Tómbola cumple veinte años con la seguridad de haber marcado un antes y un después en la televisión de entretenimiento española. Un espacio polémico que transformó la prensa del corazón, generó una moda que resuena hasta hoy e incluso provocó reacciones, a favor o en contra, que llegaron al ámbito político.
Paloma Barrientos hizo las suplencias de verano en el programa y recuerda a Chic lo que significó para ella, y para el periodismo del corazón, el programa que presentó Ximo Rovira. La periodista evoca Tómbola como "una experiencia diferente a todo lo hecho hasta el momento. Tampoco se sabía qué íbamos a hacer en cada programa o cómo iba a evolucionar. Lo que sí estaba claro es que en un lado estaban los periodistas y los famosos en otro, no como ahora".
La colaboradora de Es la mañana de Federico guarda un buenísimo recuerdo de la experiencia. "Yo estaba con María Teresa Campos, que llevaba la tertulia política, y los veranos hacía la suplencia en el programa". El resultado todavía resuena en la memoria de todos los implicados: "Fue el principio de una manera de hacer televisión y programas de entretenimiento muy diferentes", explica. "Era divertido, nos reíamos. Tenía al lado a Jimmy Giménez-Arnau, y a las dos o tres de la mañana –sabíamos cuando empezaba pero no cuando acababa– era ya el desbarre...[...] los amaneceres después de Tómbola eran tremendos".
Y un elemento importante: en Tómbola nadie ocultaba que se cobraba un cheque. "Se empezaron a pagar cantidades elevadas y los personajes sabían a lo que se arriesgaban. La única que no lo supo fue Chábeli, la hija de Isabel Preysler, porque fue el primer programa. Aunque también se llevo un dineral y tampoco había hecho nada en su vida". No obstante, en Tómbola se sabía distinguir: "Dependiendo del personaje era más o menos agresivo, de su nivel o inteligencia se sabía en qué podías entrar o no". El lado contrario fue, por ejemplo, Carmen Martínez-Bordiú, "que sabía perfectamente torearlo, daba igual que le preguntaran por su abuelo dictador o por quién le inició en el sexo". ¿Otro momento memorable? "La entrevista que hizo solo el presentador con Mar Flores en el momento más complicado de su historia con Lequio y Fernández Tapias. Mar estuvo muy bien". Al final, todo dependía de poner en la balanza "tu sufrimiento y el dinero. El coste personal lo valora cada uno".
Todo, sin embargo, fue evolucionando. "Y no creo que haya que definirlo como bueno o malo, pero era diferente, absolutamente rompedor", reflexiona Barrientos, versada durante años en la prensa rosa española. El programa, que inició sus pasos en la televisión valenciana y luego se extendió a otras, pertenecía a un género nuevo que a menudo hoy todavía es malinterpretado. "A Tómbola hay que encuadrarlo dentro de los programas-espectáculo. Cuando se ha criticado estos programas igual que Sálvame, no estamos hablando de informativos o temas políticos, hay que colocarlo en su sitio: programa-espectáculo en el que tienes un mando distancia que lo puedes apagar si te da la gana".
Pero ¿qué precipitó su final en 2004, tras siete temporadas en antena? "No acabó por temas políticos, pero hay que tener en cuenta que era una televisión pública", dice Barrientos, consciente de ciertas asociaciones que siempre han perseguido su desaparición. Pero una vez Tómbola alcanzó su apogeo las reacciones políticas no se hicieron esperar, con diversos partidos pidiendo su retirada y el gobierno valenciano expresando su rechazo tras ciertas escenas. "Tómbola era de una productora privada y, si en un momento determinado se hacía algo ilegal, para eso está la Justicia. Esas criticas me parecían absurdas y fuera de lugar", dice Barrientos.
Lo cierto es que, pese a que el show estaba dando dinero, el kiosko tuvo que cerrar... quizá, en cierto modo, Tómbola murió de éxito. "La información que recibí en ese momento es que surgió otro programa muy parecido y de características similares en Telecinco, y llega un momento en que los personajes empiezan a pedir muchísimo dinero. Porque además en ese programa se empieza a pagar mucho y hay una competencia que esa productora pequeña no pudo asumir. Esa es mi información".
Al final, los programas de televisión tienen un principio y un final. "En eso está también la evolución. Cuando te das cuenta que el público se cansa, hay que cambiar, puede buscarse remiendos pero después desaparece". Un dardo que, sin duda, puede provocar sudores fríos en Telecinco...