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David Bisbal, un donjuán del pop

Un repaso por la vida sentimental de la estrella de la música española. 

David Bisbal y Rosanna Zanetti | Gtres

Treinta y siete años ha cumplido en el pasado mes de junio David Bisbal, con una carrera musical que lo ha convertido en millonario, y una biografía sentimental propia de un galán del pop al que acosan constantemente las mujeres. La última de sus conquistas es una actriz de telenovelas, la modelo venezolana Rosanna Zanetti, con la que convive desde primeros de este año. Ahora bien: ¿Cuánto durará esta pareja? Porque repasando la biografía sentimental del ídolo, tarde o temprano termina cansándose de sus respectivas novias.

No nos extraña el comentario de alguien de su entorno que lo conoce muy bien: "Le ciegan las mujeres". A finales del pasado siglo XX, David Bisbal, tras dejar su trabajo de jardinero en un vivero de Almería, llevaba tres años como vocalista de una orquesta llamada Expresiones, donde se curtió como "versionero" de las canciones de moda, bien fueran de su paisano Manolo Escobar o de sus admirados Alejandro Sanz y Sergio Dalma.

En aquella orquesta entró a formar parte Raquel Segovia, una llamativa joven de Vélez-Málaga, algo mayor que él, que se convirtió no sólo en compañera de viajes sino en su primer gran amor. A ella le dedicaría su canción Dígale. No contamos otras novietas de paso que tuvo anteriormente. Convivieron varias temporadas hasta que él se marchó a Barcelona, ya seleccionado para Operación Triunfo. Y aquella ardiente pasión hacia Raquel se fue difuminando cuando entró en su vida una de las aspirantes a ganar aquel programa-concurso de noveles que Televisión Española emitía en 2001, con un éxito que sorprendió a la propia empresa.

Se llama artísticamente Chenoa,pero David siempre la trató por su verdadero nombre, Laura. Entre ambos surgió un chispazo, una atracción mutua irrefrenable. Y cuando interpretaban al alimón Escondidos se les encendían sus sentimientos. El verano de 2003 fue inolvidable para aquella pareja. Él la sorprendió con un inesperado viaje a las islas Maldivas, cual si fuera una luna de miel. Y al regreso, cumplió con su costumbre de llevarla a conocer Almería. Se quedaron unos días en la casa familiar de la calle de Granada, en el centro de la ciudad. Los padres de David acogieron a la cantante mallorquina con todo el cariño al ver a su hijo tan compenetrado con ella.

El éxito espectacular de David Bisbal, no sólo en España sino en Hispanoamérica, donde sus canciones del disco Corazón latino hacían furor entre miles y miles de fans, le obligaría a viajar constantemente. Y el intérprete de los ricitos rubios se fue distanciando de Chenoa. Para ella fue un duro e inesperado golpe. Al punto que se echó a llorar ante las cámaras, sin ningún rubor. El almeriense siguió adelante para irse afianzando en todos los países que visitaba, y los tres años de convivencia con la mallorquina, por mucha huella que le dejaran no eran motivo para renunciar a las mieles de su estrellato en el mundo del pop.

Y no le faltaban admiradoras que lo acosaban. Como para echar la vista atrás y acordarse de Raquel, de Chenoa… En Miami se compró un lujoso apartamento, que le quedaba cerca de la multinacional Universal Music, su casa de discos. Y desde allí planificaba sus giras, sustentadas por la difusión de Bulería y otras creaciones suyas. En uno de sus primeros viajes a Miami, nada más aterrizar en el aeropuerto, se le acercó una cubana solicitándole un autógrafo que no era para ella, sino destinado a una amiga. Aquella desconocida volvió a reencontrarse con David Bisbal en una fiesta, entre amigos comunes. Y allí, el "donjuán" almeriense acabó derritiéndose ante la mirada de la guapa habanera, con quien poco después inició un tórrido romance: era Elena Tablada, cuyos padres se instalaron en Madrid; el progenitor, se dedicaba a la cirugía plástica.

Lo peor que llevaba el cantante era la persecución de los paparazzi, sobre todo en España, donde no lo dejaban vivir en paz. Y aunque él siempre se ha mostrado educado y simpático, nunca ha sobrellevado bien el acoso de la prensa rosa, por lo que ha eliminado prácticamente su presencia en los programas televisivos del corazón, prestándose sólo a entrevistas sobre su actividad musical.

Elena Tablada estudiaba diseño, profesión que trató de ejercer mientras duró su convivencia con el cantante, pero éste no estaba muy conforme con ello. Aparte de que su entorno (representante, relaciones públicas, productores) le aconsejaran que no mezclara su vida artística con la privada. En una breve temporada que residieron en Londres, Elena, que habla perfectamente inglés, lo ayudó a reforzar sus conocimientos mientras David recibía clases de ese idioma. Y ella acabó aceptando, a la fuerza, su papel oscuro de ser la sombra de su amor, dejándolo que brillara como un triunfador, para ocupar un ingrato papel de mujer del artista, al que sólo acompañaba en público en algunas celebraciones.

