Mario Vargas Llosa es el protagonista del nuevo número Elle. El escritor peruano, antes tan reticente a las publicaciones del mundo "del espectáculo" -ahí está su ensayo La civilización del espectáculo para demostrarlo- celebra ahora su 80 cumpleaños por adelantado y en compañía de Isabel Preysler. Así lo explica en la publicación, donde no tiene inconveniente en explayarse en esta nueva faceta de su vida.
Por eso, en cuanto a su actual fama explica: "Si yo pudiera escoger no elegiría vivir en el objetivo de los flashes de la prensa, porque hace perder mucho tiempo y puede dar una imagen muy falsa de la persona, pero es algo que hay que tomarse con espíritu deportivo".
Tras su primer posado junto a Isabel Preysler en ¡Hola!, donde aseguró haber vivido el año más feliz de su vida -cosa que no gustó nada a su ex Patricia Llosa, y su entorno- el premio Nobel vuelve a hablar de su vida y de sus sentimientos: "Lo ideal es no morir en vida. Muere quien deja de luchar, de tener ilusiones. Yo creo en llegar vivo hasta el final, que la muerte te sorprenda como si fuera un accidente, mientras estás trabajando, haciendo planes...".
Vargas Llosa se siente más feliz y vital que nunca, tal y como adelantó en ¡Hola!: "El erotismo enriquece el amor, el placer y la relación de los amantes. Yo creo que hoy en día se ha empobrecido mucho, porque requiere de una cierta clandestinidad, aunque sea fingida. Y el sexo público, que es a lo que estamos llegando, banaliza y abarata el amor".
Respecto a su trabajo como escritor -pronto publicará su nueva novela Cinco esquinas- relata: "A mí lo que más me gusta es mi vocación, que es mi pasión, pero al mismo tiempo me gusta vivir. Participar de la existencia que está llena de momentos tristes y terribles pero también de cosas maravillosas. Y una de esas cosas maravillosas es el amor", recoge Europa Press.
Vargas Llosa, escritor más que consagrado, reflexiona también sobre los premios. "Es muy generoso que me den premios. Los recibo agradecido, a veces con cierta incomodidad porque son demasiados. Me digo: 'Qué afortunado, soy un escritor con suerte'", pero ante la disyuntiva de un premio o un beso, escoge: "Un beso de alguien a quien uno quiere puede cambiarle la vida a una persona. Y es un premio, desde luego".