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El trauma infantil de Ainhoa Arteta: un desconocido quiso abusar de ella

Veinticinco años lleva como profesional del arte lírico una de nuestras más internacionales sopranos, que ahora presenta nuevo disco.

Ainhoa Arteta | Gtres

Vida intensa la de la vasca Ainhoa Arteta, natural de Tolosa, donde nació el 24 de septiembre de hace ya cincuenta y un años. La semana pasada la escuché, gustosísimo, en la sede de la Fundación Juan March, en Madrid, dentro del ciclo "Conversaciones", en diálogo con el periodista Antonio San José, ante alrededor de doscientas cincuenta personas que llenaban el auditorio de la institución. Le dedican ahora en el Metropolitan Ópera House neoyorquino un homenaje junto a otras grandes que ella admiró en sus comienzos, -hace de esto un cuarto de siglo, cuando debutó en un teatro de Palm Beach (Florida) con "La Cenerentola", de Rossini-, entre ellas Renatta Scotto, Kiri Te Kanawa, Mirella Freni, … Además, Ainhoa Arteta ha sido nombrada Embajadora de la Marca España. Confiesa llevar con orgullo "treinta y dos apellidos vascos, con algo de sangre sefardí por medio" y declara sentirse muy española y estar en contra de aquellos que en vez de estar unidos tratan de aislarse y romper nuestra Nación. "Hay que sumar y no restar", dice en voz alta.

Ha sobrellevado en su vida diversos avatares desagradables, de los que ha salido adelante gracias a su fortaleza y a la ayuda de sus padres. No lo dijo ese día de la Fundación March, pero nos enteramos de un trauma infantil que pudo superar no sin causarle miedo y desazón: cuando sólo contaba seis años, jugando cerca de su casa, un desconocido trató de abusar de ella. Se revolvió la pequeña como pudo, llorando, gritando a plano pulmón, hasta que vinieron a socorrerla. Tardaría un largo tiempo en olvidar lo sucedido.

Fue precisamente por entonces cuando su progenitor le regaló un disco de ópera con arias de María Callas. Pese a su poca edad quedó fascinada por aquella voz magistral. Y ya no pensó otra cosa, con el paso de los años, que ser algún día también cantante, como aquella italiana que tanto la había conmovido. Plácido Domingo fue una especie de padrino artístico, que la ayudó en sus comienzos operísticos. Diecisiete años vivió en Nueva York, contratada por el Metropolitan. Pero he aquí que "con treinta y nueve años perdí facultades, no podía emitir tres o cuatro notas fundamentales, no estaba cantando con la técnica adecuada, y es que nuestra voz va cambiando, es un instrumento vivo, que palpita, y tiene mucho que ver con las hormonas. Yo me pregunté que por qué se rompía mi voz y me aconsejaron que acudiera a una profesora, la más experta en solucionar el problema que yo atravesaba. Y con ella me vino lo bueno, pero también un sin vivir, un martirio. Mi agente norteamericano me dejó plantada, menos mal que el de España, no. Y al final el milagro sucedió y pude recuperar totalmente la calidad de mi voz. Confieso que estos últimos años han sido los mejores de mi carrera, aunque no olvidaré lo que varios agentes americanos me decían: que a mis cuarenta cumplidos yo ya no interesaba en el mercado. Y todo eso, encima, coincidió con el divorcio de mi primer marido".

Ainhoa Arteta se había casado el 20 de abril de 1998 con el barítono estadounidense Dwayne Croft, con quien tuvo una niña, Sarah, separándose en el otoño de 2003. Aquello supuso una gran decepción para ella, lo que la llevó a retirarse una prolongada temporada. Se repuso al conocer al jinete Jesús Garmendia, también vasco, con quien tuvo un hijo, Iker, en enero de 2010. La pareja contrajo matrimonio civil en Fuenterrabía en 2013. Atravesaron por una importante crisis cuando él, acreditado profesional de la hípica, no pudo hacer frente al mantenimiento de su cuadra de caballos, de la que no era propietario.

Ainhoa Arteta confiesa que por sus compromisos operísticos no le ha sido nunca fácil hacerlos compatibles con sus otros deberes familiares. Ha de llevar una vida equilibrada, si no quiere caer otra vez en sus problemas vocales, así es que "duermo mucho, entre otras cosas porque despierta no paro de hablar con todo el que tengo enfrente". Su "curriculum" artístico se ha diversificado en los últimos tiempos pues, aparte de representar Il trovatore, Falstaff y Tosca, alterna en los escenarios nacionales con un espectáculo dedicado a García Lorca, La voz y el poeta, con versos de Federico musicados por diversos compositores. A ello hemos de agregar su otra faceta de intérprete pop, con la reciente aparición de su tercer disco. El primero fue "La vida", donde incluyó también algunos boleros y tuvo un gran éxito de ventas y de crítica; el segundo, no llegó a tanto pero no pasó inadvertido: "Don´t give up".

Mayi, de Ainhoa Arteta | Archivo

El actual responde al título de "Mayi", diosa de la Tierra según la mitología vasca. Grabación de once temas que responden al homenaje que Ainhoa Arteta dedica a la mujer en general, a la madre en particular. Así, ella misma seleccionó la composición de John Denver, "Annie´s song" y el productor del disco la ayudó a completarlo con estos títulos, entre otros: "Layla", de Eric Clapton; "Suzanne", de Leonard Cohen; "Yolanda", de Pablo Milanés; "Penélope", de Serrat… Es decir: melodías con nombres femeninos. Tiene Ainhoa Arteta un agudo sentido del humor, una extraordinaria vitalidad, fe en sí misma, es sincera al máximo, transmite sencillez…

Entre otras confesiones, la escuchamos comentar algunas excentricidades que cometen ciertos directores de ópera en nuestros días, creyéndose con ello que son innovadores y revolucionarios: "A mí, desde luego, nadie me verá, por poner un ejemplo, desnuda en un escenario".

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