Al quedarse embarazada se justificaba más, según David, para que se quedara en el hogar. Cuando el 15 de febrero de 2010 tuvieron a su hija, David Bisbal no ocultó ser "el hombre más feliz del mundo". Consideró ser muy afortunado al permitírsele estar presente en el parto. Invitó a sus padres a Miami para que conocieran a su nueva nieta. Todo parecía el país de Jauja en aquella pareja, aunque al cantante no se le conoció intención alguna de casarse con la madre de su hija, a la que impusieron el nombre de Ella.

Un año más tarde se destapó la noticia: David se separaba de Elena. Era marzo de 2011. En plena gira de conciertos, en los que él tenía que zafarse de las constantes preguntas de los reporteros sobre su estado anímico. Intervinieron los abogados de ambas partes porque las pretensiones de David de poner a nombre de su empresa la vivienda en la que vivía con Elena no satisfacía a ésta, quien pretendía, razonablemente, que fuera a nombre de él para que su hija no quedara perjudicada algún día. Fueron meses y meses de trifulcas hasta llegar a un acuerdo.

David ha podido estar junto a su hija cuanto tiempo ha querido y Elena se ha amoldado a los acuerdos firmados con su "ex". Apenas hace dos meses y pico coincidieron en una fiesta de fin de curso en Madrid, en el colegio de su hija. David Bisbal iba del brazo de su último amor, Rosanna Zanetti, en tanto Elena Tablada no ocultaba su dicha junto a su actual compañero, el abogado Javier Ungría. David y Elena, muy civilizados, dicen llevarse bien, en la distancia, mirando por el bien de la hija que tuvieron cuando ambos estaban locos el uno por el otro. Seis años les duró aquella pasión.

La vida siguió adelante cuando David rompió con Elena. Y año y medio después el romántico creador de Ave María quedó embobado al conocer a una modelo andaluza, madre de un niño, llamada Raquel Jiménez. Otra Raquel en su vida, que a la familia de David, cuando les fue presentada, le cayó de maravilla. Pero el inestable y enamoradizo cantante, siempre de un lado para otro, enfrascado en sus giras, grabaciones, presentaciones y citas, no tenía mucho tiempo para dedicárselo a su nuevo "ligue". Y la dejó, como ha hecho otras veces.

Transcurría 2013 y como el ídolo no sabe vivir sus interminables noches de hotel en hotel en soledad, se procuró pronto otra acompañante: esta vez fugaz, la que fuera Miss Europa 2006, de exótico nombre, Zulaika. Visto y no visto. Porque de gira por Argentina, donde David Bisbal también hizo estragos entre el elemento femenino dio en "enrollarse" con una mujer de armas tomar, Eugenia Suárez, apodada la China, con un amplio historial amoroso, muy conocida por sus telenovelas. La verdad es que es una belleza espectacular que casi dejó bizco al buenazo de David, quien a veces tal vez peque de cierta ingenuidad pese a sus muchas experiencias sentimentales.

Creyó el cantante haber encontrado la compañera que buscaba, la horma de su zapato. Y con ella se paseó otra vez por las playas de Almería (Mónsul, Los Genoveses), y la llevó hasta sus padres. Pero éstos encontraron a la argentina como poco adecuada para su hijo. Enseñaba la China sus muchos encantos sin pudor alguno y eso empezó a encelar al cantante. Y entre alguna disputa que otra, él cortó por lo sano. Es posible que contraatacara con otro ligue. Eso se decía en el entorno de "La China". El caso es que David le dio puerta y se olvidó de la tal Eugenia. Quien fiel a su bien conocida fama de seductora pronto cayó en brazos de un actor chileno.

Otro tanto hizo David Bisbal, quien no pierde ripio. Y ahí es donde en primavera de 2016 se supo que había encontrado una nueva belleza que le hacía tilín, la caraqueña Rosanna Zanetti. Hace apenas un mes acudieron juntos a la gala celebrada en el teatro de la Ópera, en Madrid, coincidiendo con el cumpleaños de la Reina, con quien departieron cordialmente. Se les ve muy felices. Pero esa sensación se ha dado ya otras veces con anteriores parejas del almeriense, por lo que no nos arriesgamos a aventurar cuánto les durará su amor.

David Bisbal tiene pendiente el próximo 31 de octubre una gala en el Palau de Barcelona con un grupo de sus antiguos compañeros de Operación Triunfo. Está anunciado que cantará a dúo de nuevo con Chenoa. Luego le espera una temporada en México, donde intervendrá en La apuesta junto a Paulina Rubio, en un programa similar al de La Voz. Entretanto sigue escuchándose su último éxito, Me enamoré de ti, que, de momento, tiene como destinataria a la varias veces citada aquí Rosanna Zanetti. De la que poco sabemos, aunque sí una historia dramática: hace ocho años sufrió un secuestro exprés y pasó cuatro horas de angustia hasta ser liberada.

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