Después de la boda de su hijo Kiko no hemos vuelto a ver a Isabel Pantoja. La tonadillera continúa encerrada en su finca Cantora, como ha venido haciendo desde que salió del centro penitenciario en el que permaneció recluida durante 16 meses, acusada de blanqueo de capitales.
La cantante, dentro de unos días, ya habrá saldado su deuda con la Justicia, y una vez que esto ocurra, la reacción que tenga es todo un misterio. Es imposible verla fuera de su finca, donde permanece junto a su madre y su hermano Agustín. Allí sus hijos van a verla y le llevan a sus nietos para que pueda disfrutar de ellos.
En el reportaje de la boda se le ve con un aspecto inmejorable, con un vestido precioso, que no le podía sentar mejor. Su regreso a los escenarios también es todo un misterio, parece ser que no hay fecha cerrada ni lugar, pero con toda seguridad, será todo un éxito. Una reaparición muy esperada para la que, de momento, habrá que esperar. Al igual que sus primeras declaraciones una vez conseguida su libertad.
Ese reportaje sí que estará bien pagado, y seguramente ya lo tendrá todo muy bien pensado. Muy poca gente ha llegado hasta ella, sus íntimos no han despegado la boca a cerca de su estado de ánimo -que ha pasado por diferentes etapas, según me comentan-, y parece que los malos tiempos para la tonadillera ya han pasado. Ya era hora, como se suele decir.