Cuando la hija de Woody Allen denunció en The New York Times a su padre por abuso sexual, empezó y terminó la carta con una pregunta: "¿Cuál es su película favorita de Woody Allen?". Qué hachazo, tú. Como si importara lo repugnante que alguien sea para apreciar su obra. Como si me fuera a gustar menos Delitos o faltas por ser un violador su director. Woody Allen negó entonces las acusaciones y las calificó de "falsas y lamentables". A Susan Sarandon sí le importa. "No tengo nada bueno que decir de él", expresó en Cannes. "Creo que abusó sexualmente de una menor y no creo que eso sea correcto". Tampoco lo es abusar de una mayor. El hijo de Allen, Ronan Farrow, también aprovechó que su padre estaba en Cannes con Café Society para publicar un artículo en The Hollywood Reporter lamentando la condescendencia de los medios a pesar de las acusaciones de su hermana Dylan. Como siempre, Diane Keaton ha salido a defender a su antiguo novio. "Me encanta Woody. No quiero decir nada, excepto que soy su amiga. Yo le creo. Esa es la línea de fondo para mí. Espero que todo acabe". Con la muerte. Y ni así.
Aquí me pasa como con la mayoría de los asuntos de esta naturaleza. No tengo ni idea de si Woody Allen es un violador. Leemos cosas pero no sabemos nada. Aunque haya sentencias firmes. Aunque nos machaquen con que Mel Gibson es un racista, un homófobo y un maltratador. Todas esas acusaciones le han caído. Y luego salen a dar la cara por él Sigourney Weaver y Jodie Foster, las menos sospechosas de tolerar a un patán semejante. Seguramente (sigourneymente) porque no lo es. Christina Hendricks estuvo el otro día en Madrid para presentar una serie. Como se había acabado The Good Wife, le preguntaron si le habría gustado interpretar a Alicia Florrick. "No, me gustaría interpretar a Julianna Margulies, que menuda vida tiene". Y todos los que estaban allí se quedaron pasmados. ¿Qué vida ha tenido Margulies? No sabemos nada.
Antes que la guapa con nombre de ginebra estuvo en España Renata Adler, la escritora con trenza. En una de sus primeras entrevistas en La Vanguardia estuvo hablando de Nixon. Con el asesinato de Kennedy puede haber teorías de segundos tiradores (o segundos escupidores como en Seinfeld), pero con Nixon parece haber unanimidad de criterios. Tiene peor imagen pública que Woody Allen y su porquero. Adler estuvo en la comisión del Congreso. "No se probó nada en absoluto contra Nixon. Las transcripciones de las cintas no se corresponden con lo que se escucha directamente en ellas, son cambios leves pero significativos. Se trata de cassettes regrabados, manipulados, donde se superponen varias capas de audio para conseguir que se desprendan ciertas cosas. Fue el triunfo de una campaña de desprestigio. Nixon era antipático, hablaba fatal… pero no era una persona tan terrible. Consiguió avances en derechos civiles, y muchas veces estaba borracho, sí, en las grabaciones habla afectado por la bebida y dice tonterías, porque Richard se emborrachaba con una sola copa, no tenía aguante. Era un poco lunático y gritaba, pero ¿eso es delito? ¿Espiar? ¡Pero si todo el mundo espía a todo el mundo! … No cometió traición ni sobornó a nadie. Me sentí fatal, culpable, y tuve que escribirlo…".
Dice Boyero que la última de Woody Allen está bien. Pero yo de este sí que no me fío.