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Marisol sigue siendo un mito, pese a quien pese

Marisol continúa siendo un mito. El 4 de febrero cumple 68 años, pero el recuerdo sigue intacto.

Marisol continúa siendo un mito. El 4 de febrero cumple 68 años, pero el recuerdo sigue intacto.
Marisol | Archivo

Marisol continúa siendo un mito aunque hayan transcurrido más de treinta años de su última aparición ante las cámaras (Caso cerrado), película que rodó por amistad con su director, Juan Caño. Hacía tiempo que deseaba cortar amarras para siempre con aquel mundo artístico que la había convertido en una mujer infeliz. Alguien que apenas disfrutó de su adolescencia, su juventud. Porque ella, en sus sueños, cuando vivía en una modesta barriada malagueña, donde alternaba a veces con niños gitanos, sólo pensaba en casarse con un hombre bueno y sencillo, tener hijos y ser como tantas amas de casa.

El destino cambió aquella pretensión cuando, de modo fortuito, formando parte de un grupo de coros y danzas de la Sección Femenina de Málaga, actuó durante la Feria del Campo en Madrid ante las cámaras de Televisión Española y un productor de cine se fijó en ella, sin cejar en su empeño hasta contratarla, como una émula de Joselito, niño prodigio del cine musical de esa década con el que se había enriquecido su productor, Cesáreo González. Que es lo mismo que perseguía su colega Manuel J. Goyanes con Marisol. Rodaría una veintena de filmes.

Retirada por voluntad propia del cine y las grabaciones discográficas, Josefa Flores González vive estas tres últimas décadas sin añorar su época pasada. Sin embargo, los periodistas seguimos empeñados en recordarla, sobre todo cuando llega cada 4 de febrero, día de su cumpleaños. Sesenta y ocho celebra ahora.

Marisol en portada | Interviú

¿Y qué podemos añadir a su biografía, tantas veces repetida? En la primavera de 2015 se celebró en Málaga una exposición con fotografías que le hiciera en diferentes momentos de su vida el reportero César Lucas. El autor de aquellos divulgadísimos desnudos aparecidos sin consentimiento de la estrella en la portada y páginas interiores de Interviú, que tantas veces ha reproducido el semanario, sin ir más lejos hace tres semanas, acompañando a su número correspondiente otro, a modo de facsímil de aquel que tanto escándalo armó el 2 de septiembre de 1976. Lote de poses en pelota picada de Marisol cuando aún estaba casada con Carlos Goyanes y contrataron a dicho fotógrafo para una sesión, cuyo material era para un "book" con destino a productoras cinematográficas foráneas; pero nunca para servir de reclamo erótico en una revista. César Lucas se había guardado unas copias de aquellos desnudos y fueron las que utilizó para Interviú. ¿Actitud ética la suya? Dejo la respuesta en el aire. Ni qué decir que, aunque pasados unos años actriz y fotógrafo hicieron las paces no era presumible que Marisol acudiera a esa exposición citada.

La vida de Pepa Flores, que es como se anunciaba en su última época de actriz y cantante y como realmente quiere seguir siendo llamada en la intimidad, transcurre tranquila, sin ser molestada por sus paisanos, que respetan su deseo y no le piden ni autógrafos ni selfies. Se la puede encontrar por el Paseo Marítimo cercano a los aledaños de su domicilio, cerca de La Malagueta, la plaza de toros, caminando junto a su perro. O algunas veces en moto, "de paquete" con su compañero sentimental, Massimo Stechini, con quien lleva unida desde finales de los 80. Ni siquiera se han planteado casarse. Él tiene once años menos que ella. Abandonó la carrera de Medicina y regenta una "pizzería". Parece que se conocieron allí, casualmente; simpatizaron y Pepa encontró en aquel galán entonces de cabellos negros su pareja ideal. Hoy luce canas y barbas cenicientas, si nos guiamos por algunas de las escasas imágenes, más o menos recientes, que se conocen de ambos juntos. La casa en la que viven está cerca de la de la madre de ella. Suele reunirse Pepa con sus tres hijas a menudo. Con la primogénita, menos, porque por su trabajo en el cine, pasa casi todo el tiempo en Madrid.

Marisol y Massimo Stecchini | Gtres

Escogió el nombre de María Esteve para su carrera, el suyo propio. Nació en 1974 en Mar del Plata (Argentina) y se casó en la intimidad en julio de 2011. Con diecisiete películas en su haber compagina su actividad de actriz con la de fotógrafo. Curiosamente su padre, Antonio Gades, antes de triunfar como bailarín se ganaba la vida como ayudante en el estudio del gran artista de la cámara Juan Gyenes. María Esteve está al frente de la Fundación que lleva el nombre de su progenitor, muerto en julio de 2004, cargo que comparte con la viuda de Gades, Eugenia Eiriz, con quien mantiene una excelente relación. No importa que Antonio Gades dejara abandonada a Pepa Flores después de trece años de convivencia, poniéndole los cuernos con una millonaria suiza, dueña de una cadena de cines, llamada Daniela Frey. A la que a los dos o tres años también dejó y ya en sus últimos años encontró a quien sería su último amor, que lo cuidó durante su larga y dura enfermedad, la antes citada Eugenia. Porque la biografía sentimental de quien se llamaba realmente Antonio Esteve Ródenas fue intensa, partiendo de su boda con Marujita Diaz, con quien rompió a los dos años; tuvo después dos hijas con la bailarina Pilarín San Clemente; y una sucesión de romances, entre los que, para no alargarnos, citamos sólo el que mantuvo con Gina Lollobrígida.

Obtenido el divorcio de Marujita en 1982, se casó con Pepa Flores aquel año, en Cuba, a las diez de la noche, en ceremonia civil sin valor alguno en España que ofició Fidel Castro, siendo madrina la famosa bailarina Alicia Alonso. Para entonces la pareja ya tenía tres hijas. La segunda, Tamara, vino al mundo en 1976 y es psicóloga, siendo Celia la tercera y última, nacida en 1981. Que estudió decoración y estuvo una temporada en el ballet de su padre, de gira por Francia y Japón. En Tokio se quedó embarazada del cantaor Manuel de la Curra. Unión de la que nació Curro, convirtiendo a la siempre añorada Marisol en joven abuela. De esto hace ya ocho años. Celia rompió con su marido. Es cantante, se anuncia con el apellido de la madre, y ha demostrado en los dos discos que conocemos tener una bonita voz y un estilo propio. "Me dices que soy bonita" y "Tangos de la lluvia" son los temas más divulgados de Celia Flores.

Para Marisol, o Pepa Flores, o Josefa Flores González quedan lejanos sus recuerdos cinematográficos, sus viajes por Hispanoamérica, las cartas de amor que conservaba de Joselito, las visitas a El Pardo para jugar con las nietas de Franco, el matrimonio fracasado con Carlos Goyanes, el hijo que perdió de éste… Nunca le importó ni la fama ni el dinero aun cuando en 1980 se decidió a actuar en veinte galas muy bien pagadas – a millón y medio de pesetas cada una-, pero ya rota su convivencia con Antonio Gades sólo pensaba en volver a sus orígenes, a Málaga. Donde queda dicho encontró, por fin aunque tarde, la tranquilidad y dicha que buscaba.

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