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Cary Grant: la apasionante vida de un galán bisexual

Cinco matrimonios, una hija… y su eterno amor por un hombre.

Cary Grant, con Randolph Scott | Cordon Press

Cary Grant fue el más grande actor de comedias cinematográficas. Tres decenios se cumplen el 29 de noviembre de su muerte. Un tipo fascinante, dentro y fuera de la pantalla, que enamoró a las más célebres estrellas del celuloide, a saber, por orden cronológico de sus películas: Marlene Dietrich, Mae West, Carole Lombard, Loretta Young, Mirna Loy, Kattherine Hebburn, Joan Bennett, Jean Harlow, Irene Dunne, Joan Fontaine, Rosalind Rusell, Ginger Rogers, Ingrid Bergman, Deborah Kerr, Grace Kelly, Sofía Loren, Jayne Mansfield, Jean Simmons, Audrey Hepburn… ¿Qué les parece la lista? Ni qué decir tiene que las mujeres lo adoraban. Pero ¿estaban al corriente de que su amado Cary Grant era homosexual? Todos los que eran alguien en el Hollywood de los años 40 lo sabían. Y los magnates de la industria trataron de ocultárselo a la opinión pública, pretendiendo que se casara. Como así lo hizo: en cinco ocasiones. Y hasta tuvo una hija. Luego entonces habría que afirmar que era bisexual.

Y aunque pudiera haber estado enamorado de sus cinco esposas y de otras féminas, a lo que nunca renunció fue a su apasionada relación con el también actor, Randolph Scott, a quien estuvo unido desde que se conocieran en 1932 durante el rodaje de Sábado de juerga. Sépase que Randolph Scott también hubo de casarse por presiones de su estudio cinematográfico: con Marion du Pont Scott, entre 1936 y 1939, y con Patricia Stillman en el largo periodo comprendido de 1944 hasta 1987, acallando así las murmuraciones de los que pregonaban su íntima relación permanente con Cary Grant. Era un tipo atlético, de casi dos metros de estatura, decididamente guapo irresistible.

Con Virginia Cherril | Cordon Press

No le iba la zaga Alexander Archibald Leach, nacido en Bristol, Inglaterra, al que nada más llegar a California le cambiaron el nombre por el definitivo de Cary Grant. Era seis años menor que Randolph. El 9 de febrero de febrero de 1934 Cary Grant se casó en Londres, por vez primera con una joven actriz, Virginia Cherrill, a la que llevaba ocho años de diferencia, que había interpretado el papel de ciega al lado de Charles Chaplin en Luces en la ciudad. Nueve meses después, como si fuera un parto, Virginia pidió el divorcio. Cary bebía mucho por aquel entonces y una noche tuvieron que llevarlo a urgencias después de haber intentado suicidarse. En el año 1933 conocería a una de las mujeres más acaudaladas de América, Bárbara Hutton, heredera de los grandes almacenes Woolworth. El encuentro se produjo durante una travesía marítima, a bordo del "Normandie" en ruta hacia Gran Bretaña. Cary Grant, pese a su aparente carácter tranquilo e irónico resultaba ser un hombre complicado, de imprevistas reacciones, a merced en años sucesivos de las drogas. Ya era a finales de los 30 un galán muy cotizado, con éxitos brillantes como Luna nueva. Calmaba sus nervios jugando al tenis, disfrutando muchas horas al sol o leyendo, siempre teniendo a su lado a Randolph Scott. En 1941 Historias de Filadelfia lo empareja otra vez con Katherine Hepburn, con quien ya había rodado La fiera de mi niña, formando uno de los dúos inolvidables de la mejor comedia del Hollywood de esa década. Y por entonces, Cary Grant hace público que ha vuelto a enamorarse. De Bárbara Hutton, con la que había iniciado relaciones una vez que la multimillonaria se había divorciado de su segundo marido, un conde danés.

Es el 8 de julio de 1942, tras obtener la nacionalidad norteamericana, cuando el aclamado galán contrae segundas nupcias con Bárbara en ceremonia íntima celebrada en la residencia del agente del actor, en el lago Arrowhead. Y se van a vivir a una casa… cercana a la de Randolph Scott. Ello empieza a incomodarle a la Hutton, acostumbrada a residir en grandes espacios, por lo que decidió alquilarle una suntuosa mansión a Douglas Fairbanks Jr. Y en ese nuevo hogar Cary Grant se considerará un extraño, rodeado de criadas, camareros y mayordomos. Pero como su vida profesional sigue viento en popa, dirigido esos años por Alfred Hitchcock, decidió superar aquel contratiempo para él. Arsénico por compasión es su nuevo éxito cinematográfico. Y en 1945 tras aguantarle amigos que no eran de su agrado, Bárbara Hutton le pide el divorcio, alegando "crueldad mental". El actor asumió que se dedicaba más a su trabajo que a su mujer. Rueda en 1945 Noche y día, sobre la vida del compositor Cole Porter, que si bien será bien recibida por sus seguidores a él le recordará un suplicio haber trabajado a las órdenes de un inaguantable Michael Curtiz. Se estrena El sueño eterno, que debiera haberla protagonizado él y no Humphrey Bogart, lo que a aquel acaba por enfurecerlo al estrenarse triunfalmente. Menos mal que lo compensa al rodar Encadenados, con Hitchcock. Luego viajaría a Europa, rechazando el primer papel que Vittorio de Sica le ofrecía en Ladrón de bicicletas. Haría bien, porque el personaje no le iba en absoluto.

