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Rosa Belmonte

Kimonos y carnés de feminismo

De todo lo que dice Cristina Cifuentes en SModa lo único que me molesta es que utilice la expresión “hacerse la rubia”.

De todo lo que dice Cristina Cifuentes en SModa lo único que me molesta es que utilice la expresión “hacerse la rubia”.
Cristina Cifuentes | EFE

Estos días echo de menos la cuenta de Twitter SMofa. Hace demasiado tiempo que no da señales de vida, cuando nos ha dado perlas como esta: "10 formas elegantes de pedirle permiso a tu marido para salir a reivindicar tus derechos.‪#DiadelaMujer". O esta: "5 faldas pantalón con las que enfrentarse al patriarcado sin dejar de ser tú misma. ‪#mujermujer". Más: "Los mejores outfits que vimos ayer en las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer. ‪#outfit ‪#nuestrodia ‪#mujer‪#woman ‪#she". Venga, otra: ""Sobre todo tengo básicos", Jesús nos habla de su fondo de armario". Y la última: "¿Qué hacer cuando el jefe te pellizca el esfínter? 5 expertos te dan las claves para tu ‪#cenadeempresa". De momento nos tenemos que conformar con el original. Y con lo que provoca. De todo lo que dice Cristina Cifuentes en SModa lo único que me molesta es que utilice la expresión "hacerse la rubia". Me resulta igual de repugnante que el término "cuñado" como adjetivo. Bueno, también dice micromachismos.

Pero hombre, tampoco es que haya soltado eso de que no es feminista, que es femenina. La mujer que no es feminista es tonta. Y claro que para hacerse la tonta y sacar partido de los hombres se puede uno remontar a la Judy Holliday de Nacida ayer. A la tradición femenina. Pero eso debería ofender a los tíos, no a todas las mujeres que han saltado como damiselas feministas ofendidas y arregladas. Lo contaba muy bien Joaquín Luna en La Vanguardia: "¿Acaso insinúa que, si una mujer rubia enseña escote, ríe mis tonterías, desliza el teléfono móvil y susurra que soy un príncipe de las letras, yo, como hombre, voy a reaccionar diferente a si es morena, adusta y partidaria de quemar mis columnas?". A propósito de príncipes de las letras, ¿nadie ha oído hablar de Isabel Preysler?

La discusión sobre qué es ser feminista resulta tan inútil como la de los límites del humor. Volvamos a decir las mismas cosas una y otra vez. Quitemos los carnés de feminista y humorista. Y Cifuentes teniendo que hacer un comunicado. ¿Por lo que dicen en Twitter? Venga. Tan tonto como cuando Carla Bruni tuvo que disculparse por decir que en su generación ya no había necesidad de ser feminista. Cosa que no ha salido de la boca de Cifuentes, aunque sí algo parecido y razonable. Si el feminismo es la creencia en un mundo mejor, todo este griterío no es un mundo mejor. Es una secta de lugares comunes. Es el feminismo de princesa que nota un guisante sentado cómodamente sobre siete colchones.

Otro problema es el de las políticas tan arregladas. Feministas o no. Amigas de Cristina o no. Me refiero al estilismo de este tipo de reportajes. No hace falta recordar a las ministras socialistas en Vogue. Cuando vi y leí la entrevista, lo único que me llamó la atención fue el kimono que Cifuentes lleva en dos de las fotos. Lo veo fantástico para suicidarse. Me voy a comprar uno por si tengo que hacer como Lotte, la mujer de Stefan Zweig. Cuando un criado encontró los cadáveres de ambos sobre la cama, él llevaba corbata y ella un kimono. Sin ropa interior. Me la imagino como la mujer de The Robe, el cuadro de Frederick Carl Frieseke que están en el museo de arte de Indianápolis. Yo creo que al menos me voy a poner bragas.

Paula Echevarría sale esta semana en la revista Corazón TVE con una camiseta en la que se lee ‘Everybody should be feminist’ (todo el mundo debería ser feminista). Pero no es la de Dior, en la que ponía ‘We should all be feminist’, es una de Stradivarius que cuesta 5,95 euros. ¿Alguien cree que Paula Echevarría es más feminista que Cristina Cifuentes? Necesito un tuit de SMofa.

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