Se avecina tormenta en el mundo del corazón de Telecinco. Belén Esteban se rebela con su representante, Toño Sanchís, uno de los principales representantes de famosos a lo largo de los últimos años y responsable de una de las trayectorias profesionales más fulgurantes que se recuerdan en la televisión española.
Además de la princesa del pueblo, Sanchís lleva las carreras de múltiples participantes de Gran Hermano y otras personalidades del mundo rosa. Y aunque a día de hoy la de San Blas sigue siendo representada por Sanchís, se debe más a obligaciones contractuales que por gusto.
"Cuando pueda hablar, hablaré, pero ahora no estoy bien", ha dicho Belén en el directo de Sálvame del martes. La situación es tan grave que Belén quiso, incluso, mandar un mensaje a sus hermanos, "para que no se metan en nada, porque mi vida siempre me la he arreglado yo".
"Llevo cuatro meses callada, y no me voy a pronunciar. Lo que ha dicho Mila [Ximénez] lo ha dicho ella, me gustaría hablar pero estoy atada de pies y manos". La traición de Sanchís sería tal que Esteban habría sacado de su testamento a su representante, con el que tenía una relación extremadamente cercana.
Detrás de todo, un posible engaño continuado de Sanchís a Belén Esteban, además de otro conflicto con Mila Ximénez y Kiko Matamoros, que tienen una conversación pendiente con el representante, que habría actuado de topo con diversos asuntos de ambos. "Evidentemente, no voy a seguir con Toño", dijo al respecto Matamoros.
Las pruebas contra Toño
La prueba que sustentaría las sospechas de la princesa del Pueblo sería una auditoría encargada recientemente y que probaría que no ha cobrado por muchos de los contratos. Belén encargó la auditoría animada por su entorno, en particular por su novio, Miguel, después de que empezaran a no cuadrarle las cuentas: empezó a tener problemas económicos y de liquidez pese a que su actividad de televisiva ha sido frenética durante estos años.