En la llamemos trastienda del mundo del espectáculo, ocurren a menudo incidentes que no llegan al gran público, salvo que algún indiscreto periodista lo cuente. Ya han transcurrido nada menos que treinta y siete años del gran enfado que se llevó Rocío Jurado con Raphael, dos divos cada uno en sus respectivos estilos. Ambos con un carácter enérgico, lo que motivó que permanecieran sin querer hablarse durante muchos meses.
Rocío Jurado ya había sido protagonista de cierto malentendido en los primeros años de su estancia en Madrid, cuando era una perfecta desconocida. Ya se ha contado muchas veces el asunto, por lo que pasaré de puntillas, salvo mencionar unos pocos detalles de aquella visita que le hizo a doña Concha Piquer, en su casa de la Gran Vía madrileña, acompañada de una señora, amiga común de las dos. Según me contó Rocío, abandonó aquel piso llorando a lágrima viva, porque según ella doña Concha la tildó de cara dura por haberse atrevido a cantar ante ella tres canciones de su repertorio, estrenadas por la gran artista valenciana. La hija de ésta manifestó un punto de vista diferente, insistiendo en que su madre trató a la chipionera generosa y sin faltarle jamás al respeto.
Pasarían muchos años hasta que se reencontraron y, ya siendo Rocío Jurado toda una estrella y doña Concha Piquer, siempre respetada pero retirada del mundo de la copla, donde fue sin duda la mejor sin desmerecer con ello a Juanita Reina, se dieron un abrazo, olvidando aquel encuentro que a aquella le había parecido un desdén. Lo de Raphael fue diferente.
Una noche en la que nos reuníamos los componentes del jurado de la peña Long-Play, que concedía trimestralmente un trofeo al acontecimiento musical más relevante en cada estación del año, compuesto por críticos y comentaristas de los principales medios de comunicación nacionales, nos encontramos con la inesperada visita de Rocío Jurado, que compartió gustosa con nosotros –y a la recíproca- una divertida cena. A los postres, la cantante nos haría una confidencia, que pedía no fuera publicada y quedara como suele decirse "off the record". Estábamos a mitad de 1980 y en enero se había editado un álbum de Rocío, "Señora", que le había compuesto Manuel Alejandro, con una docena de temas entre los que se encontraba "Como yo te amo". El disco circuló por toda España y aún hoy se recuerda entre los mejores, tanto de la intérprete como del autor. "Como yo te amo", en concreto, ascendió a las listas de éxito, convirtiéndose en una de las canciones imprescindibles de Rocío Jurado.
Pero, he aquí que ésta emprende un viaje a Hispanoamérica, a la Argentina, a México, a Chile, y se encuentra con que "Como yo te amo" figura desde luego en los "hit parades" locales, pero no en su voz sino en la de Raphael. ¿Cómo había ocurrido tal cosa? Sencillamente, el de Linares, una vez en Madrid se hizo con el disco de la chipionera nada más ponerse a la venta, obtuvo las partituras y la grabó en el menor tiempo posible, distribuyendo su disco con urgencia para adelantarse al de Rocío, que insistimos ya lo había dado a conocer en toda España. ¿Qué es lo que sucede con esos "dobles estrenos" de un mismo título? En el presente caso Rocío nos puso en antecedentes aquella noche que Manuel Alejandro había compuesto tanto "Como yo te amo" como el resto del elepé exclusivamente para ella. Lo correcto, tratándose de supuestos amigos, hubiera sido pedir anticipadamente un permiso, o al menos anunciar aquella duplicidad. Pasó que Raphael, por aquello de que "el primero que da, da dos veces", se llevó el gato al agua, la popularidad de aquella melodía. Que ya estaba en cierto modo "quemada" cuando llegó, tarde, con retraso, el álbum de Rocío.
¿Cómo es que la casa de discos de ésta no anduvo más diligente y lo distribuyó a la vez que en España? Rocío Jurado echaba chispas aquella noche de la cena en "Long-Play", dirigiendo toda clase de invectiva contra el cantante de Linares. Anunció acciones contra él, que ya no le hablaría nunca más, que era un aprovechado…
No pasaron muchos meses hasta enterarnos que en Nueva York coincidieron en una gala. Y, claro está, frente a frente olvidaron el episodio dándose una sesión de besos y abrazos. No sé, pero tal vez pudo suceder, que ambos cantaran, incluso a dúo "Como yo te amo", la pieza en cuestión en entredicho.