
El jueves pasado aparecía en la Asamblea Cristina Cifuentes con una camiseta de lo más curiosa: "No soy princesa, soy una Khaleesi". Automáticamente la opinión de los españoles se dividía en dos. Yo soy de esas que piensan que, por una vez que se ponga algo que rompa la habitual indumentaria que se usa para este tipo de encuentros formales, no pasa absolutamente nada. Es una mujer guapa y es capaz de llevar con mucha elegancia tal camiseta. Algo que no todas podrían afirmar.
En cualquier caso he de decir que no son tiempos para exaltar el color morado. Y menos aun cuando lo hace uno de los equipos más importantes del mundo. Amigos y lectores, si por un casual aún no lo saben, la segunda equipación del Real Madrid para la temporada 2016-2017 será morada.
Sí, todos sabemos que en un pasado no muy lejano la equipación del Real Madrid era de este color. También sabemos que eran otros tiempos. Atravesamos una etapa tan delicada, en la que el populismo se ha apropiado de la primera persona del plural del verbo "poder" y del color morado, que creo que no es la mejor manera de hacerle frente a nuestro asunto políticosocial.
En aquellos otros tiempos era Kelme quien vestía a las leyendas del Madrid durante la temporada 95-96. Aunque la firma española a día de hoy, por desgracia, juega en otra liga, porque Adidas y Nike se reparten el 90% del negocio.
Ya fue razón de crítica la equipación rosa durante la temporada 2014-2015. Camiseta con la que, por cierto, me hice a las semanas de salir al mercado y que guardo con especial cariño. Era, sin duda, una estrategia para atraer a las mujeres y a las niñas. Aunque tampoco era el color que mejor le iba al equipo blanco, a juzgar por los resultados obtenidos cuando lucían dicha equipación.
En primavera de 2015 yo me hacía con al edición limitada de la "camiseta china". En color negro y con una especie de sutil dragón gris que recorre la camiseta. ¿Y la parte de atrás? Decidí que me serigrafiaran "92:48" en honor al gol de Ramos cuando el Real Madrid ganó la Décima. Y esta temporada, que ya dejamos atrás, fue en color azul marino, con un acabado muy elegante.
Y es que esto, como se imaginarán, no va ni de sentimientos ni de escudos ni de colores, sino de negocio. Al final, lo que importa es vender. Y es que el director general del departamento de fútbol de Adidas, Markus Baumann, ha declarado el año pasado que, gracias al Mundial de 2014, la compañía había registrado una cantidad que ascendía a los 2.200 millones de euros en ventas. Su intención ahora es facturar 2.500 millones debido a la Eurocopa y la Copa de América.
Yo, desde luego, les puedo asegurar que no iré a por la camiseta morada. Por un lado, nunca me ha entusiasmado este color, y por otro, por desgracia, el imaginario social colectivo español lo asocia a un partido político determinado. Tampoco me pondría la camiseta de Cifuentes porque no veo Juego de Tronos y es la primera vez que veo la palabra "Khaleesi".
Sabemos ya de sobra, pues llevo ya años contándolo, que el rojo es el color que simboliza el fuego, la pasión, la revolución, y por eso el Comunismo siempre lo ha utilizado; que el azul, por contra, representa el cielo, la pureza, la nobleza. El morado, hoy por hoy y en España, manifiesta el deseo de acabar con la unidad, con la Constitución y, en suma, con España. Sin embargo, estoy convencida de que será esta segunda equipación todo un éxito. Pero no por el color, sino por los jugadores -cuyos nombres llevan las camisetas- que hacen grande a un equipo.