Con Betsy Drake | Cordon Press

De regreso en barco a los Estados Unidos conoció a una joven actriz, Betsy Drake, quien soñaba con triunfar en Hollywood. Cary Grant prometería ayudarla. Y no sólo así lo cumple sino que se iría a vivir con ella a su domicilio de Santa Mónica. Viajaron a Alemania, para iniciar la filmación de La novia era él, donde se disfrazaba de mujer. Fue un éxito impresionante de taquilla para la 20th Century Fox. Y el día de Navidad de 1949 Cary y Betsy Drake se dieron el "sí, quiero", viajando a bordo del jet privado de Howard Hughes, rumbo a Phoenix, donde los casó un párroco en íntima ceremonia. Cuarenta y seis años tenía entonces el excelso galán. En 1955 fue coprotagonista junto a Grace Kelly en Atrapa a un ladrón. Parecía que su tercer matrimonio iba sobre ruedas, después de seis años de convivencia y cuando a él lo contrataron para rodar en España Orgullo y pasión, Betsy voló hasta Madrid, acudió en Segovia al rodaje y pronto pudo averiguar que entre su marido y Sofía Loren había algo más que compadreo profesional. Según contaba Luis Gasca en una amena y bien documentada biografía sobre Cary Grant éste pidió a la italiana en matrimonio, pero ella no se decidió, esperando que Carlo Ponti pudiera convertirla en su esposa, como así sería más adelante. Entre tanto Betsy Drake, presa de un ataque de cuernos, celosa a más no poder, se marchó a Nueva York, salvándose de puro milagro cuando viajaba en el "Andrea Doria", que naufragó. El divorcio de la pareja se produjo en 1962.

A sus cincuenta y ocho años Cary Grant inició un noviazgo con la tempetuosa actriz de veintidós años Dyan Cannon, yéndose a vivir juntos a la casa del actor en Beverly Hills. Celebrarían su boda el 22 de julio de 1965 en Las Vegas. Una ceremonia privada, sin fotógrafos. Fijaron su residencia en otra vivienda del actor, en Benedict Canyon. Con sesenta y un años, ya peinando abundantes canas pero sin perder su galanura, Cary Grant sería padre de una niña, Jenniffer, nacida el 26 de febrero de 1966. Pero aquella unión duraría un suspiro, separándose a finales de aquel año. Dyan Cannon acusaría a su esposo de consumir LSD, droga muy de moda entonces entre la juventud, y de darle palizas de vez en cuando. Y como en anteriores ocasiones, el actor olvidaría sus fracasos matrimoniales en brazos de su gran amor, Randolph Scott,que nunca saldría de su vida.

Con Dyan Cannon | Cordon Press

En ese tiempo, Cary Grant anunció su retirada del cine. Se despidió con Apartamento para tres, ambientada en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde tendría como compañera a Samantha Eggar. En adelante se dedicaría a negocios relacionados con una multinacional de la cosmética y los perfumes. Y en un festival de cine celebrado en Sun Valley, Idaho, conoció a una reportera, Maureen Donaldson, de veintiocho años. Era 1973, cuando el retirado actor estaba a punto de convertirse en septuagenario. Ella estaba casada, pero se divorció, pasando a ser amante de Cary Grant. No duró mucho aquella aventura, de la que ella saldría escaldada contando pestes del actor, acusándolo de roñoso, con una tacañería que lo llevaba a no darle dinero para ir al supermercado. Inasequible al desaliento, con su doble vida amorosa siempre, mantuvo nuevos romances, sin comprometerse con ellas: una relaciones públicas llamada Sarah Marquis y otra joven, Victoria Morgan. Grace Kelly manifestó por esas calendas que iba envejeciendo, "pero no así Cary Grant, por el que no pasan los años".

Y en 1981 celebró su quinto y definitivo matrimonio con Bárbara Harris, atractiva relaciones públicas de un hotel londinense, británica de nacimiento y criada en Tanzania. Llevaba el galán eterno una vida tranquila, sin ninguna enfermedad importante que lo perturbara, estrella en 1964 de un programa de televisión. Un fulminante ataque al corazón lo llevó al otro mundo el 29 de noviembre de 1986, dos meses antes de que pudiera cumplir ochenta y tres años. No se celebró funeral ni servicio religioso alguno, siguiendo sus deseos, y sus cenizas fueron esparcidas en la intimidad. Dejó su fortuna a su última esposa y a su hija Jennifer. Y entre algunos regalos a sus amigos, a Frank Sinatra le legó todo su vestuario. Que éste mandó a recoger en una limusina, llena de perchas. En cuanto a su eterno amante, Randolph Scott, del que ignoramos lo que heredó, fallecería tres meses después. Como si fuera un presagio del destino.

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