El pasado mayo, la revista ¡Qué me dices! llevó a su portada unas fotos exclusivas de Laura Matamoros y su hermana pequeña Irene -por entonces menor de edad- de compras por Barcelona. Aquellas imágenes no le hicieron demasiada gracia a la hija mayor de Kiko Matamoros y menos cuando Irene, la hija intocable, aparecía en las páginas de la publicación.
El paparazzi Jordi Martín fue el encargado de tirar las fotografías pero, ¿cómo se enteró de que Laura estaría esos días en la ciudad condal, su hotel y los lugares que frecuentaría? ¿Quién vendió a Laura? Para sorpresa de muchos colaboradores, Luis Rollán, amigo de Laura, era el principal sospechoso. Según las informaciones que se barajan en Sálvame, Rollán fue el culpable del chivatazo a raíz del cual se consiguieron aquellas imágenes.
Tanto Jordi Martín como Luis Rollán desmintieron rápidamente estas acusaciones. Colaboradoras como Raquel Bollo, íntima amiga de Rollán, negó que esto fuera posible. El fotógrafo se justificó diciendo que consiguió las fotos después de hacer guardia durante varias horas, teoría que muchos defendieron asegurando que pocos famosos se le escapan al ser uno de los paparazzis más activos de Barcelona.
El reportero gráfico no se cansó de negarlo en directo en Sálvame. Pero este viernes por la tarde, el colaborador Jesús Manuel contó que el propio Martín le confirmó que Rollán le dio la información y entre los dos se repartieron 4.500 euros por las fotos de Laura Matamoros. La versión de Rollán no es la misma. Ahora sí reconoce que ha habido conversaciones, pero asegura que no se ha lucrado por esta información.
Un tema de traiciones y chivatazos que le complica más las cosas a Luis Rollán, que necesita la máxima tranquilidad posible por su estado de salud. El periodista tendrá que operarse del corazón por cuarta vez este septiembre después de sufrir nuevas complicaciones.