María del Monte nació en el sevillano barrio de la Macarena el 26 de abril, hace ahora cincuenta y cuatro años, en el seno de una acomodada familia. Su padre era representante de comercio y su abuelo materno, médico. A punto estuvo ella también de ser doctora, especialidad de Ginecología. Pero su afición artística pudo más. Contaba que ya desde niña se ponía los zapatos de tacón de su madre, se disfrazaba con traje de gitana, cogía un mechero a modo de micrófono, imitando a sus artistas favoritas, que eran Juanita Reina y Marifé de Triana. Su nombre compuesto procede del de la patrona de Cazalla de la Sierra, pueblo sevillano donde nació su madre. Comenzó cantando en fiestas familiares, en el Instituto Politécnico y hasta en un restaurante, El Embrujo, donde la descubrió Pulpón, un representante muy conocido que contrataba a Isabel Pantoja y a otras artistas del folclore. Él fue quien le proporcionó unas actuaciones en "Los Gallos", un popular tablao flamenco del barrio sevillano de Santa Cruz, donde estuvo dos años. Pero, claro, como cantante de relleno.
En unas pruebas de selección de intérpretes noveles para el programa de TVE Gente joven cantó "Un rojo, rojo clavel", creación de Rocío Jurado, lo que le supuso ser elegida como concursante. Era el año 1983 cuando María del Monte se alzó como vencedora, en el apartado de canción española. Pero hubo de esperar tres años hasta grabar el disco que le habían prometido al resultar ganadora. Una selección de coplas del renombrado maestro Juan Solano, que pasaron inadvertidas. Quedó muy descontenta con la multinacional RCA. No veía en 1986 claro su futuro cuando le ofrecieron tomar parte en un espectáculo en el teatro Álvarez Quintero de la capital de la Giralda, compartiendo escenario con María Vidal y Ana del Río.
Fuera de Sevilla era una absoluta desconocida. Resolvió presentarse por las buenas en Madrid en otra casa discográfica, adonde llevó una "cassette" casera en la que figuraban con su voz unas sevillanas. Tres horas confiesa María del Monte que la tuvieron esperando en un pasillo, para después escuchar este rotundo juicio del directivo que la recibió: "Una mujer como tú no podrá nunca triunfar con ese género". Un profeta ese señor… Y ella se fue a otra discográfica, dejó su cinta de sevillanas, que guardaron en un cajón con la promesa de llamarla un día. Lo que no ocurrió. Otra decepción más.
En el invierno de 1987 le salieron unos contratos, a bajo precio como desconocida era todavía, en un par de salas rocieras de Madrid, Al Andalus y Faralaes. Una noche varios directivos de una compañía discográfica la escucharon cantar y le ofrecieron grabar un disco. Ni que decir que María del Monte no los creyó. Pero a mediados de enero ya estaba en un estudio grabando el que era su segundo álbum (el primero, quedó dicho pasó sin pena ni gloria, el de las coplas), con varias sevillanas, una de ellas "Cántame". Tras salir la grabación de marras de la que se editaron diez mil ejemplares, la presentaron en la Feria de Abril. A los pocos meses las tiendas devolvieron ocho mil unidades.
Siguió María del Monte sin desanimarse, actuando por toda Andalucía, en galas que descontando gastos y salarios de sus músicos le reportaban sólo veinticinco mil pesetas cada una. Ella misma se peinaba y maquillaba para ahorrar gastos. Así transcurrió un año. Y en 1988 en las emisoras de toda España sonaba, poco a poco a todas horas su tan traído y llevado "Cántame". Sólo en el verano se agotaron cuatrocientas mil copias. A finales de año, ya eran setecientas mil. Tuvo mucho que ver en la promoción del disco los cinco días que actuó, gratis, en el programa matinal de Jesús Hermida, Por la mañana. La catapultó al éxito situándose la canción en el número 1 de popularidad y ventas. Y ya su siguiente grabación, "Besos de luna", de 1989, no haría sino confirmar que María del Monte era una gran cantante.
Contribuyó a que las sevillanas se bailaran en toda España, que se abrieran locales de copas cuya música era sólo de sevillanas, y hasta gimnasios donde las escuchaban clientes femeninas al son de la música, como ejercicio para cuidar la línea. Que en Andalucía las sevillanas tuvieran repercusión no era sorprendente, pero sí que se difundieran en Galicia, Asturias, Cantabria y hasta Cataluña, cuando todavía no existía la feroz persecución a todo lo que represente cultura española. Y en consecuencia María del Monte se forró multiplicando sus actuaciones durante varias temporadas. Luego compartió esa actividad con su faceta de presentadora de programas de radio y televisión, mostrando su capacidad comunicadora y a veces también su vis cómica, como demostró en el último espacio televisivo en el que tomó parte, en Antena 3, Tu cara me suena, donde semanalmente tuvo que imitar a colegas tan alejados de su estilo, como por ejemplo Georgie Dann, lo que hizo con acierto y buen humor.
Desde "Cántame", anualmente iban apareciendo otras novedades discográficas donde evidenciaba la calidad de su voz, no sólo con sevillanas: también con baladas y melodías de corte romántico. El último de sus discos está fechado en 2011, "Cómo te echo de menos". Llevaba entonces siete años ausente de un estudio de grabación, afectada por la muerte de su progenitor. De ahí el título del disco. Su madre la animó mucho para que lo grabara. Ahora, la vida artística de María del Monte es más tranquila, aunque no se haya retirado. Vinculada a Canal Sur participa en grabaciones especiales, la última durante la Feria sevillana de abril. Aunque se habla menos de ella, desde luego.
En noviembre del pasado año el Tribunal Supremo ratificó una sentencia judicial de 2004 por la que Telecinco y Charo Reina fueron condenados a indemnizarla con cien mil euros por intromisión en su honor. La sentencia aludía a que en diferentes programas de televisión se deslizaron comentarios acerca de la supuesta amistad íntima entre ella e Isabel Pantoja. Es un argumento que se ha repetido en otras ocasiones, como cuando en 2010 un antiguo empleado de Isabel Pantoja, José Luis Valladares Jiménez, aseguró también en Telecinco haber visto a ambas subir a una habitación, cerrar la puerta y mantener intimidad, subrayando que se prodigaban muestras de cariño. El Supremo también condenó entonces a dicha cadena a indemnizar a la agraviada con cincuenta mil euros. Charo Reina y María del Monte eran amigas, amén de colegas. La primera, al conocer la sentencia condenatoria, manifestó no haber ofendido a su paisana al tiempo que anunciaba recurrirla ante el Constitucional.
Ya en los años 90 un par de avezados paparazzi publicaron en Lecturas un reportaje de Isabel y María muy animadas en la playa de Caños de Meca, por el que aquellos percibieron seis millones de pesetas. La vida sentimental de María del Monte qué duda cabe ha interesado a las revistas y programas del corazón, pero en ello siempre hay unos límites que defienden a cualquier ciudadano de la intromisión en su intimidad. La cantante hace alrededor de diez años que dejó de tener contacto con Isabel Pantoja, a cuya hija, Chabelita, amadrinó. Ésta, en un programa de televisión emitido en enero último, recordaba los buenos momentos pasados junto a María, cuando contaba siete u ocho años. Desde entonces no se han visto. A María del Monte le emocionó mucho ese gesto de su ahijada. Conociendo cómo las gasta, con las leyes protegiéndola por supuesto, ya hace tiempo que las revistas del corazón y los programas similares de la "tele" se lo piensan mucho antes de difundir asuntos que tengan que ver con su vida íntima.