Kiko Rivera y Jessica Bueno todavía tienen cabos judiciales que atar. El hijo de Isabel Pantoja ha tenido que regresar a Eibar para comparecer ante el juez por la disputa que mantiene con su ex por la custodia de su hijo en común, Francisco. Y lo ha hecho con muy malas pulgas, tal y como quedó reflejado en las imágenes capturadas por los diversos medios congregados en el barrio Txantxa Zelai.
Tal y como cuenta Beatriz Cortázar en El Programa del Verano, un desaliñado Rivera, que llevó una sudadera blanca a los Juzgados, llegó en un coche con chófer y un joven alto que llevaba su maleta. Pidió una Coca-Cola y un pincho en un bar aledaño al Juzgado. Por su parte, Jessica Bueno entró con su novio el futbolista Jota Peleteiro, ambos mejor vestidos para la ocasión y sobre todo más amistosos con la prensa.
La reunión de ambos dentro del edificio duró hasta el mediodía. Hace unos meses, la expareja se sometió a un peritaje judicial en San Sebastián para valorar si la custodia del pequeño Francisco, una vez cumplidos los tres años, debe seguir siendo compartida o no.
Rivera se fue como llegó, cabizbajo y sin hacer comentario alguno, al contrario que Bueno y Peleteiro. Todo apunta a que el juez dará la razón a los segundos, y que la madre podrá llevarse al niño a Londres, donde residen debido al fichaje de él por el Brentford. El hijo de Isabel Pantoja sustituyó, de hecho, a su equipo de abogados por los escasos avances conseguidos. Ya sólo falta la decisión judicial.