Bradley Cooper y la química instantánea con Jennifer Lawrence en 'Joy'
Bradley Cooper habla de su papel en Joy, su nueva película junto al director David O. Russell
Soñar el sueño americano, en todas sus nuevas formas. Esa parece ser la constante del cine de David O. Russell (El lado bueno de las cosas, The Fighter), un director con la capacidad de polarizar y, a la vez, atraer muchos, muchos premios. No extraña por ello que al norteamericano le llamase la atención la historia real de Joy Mangano, una joven y visionaria ama de casa cuyos inventos acabaron ensalzando a la chica como la reina tras la teletienda USA. Protagonizada por Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, en el papel del hombre que la encumbró, ha sido este último quien ha detallado los pormenores de la película que ahora sale a la venta en formato físico (DVD, Blu-Ray) y digital.
"Neil Walker está basado en tres personas diferentes que Joy encontró en su vida", explica Cooper sobre su personaje."Creció en Detroit, fue un atleta que apostó por los negocios. Y como Joy, Neil piensa de manera diferente, no se parece a nadie que puedas ver en tu oficina. Viste como un viejo entrenador de hockey, que es justo lo que es. Esa clase de persona que cuanta más presión soporta, más tranquila está". Acostumbrado ya al método de trabajo de David O. Russell, y pese a tratarse de un refundido de varios sujetos reales, ambos trazaron una biografía completa de Neil hasta lograr el resultado en pantalla. El resultado, un tipo que sigue un trayecto vital similar al de Joy Mangano, y que como ella"no sigue las ideas típicas del negocio".
Bradley Cooper, 40 años, tampoco es un galán tradicional de Hollywood. Su alianza artística con el director de Joy le ha reportado dos nominaciones al Oscar (por El lado bueno de las cosas y La gran estafa americana), a la que se suma una tercera como protagonista por El Francotirador de Clint Eastwood. Un balance nada negativo para alguien que, como su personaje, no ha seguido el manual de la estrella. Él mismo cita a ambos directores como sus referencias, ahora que prepara su salto a la dirección. También a J.J. Abrams, que le dio su primera oportunidad en la serie Alias; y a Robert De Niro, con quien ha coincidido en cartel en varias ocasiones. "Cada director es diferente. He tenido mucha suerte de trabajar con grandes directores. David es único, tiene un estilo que también es único, todo gran autor debe tenerlo. Crea un mundo donde él es el conductor, y los demás tenemos que ayudarle a contar su historia. Siempre quiere mejorar y se presiona constantemente".
Es ese carácter el que garantiza resultados como Joy, película cuya sola existencia ya sorprende a Cooper. "Es increíble Fox haya hecho una película como esta, y permitido a David hacerla a ese nivel". O, si quieren, "una gran película de estudio sobre personas". "Piénsalo, en Hollywood siempre sale gente en las películas, pero suele haber algo más grande que ellos, algún tipo de gancho. Pero esta película es sobre una mujer, su viaje y su familia. Eso es todo". Hay una frase en el filme que es fundamental: "Al principio ella die: no necesito un príncipe’. Es un gran mensaje, la película Frozen va sobre eso también".
Tarantino definió a David O. Russell como el mejor director de actores de la actualidad (junto a él mismo, claro). Lo que sí es inapelable es que gran parte del secreto, de su receta (o de nuevo, la constante) son los actores, con Cooper, Lawrence y De Niro formando un equipo constante que ha forjado una "camaradería" real. "No trabajé con Bob en esta película, y no realmente no trabajé con Jen en La gran estafa americana, pero estábamos en la misma película", matiza sobre el tapiz tejido por Russell, acaparado por el trío de actores. Cooper trabajó también con J-Law en el drama de época Serena (2014), y con De Niro en el thriller Sin Límites (2011), que él mismo produjo y que ha sido adaptado a una serie de televisión.
Pero aquí va lo importante, donde Cooper desvela su ojo con los guiones: ¿de qué va realmente Joy? "Es sobre una mujer que pese a los muchos, muchos obstáculos, abraza aquello que su abuela le enseñó. Ella le dijo a Joy que era especial, que la gente necesitaba escucharla, y que lo que ella necesita es también necesario para la gente. Es una historia sobre empoderamiento femenino y sobre alzarse sobre todos los obstáculos. Es sobre Joy alcanzando el estatus de un titán en su área, un área dominada por hombres. Es sobre gente y relaciones y sobre todo es sobre una mujer, Joy. Es lo que le ocurre a una mujer en el mundo real y comercial de nuestra era. Esa es la película que David quería hacer".
Cooper supo que quería ser actor a los 12. Fue tras ver la película El Hombre Elefante, con John Hurt y Anthony Hopkins. "No crecí en una familia que conociera actores, nadie en mi familia tenía contactos en la industria. Era un mundo a millas y millas del mío. Actuar era un universo ajeno, aunque siempre pensé en ello. Cuando tenía doce años algo cambió y pensé: esto es lo que tengo que hacer". Cooper, por cierto, acaba de representar en Broadway y Londres con éxito -y ninguna prótesis, "interpretando" la deformidad del personaje- la obra de Bernard Pomerance.
Oírle hablar de sus referencias actorales también le distingue de la media: "Hay muchos, por ejemplo, las películas que hicieron juntos Martin Scorsese y De Niro. Me encantaban las películas de Coppola, y en el cine británico, las películas de Albert Finney y Tom Courtenay. Eran asombrosas, películas como Después del amor (1982), Bajo el volcán (1984) y La sombra del actor (1983). Un bagaje que todavía recuerda pese a la fama. "Creo que probablemente mi mayor regalo es que no doy nada de nada por sentado , sé que todo esto es fugaz". Pero un brillo se distingue en sus ojos al hablar de Joy: "Estar aquí hablando de esta película es genial. Lo es".
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