Pamela Anderson visitó Marbella el pasado fin de semana para inaugurar el chiringuito Playa Padre, propiedad de María Bravo –la ex de Bruce Willis–. La actriz canadiense demostró que sigue teniendo dotes de sex-symbol, aunque para ello haya tenido que recurrir a la cirugía plástica una y otra –y otra, y otra...– vez.
De hecho, en el photocall los periodistas le preguntaron por ello, y Anderson respondió sin complejos: "Pues sí. Me he vuelto loca con mi físico y me preocupa mucho estar guapa". Bravo, por su parte, regañaba a los reporteros: "Esa no es la pregunta correcta".
Tras cortar la cinta inaugural y pasar por la alfombra roja habitual, la actriz dijo que estaba "enamorada de Marbella" y que esta sería "una visita rápida, pero muy buena". En el club –donde también acudieron las modelos Charlotte de Carle y Vogue Williams, y el presentador Nick Ede–, se sirvió una suculenta cena y pinchó la DJ Ashley James.
Anderson pasó la noche entre risas, amigos y mucho champán. Finalmente, junto a su amiga, la actriz culminó la noche dándose un baño en la playa al amanecer, con ropa incluida. Bravo dio testimonio gráfico del momento, subiendo imágenes a su perfil de Instagram.
Una publicación compartida de Maria Bravo (@mariarbravo) el 28 de May de 2017 a la(s) 8:17 PDT