La boda de Charlotte Wellesley, hija del actual duque de Wellington, con el empresario Alejandro Santo Domingo, el segundo hombre más rico de Colombia, ha sido una de las citas de la jet-set más notables de este año. En el pequeño pueblo granadino de Íllora tuvo lugar una fiesta que reunió a lo mejor de la aristocracia británica y la alta sociedad española, representadas por destacados invitados como el rey emérito Juan Carlos y Camila Parker Bowles, que acudió sin Carlos de Inglaterra pero con un amplio dispositivo de seguridad que garantizó la privacidad del evento.
Nada de ello privó a la prensa y los asistentes de asistir a un curioso episodio: la novia, Charlotte, abroncó de manera espontánea (pero notoria) al novio a la salida de la iglesia nada más pronunciar ambos el "sí, quiero". Toda una muestra de carácter de un personaje que, lejos de lo que podría pensarse, no presume de origen "noble" tanto como podría. Para empezar, es una experta en arte y tradiciones (sin ir más lejos, es una enamorada de la iglesia de la Encarnación) y ha trabajado para el prestigioso Mario Testino. Por tanto, no vive de las rentas que el cargo de su padre y sus predecesores podría reportar. Charlotte no se trata de una desconocida para los habitantes de Íllora, donde acostumbra a pasar sus días de descanso y a quienes entiende perfectamente, gracias a sus conocimientos de español, que ella misma habla perfectamente, incluso con un fuerte acento andaluz.
Una prueba de carácter (que no tendría que ser representativa pero que en este caso dice mucho de Charlotte) es su foto de perfil en Twitter, donde se la ve con una cresta y unos palillos chinos en la boca, bromeando de una manera totalmente juvenil y espontánea que quizá no asociamos habitualmente a la alta aristocracia. Graduada en Arqueología y Antropología por la Universidad de Oxford en el 2013, la joven Wellesley es de todo menos una aristócrata desconectada de la sociedad.
No obstante, la hija del duque de Wellington -Charles Wellesley asumió recientemente el título tras morir su padre, Arthur- es una persona discreta, y no da escándalos a los siempre ansiosos tabloides británicos. Charlotte, que cuenta ahora mismo con 24 años, prefiere vivir a la sombra de su hermano, el heredero del ducado, quien por otro lado también ha contraído matrimonio con una destacada modelo, Jemma Kidd. Una familia de alta alcurnia que además está asociada al mundo del espectáculo, como se puede deducir por su profesión artística: hace pocos meses, su prima Sofía contrajo matrimonio con el cantante del tema "You're beautiful", James Blunt.
Descendiente del duque de Wellington, cuyo importante papel en las Guerras Napoleónicas y la Guerra de la Independencia -de hecho, colaboró para expulsar a los franceses de nuestro país- le granjeó categoría de personaje destacado en su país, la boda española de Charlotte Wellesley estuvo a la altura de las circunstancias. Banderas de Reino Unido, Colombia y España se distribuyeron por toda la localidad. Y un acertado vestido de Emilia Wickstead con un enorme velo convirtió a la joven en la envidia de todos los asistentes.
El enlace de Charlotte y Alejandro
Desde el pasado 28 de mayo, Charlotte Wellesley y Alejandro Santo Domingo son marido y mujer. La pareja decidió casarse en un encantador pueblo de Granada, Íllora, lugar donde la aristócrata lleva visitando desde niña en las vacaciones y, de hecho, segundo hogar de su padre, el duque de Wellington. Uno de los imprevistos del día fue la lluvia, por lo que todos los invitados tuvieron que llevar un paraguas como accesorio, pero todo fue sobre ruedas en una boda de cuento de hadas... pese a esa bronca que recibió el novio.
Como marca la tradición, Alejandro Santo Domingo llegó antes a la Iglesia de la Encarnación, acompañado de su madre, y la novia cumplió apareciendo más tarde. Ésta hizo su entrada estelar por la puerta de San Pedro, del brazo de su padre, con la "Marcha del príncipe de Dinamarca".
Después, todos los invitados, que llegaron de todos los sitios del mundo, acudieron a la finca de La Torre de los Ingleses para disfrutar del banquete y la fiesta de la boda. Uno de los objetivos de los novios era que se reflejase en todo momento la esencia española y andaluza, algo que lograron con creces gracias al banquete -sirvieron tapas de boquerones, croquetas, ajoarriero, gazpacho, cordero criado en la finca y postres típicos- y a la decoración artesanal. Sin duda, tanto la propia Charlotte como su boda representaron la perfecta fusión entre la templanza británica y la pasión española.