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¿Fue asesinado Félix Rodríguez de la Fuente?

Cuarto Milenio especula sobre que su muerte no fue a causa de un fortuito accidente aéreo.

Félix Rodríguez de la Fuente | Imagen de televisión

Treinta y cinco años se han cumplido en la última primavera de la trágica muerte en accidente aéreo del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. A pesar de ese tiempo transcurrido me atrevo a asegurar que muchos españoles siguen recordándolo por su indeclinable amor a la Naturaleza, la defensa de los animales, en aquellos inolvidables programas de Televisión Española bajo el rótulo de El hombre y la tierra, que mantuvo en antena desde 1973 hasta 1980. En la noche del pasado domingo el director y presentador del programa Cuarto Milenio, de la cadena Cuatro, lo dedicó a la figura del gran investigador burgalés, especulando con la posibilidad de que su muerte no fuera a causa de un fortuito accidente aéreo, como siempre se creyó, sino a consecuencia de un plan premeditado para asesinarlo mediante un complot, manipulando algunas piezas de la avioneta en la que halló su triste final.

¿En qué basa su arriesgada hipótesis Íker Jiménez, responsable del espacio mencionado? Porque una cosa es que en sus, sin duda, entretenidos programas, nos cuente historias de ovnis, y otra muy distinta y más difícil de sostener es que tres décadas y media después de aquella tragedia en el espacio se piense que aquel popular personaje cayera en las redes de una trama político-mafiosa que determinara acabar con su vida. Nadie, absolutamente nadie, sospechó tal cosa entonces. Y su familia no hizo manifestación alguna que dudara de las razones de su accidente mortal.

Pues bien: ahora, en Cuarto Milenio se recogía la declaración de Odile, la tercera de las hijas de Félix, de cuarenta y dos años, manifestando: "Mi padre era una persona incómoda para mucha gente". Se recordaba que con diez años de anticipación ya anunció el cambio climático. ¿Acaso ello comportaba para Rodríguez de la Fuente la amenaza de alguien o de un grupo que se viera perjudicado? Por lo visto cinco días antes de fallecer propuso a los reyes y al entonces presidente de Gobierno Adolfo Suárez un plan bajo el título Estrategia mundial para la conservación de los recursos vivos y el logro de un desarrollo sostenido. ¿Molestaba a algunos poderes públicos, empresas que no imaginamos de qué clase, o grupos determinados de presión, esa propuesta de Félix? La verdad es que se nos hace difícil hallar explicación alguna. Lo que ya parece del todo punto increíble es lo que la familia o gente del círculo más cercano de Rodríguez de la Fuente parecen sostener en el sentido de que "pudo ser presidente del Gobierno, pero se lo impidieron". A la vez que esto otro: "Le ofrecieron varios ministerios, que rechazó". Admitamos la posibilidad de esto último: ¡qué sé yo, la cartera de Agricultura, por ejemplo! Pero ¿el sillón de la Moncloa? Les invito a cuantos lean este artículo, sobre todo si además vieron el mencionado programa de Cuarto Milenio, a que expresen su opinión al respecto. ¿Se creen la teoría de que fue asesinado, siguiendo esas premisas acerca de que era un personaje molesto para alguien en concreto? Lo único que pudiera sostenerse sobre esas sospechas es, siempre según Íker Jiménez, que tras el accidente desaparecieron restos de la avioneta y algunas grabaciones que, de haberse hallado, tal vez pudieran aclarar importantes detalles sobre el suceso.

Lo único que sabemos con certeza es que a las doce treinta de la mañana del 14 de marzo de 1980 la avioneta que había contratado Félix Rodríguez de la Fuente se estrelló en las inmediaciones de un pueblo de esquimales llamado Shaktoolik, en Alaska, a veinticinco kilómetros de la costa del mar de Bering, pereciendo en el acto junto a sus dos colaboradores, Roa y Huéscar, y el piloto de la nave. Oficialmente se determinó que la avioneta se estrelló a poco de su despegue como consecuencia del desprendimiento de uno de los hidropatines. La expedición pretendía filmar la carrera de trineos con perros más importante del mundo en ese lugar del Círculo Polar Ártico.

Se conocen algunos detalles anecdóticos referidos por alguno de sus colaboradores que se habían quedado en tierra. Por ejemplo que, seis horas antes del accidente, dieron en cantar unas sevillanas, "Cuando un amigo se va", cuya letra luego parecería una luctuosa predestinación. Y también que, poco antes de subirse a la avioneta, contemplando el bellísimo paisaje glacial, Rodríguez de la Fuente hizo este comentario, también premonitorio por desgracia: "¡Qué lugar más hermoso para morir!". Una casualidad igualmente: el mismo día en que se fue de este mundo cumplía cincuenta y dos años. Agreguemos, continuando ese argumento de la predestinación, que en aquel viaje a Alaska, Félix al parecer bromeó con sus compañeros sobre la posibilidad de morir pronto, y en ese caso "me reencarnaría en un lobo", manifestó muy sonriente. Se daba la circunstancia de que un hombre como él, de carácter inequívocamente aventurero, no escondía un miedo cerval a montarse en avión.

Félix Rodríguez de la Fuente era un personaje tan admirado como querido por millones de telespectadores, en una época en la que no existían aún las televisiones privadas en España y Televisión Española podía alcanzar cifras millonarias de audiencia. Siempre simpático y locuaz mantenía que sus "mejores amigos son los niños y los jóvenes". Se autodefinió como "un médico odontólogo algo loco". Había cursado la carrera de Medicina en Valladolid. Su afán divulgador de todo aquello relacionado con la Naturaleza, en especial las águilas, la cetrería en general, los lobos, lo llevó a participar en multitud de coloquios y programas de radio antes de comenzar en televisión sus charlas a partir de 1966. Ponía tal empeño en sus parlamentos, tanta vehemencia, que era difícil sustraerse a sus teorías, o por lo menos suscitaba curiosidad escuchándolo, contemplándole en las bellas imágenes de los reportajes que dirigía.

Fue enterrado en su pueblo natal pero, en junio de 1981, su viuda, Marcelle Parmentier, dispuso que se exhumaran sus restos para, de madrugada, trasladarlos al cementerio de Burgos. Al enterarse al día siguiente los vecinos de Poza de la Sal pusieron el grito en el cielo. Una Fundación que lleva su nombre y mantienen su viuda y sus tres hijas se ocupa desde 2004 en difundir el legado del muy recordado Félix Rodríguez de la Fuente.

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