Las enigmáticas vacaciones de François Hollande
Hollande se niega a hacer público el destino de sus vacaciones.
Desde que llegó al Palacio del Elíseo en 2012, las vacaciones de verano le han supuesto un quebradero de cabeza al presidente de Francia, François Hollande, que este año ha decidido abonarse al misterio y mantener en secreto dónde y con quién se tomará unos días de descanso en agosto.
"Gracias por no preguntarme dónde o con quién me voy", dijo a los medios Hollande, cuyos avatares sentimentales le han convertido en una de las presas favoritas de la prensa del corazón, especialmente desde que en enero de 2014 trascendiera su romance con la actriz Julie Gayet y rompiese con la entonces primera dama, Valérie Trierewiler.
Poco se sabe sobre el verano del político socialista, que ha dejado entrever que se relajará unos días tras su viaje a Egipto el 6 de agosto para celebrar la inauguración del nuevo Canal de Suez y que estará de regreso el 19 de agosto, cuando comienza el nuevo curso político en Francia.
"Luego tendré una oportunidad. En Francia, por supuesto, en Francia", añadió Hollande a propósito de unas enigmáticas vacaciones por las que siente menos apego que antes de ser jefe del Estado porque "todos los días cuentan en un quinquenio" presidencial.
El primer verano tras su elección en mayo de 2012 Hollande se fue de vacaciones al fuerte de Brégançon, una residencia estatal en la costa mediterránea.
En ese refugio veraniego de otros muchos estadistas franceses, -como sus predecesores inmediatos Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac, pero también Charles de Gaulle, Georges Pompidou o Valéry Giscard d'Estaing y François Mitterrand-, le acompañó Trierweiler.
La prensa los retrató como dos veraneantes más en ese enclave rocoso situado en el cabo Bénat, a unos 10 kilómetros de Saint-Tropez, y se hicieron célebres unas fotografías de Trierweiler en bikini que no fueron del agrado de la compañera sentimental del presidente.
Aquellos días de asueto marcaron, además, el inicio de la caída de popularidad de Hollande hasta mínimos históricamente bajos: no gustó la imagen del presidente paseando entre los lugareños y leyendo el periódico a orillas del mar mientras la economía y el paro no dejaban de empeorar.
Un año después, la pareja eligió para su descanso estival otra residencia estatal, La Lanterne, situada a 30 minutos en coche de París. Se trata de una finca de cuatro hectáreas colindante con los jardines del Palacio de Versalles, protegida de las indiscreciones por un muro de cuatro metros de altura.
Fue en esa misma residencia donde el presidente pasó sus vacaciones de verano de 2014, en la mayor discreción y sin pareja oficial tras su ruptura con Trierweiler.
Para el resto de los miembros del Gobierno, el primer ministro francés, Manuel Valls, dio instrucciones claras durante el último consejo de ministros del curso, el pasado 31 julio.
"Cada uno debe permanecer movilizado, disponible y activo. Es lo que esperan de nosotros los franceses", dijo Valls, que también ha pedido a sus ministros que elijan destinos a menos de dos horas y medio de vuelo de París.
La mayoría pasarán sus vacaciones en Francia, desde Bretaña a la Costa Azul, como el propio jefe del Gobierno, que se desplazará a La Provenza (sur), o el ministro de Economía, Emmanuel Macron, que ha elegido como destino Le Touquet (norte).
Entre los pocos que tienen bula geográfica se encuentra la ministra de Justicia, Christiane Taubira, que podrá cruzar el Atlántico y descansar en su Guayana natal, donde piensa "leer, nadar, pedalear, cantar y silbar", bromeaba.
Otros no se concederán ninguna tregua estival, como la ministra de Ecología, Ségolène Royal, que viajará a África para sensibilizar sobre la cumbre sobre el clima que se celebrará a final de año en París, o el titular de Interior, Bernard Cazeneuve, que renunciará a sus vacaciones para gestionar la crisis de inmigración en el Canal de la Mancha.
Sí lo hará el expresidente de Francia y actual líder de la oposición conservadora, Nicolas Sarkozy, que ya se encuentra de vacaciones en la isla de Córcega con su esposa, la exmodelo y cantante Carla Bruni.
La pareja Bruni-Sarkozy se relaja en la hacienda Murtoli, una lujosa granja ecológica de 2.500 hectáreas situada al borde del mar Mediterráneo, entre Sartène y Bonifacio.
El propietario de la finca, Paul Carnarelli, muy ofendido después de que el semanario "Le Canard Enchaîné" describiera los días de ocio del expresidente en su dominio agroturístico como unas "lujosas vacaciones en un aprisco corso", ha desmentido que se trate de la morada más exclusiva del complejo, con capacidad para doce personas.
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