcaba que Rajoy sí había felicitado a la afición madridista tras ganar la liga de fútbol. Incluso había aplaudido a Nairo Quintana por quedar segundo en el Giro.

Pedro Sánchez llamó el lunes 29 a Rajoy para trasladarle que el PSOE estará en defensa de la legalidad y la Constitución. También nos enteramos ayer de que Rajoy había mandado a Sánchez un sms el lunes 21 de mayo. "Hablamos cuando tengas un minuto". Muy educado (lo normal), quería felicitarle personalmente y empezar a hablar de asuntos de Estado. En teoría, el socialista ha tardado 10.080 minutos en devolver la llamada. En el PSOE dicen que ese día Pedro Sánchez recibió muchísimos mensajes y se le pasaría. Pero que les "extraña muchísimo". Si es verdad que Rajoy mandó el sms (¿y por qué no iba a ser así?), no parece muy serio no ver el mensaje. Era del presidente del Gobierno, no de Paquita de Mónaco. ¿Pero cómo apareció esa mujer en el hospital cuando a Teresa Campos le dieron el alta? Me imagino, como pesadilla, que se hubieran aparecido todos los colaboradores que Campos ha tenido en sus programas. No sé, Hilario López Millán, Ketty Kauffman, Cristina Tárrega…

Volviendo a Pedro Sánchez, quién sabe lo que ocurrió en su teléfono. Miren en Supervivientes lo que le pasó al novio de Laura Matamoros. Contactaron con él para que hablara con la chica en la gala del jueves pasado. Pero no pudo ser. Según el programa, estaba prevenido pero cuando lo llamaron no cogió el teléfono. Otro misterio telefónico. Quizá un malentendido.

Me gusta pensar que Pedro Sánchez tiene un Eli Gold de pacotilla. En The Good Wife, Eli, que sujetaba el teléfono de Alicia Florrick mientras esta comparecía con su marido ante la prensa, borró el mensaje de voz que Will le había dejado diciéndole que la quería ("¿Sabes cuál es mi plan? Mi plan es quererte. Seguramente te he querido desde Georgetown"). Mucho después, Eli confesaría su acción. Pero me gusta más imaginarme a Pedro Sánchez como Anna Magnani. O a Mariano Rajoy, que también esperaba la llamada de vuelta: "¿Sí?… Sí, sí… menos mal… ¿me oyes?… ¿Eres tú?… ¿me oyes ahora? Sí, yo… no, es terrible… te oigo lejísimos… en el fin del mundo… ¿Diga?… ¡Esto es de locos!… oigo muchísimas voces… todas a la vez… Vuelve a intentarlo… Que me llames otra vez… No, no, tú… QUE-ME-LLA-MES-OTRA­-VEZ… Señora o señorita o lo que sea ¿quiere callarse ya?… ¿Cuántas veces tengo que explicarle que esta no es ninguna clínica? Hola… Hola…".

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