Lo que ocurre en Las Vegas ya no es ningún secreto. Es lo que le ha pasado a la estrella del baloncesto Odom Lamar. Su orgía de cuatro días en un prostíbulo de la capital del juego está gráficamente documentada. Se sabe quiénes eran las chicas con las que estuvo, lo que consumió el exjugador de Los Angeles Lakers, que también pidió los servicios de una transexual pero que ésta no llegó a participar en la juerga. Hay fotografías de Lamar inconsciente, de la escena de lo que a punto estuvo de convertirse en una tragedia y de las mujeres que participaron en la maratón sexual en la que Lamar se dejó más de cien mil euros.
Una de las prostitutas del "Love Ranche" que estuvo con Lamar, Ryder Cherry, es una de las amantes del mes en la web del burdel. La otra, Monica Monroe, tiene una explosiva cuenta en la red social "instagram" en la que sus pechos parecen retocados digitalmente. Cherry prefiere Twitter para mostrar su cuerpo y comentar las experiencias en el burdel de un personaje llamado Dennis Hof, que posee otro local de semejantes características en Reno y se cree un magnate del sexo hasta el punto de haber publicado una autobiografía que sus clientes encuentran en el cajón de la mesita de noche de cada "suitte". Dado el cuadro médico de Lamar, Hof insiste en que su política sobre las drogas es de "tolerancia cero", pero los médicos han determinado que el exjugador tomó un cóctel de estupefacientes que incluía una "viagra" líquida, cocaína y alcohol.
En cuanto a las prostitutas, Monroe fue quien encontró inconsciente a Lamar. De Cherry ya se sabe su nombre auténtico. Se trata de Kortnie Cannon, madre soltera de 25 años cuyo novio murió asesinado. Se sospecha que una de ellas tomó las fotografías de Lamar inconsciente que ha publicado el Daily Mail.
En la web del prostíbulo se aprecia que todas las habitaciones, además del libro de Hof, tienen en las mesillas una decoración cuanto menos curiosa: un consolador, un frasco de aceite para niños y velas. Los escabrosos detalles de la orgía de Lamar se han hecho virales mientras el afectado se recupera en un hospital de Los Ángeles de un maratón sexual que pudo costarle la vida. Hasta seis veces en una noche llegó a pedir los servicios de las prostitutas.