En la finca de la artista Isabel Pantoja reina la calma y la tranquilidad, por no decir la desidia, desde que la cantante fuera encarcelada. Desde la carretera tan solo se ven unas excavadoras que indican que se están realizando algunas obras.
El único movimiento que puede haber son el de las vacas retintas, tan comunes en la zona, pastando en los terrenos de Cantora. No se ve gente entrando, ni siquiera curiosos, ni movimiento de coches. Poca vida hay en el refugio de Isabel, en el que continúan viviendo su madre y su hermano Agustín.
Pantoja, por su parte, continúa a la espera de la decisión de la Junta de Tratamiento, para ver si es posible que le concedan el tercer permiso penitenciario. La Audiencia de Málaga le ha denegado la suspensión de la pena por blanqueo de capitales.
Una decisión tomada por la Fiscalía Anticorrupción que, hace dos semanas, ya se había opuesto a tal petición. Isabel ya ha cumplido un cuarto de la pena, y teniendo en cuanta el tipo de delito que se le imputa, tendría derecho al tercer grado, aunque al día de hoy no lo tiene fácil. Su abogado, Carlos Esteban Romero, no cesa en el empeño, y habrá que ver cuál será la decisión final.
Mientras, la primera puerta de acceso a la finca, donde se puede apreciar el hierro y las iniciales de la artista, sigue esperándola. La última vez que Pantoja salió del penal de Alcalá de Guadaira, donde ingreso el pasado Noviembre, fue el 24 de Agosto.