Kiko Rivera se casa rodeado de fuertes medidas de seguridad

La exclusiva de la boda de Kiko Rivera e Irene Rosales parece que aguanta todo lo que se le eche encima. Proteger las fotografías que publicará ¡Hola! la próxima semana era su prioridad, incluso más que su propia boda. Multitud de reporteros aguardaron desde primera hora de la mañana en la puerta de la Hacienda Los Parrales de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), pero ni una foto ni titular jugosos. Los fotógrafos sólo fueron capaces de captar la llegada en coche de los invitados, que apenas dijeron un par de palabras mientras el equipo de seguridad obligaba a continuar, tal y como cuenta Vanitatis.

El recinto estaba custodiado. Tres vigilantes esperaban a la entrada a los invitados y uno de ellos se encargaba de identificarlos con una lista en la mano. Incluso pedían a los que iban llegando que abrieran el maletero para comprobar que las cámaras o cualquier aparato electrónico que pudiera poner en peligro la exclusiva se quedaran fuera.

La imagen más buscada era la de Isabel Pantoja, madrina del enlace, pero su posado junto a su hijo y el resto de la familia se podrá ver en la exclusiva que publica este lunes la revista ¡Hola! Fue imposible verla porque el coche que se encargó de trasladarla del hotel a la finca estaba cubierto con mantas.También era muy esperada la presencia de Agustín Pantoja, tío de Kiko y hermano de Isabel, por su mala relación con Chabelita, pero las cámaras también fueron incapaces de sacarle una foto.

La organización colocó carpas para que ninguna mirada indiscreta viera lo que estaba ocurriendo en el interior del recinto e hizo volar drones para vigilar cada rincón. De momento no se ha filtrado ninguna imagen y a Kiko sólo le queda esperar que ninguno de sus invitados lo haya traicionado.

Isabel Pantoja, un mar de lágrimas

Mientras ¡Hola! prepara su exclusiva del lunes, va desvelando algunos detalles del enlace, como el emotivo gesto que Kiko tuvo con su madre. La tonadillera fue sorprendida con la actuación de un mariachi que interpretó Amor eterno,el clásico del fallecido Juan Gabriel, uno de los mejores amigos de Pantoja. Su madre rompió a llorar desde que sonó el primer acorde.

Otro de los momentos más entrañables fue el reencuentro de Kiko con sus hermanos Francisco y Cayetano. Los dos mantienen muy buena relación él y se acercaron a saludar con dos besos a Pantoja, con la que charlaron cordialmente.