Mila Ximénez declara en una entrevista concedida a Lecturas que es "muy peligrosa" consigo misma y que "ha habido días en que no quería salir de mi cama". "Pensé que estaba sufriendo una depresión", añade. "A veces me he sentido muy sucia", añade al respecto de su comportamiento con los demás en algunas ocasiones.
La periodista dice que, pese a su despido, en Sálvame "se han portado de maravilla, me llamaron todos muy preocupados. Ni Jorge Javier, que me riñe cuando algo no le gusta, me dijo nada". Cuenta que se despidió "sin rabia" y que estuvo "tres días en catarsis, catatónica en casa", preguntándose "qué iba a hacer ahora".
Sobre su exmarido, Manolo Santana, dice que cuando se casó con él "mi vida era perfecta", y dice que se divorció porque "me encontré con un mundo tóxico, amoral e inmoral. Mi vida se convirtió en una noria de fiestas y de excesos". Ahora, afirma que está en paz con él y que se lo debe a su hija Alba: "Quiere mucho a su padre".
A la pregunta de si "llegaste a querer abandonar la vida", Ximénez responde con un escueto pero firme "sí". Acto seguido se refiere al presunto intento de suicidio de Toño Sanchís: "Yo pensé que Toño se había suicidado y que nosotros teníamos mucha culpa, que éramos responsables. Ahí me di cuenta del daño que podemos hacer. Estábamos desencajados, sin argumentos. Al final, gracias a Dios el muchacho no se había tomado nada".
Además, dice que Rosa Benito no es ninguna víctima y que la relación de ésta con Belén Esteban está rota: "Pueden llevarse más o menos bien, pero Rosa no ha querido nunca a Belén, le pasa como con la Jurado". También declara que su relación con Kiko Matamoros es nula y que odia a Makoke "porque es tóxica, porque representa todo lo que detesto y desprecio: la apariencia, la superficialidad, la mentira, el engaño, la doble cara, la hipocresía, la falta de concepto de familia más allá de la suya...".