Como era de esperar, todos los conflictos en la familia de Rocío Jurado antes o después iban a salir a la luz. En esta ocasión es Amador Mohedano el que desvela la "nula relación" que tiene Rocío Carrasco, porque "se siente traicionado por su sobrina". Según desvela a Semana, sale ahora porque "le apetecía después de tanto tiempo callado, y dejando que todos cuenten tantas cosas y supiesen tanto de personas con las que no han estado".
El hermano de Rocío Jurado cuenta "su verdad sobre Rocío" en unas sensaciones memorias, en las cuales no deja en buen lugar ni a su sobrina Rociíto ni a su marido Fidel. En el primer capítulo del libro el exmanager desvela varias de "las traiciones de su sobrina". Comienza recordando, cuando aún estaba viva Rocío Jurado, que Fidel y Raúl López hicieron todo lo posible para conseguir un proyecto con la cantante, pero sin contar con él. En ese momento, por el amor incondicional a su hermana y porque ésta le suplicó "que se quedara con ella", prefirió tragar y aguantar todo aunque "se estuviera haciendo a sus espaldas". Ese trabajo salió adelante, aunque la salud de la cantante era débil. Culpa a su sobrina de esa situación porque su marido tenía su consentimiento y está convencido de que influyó en él.
Otro de los conflictos que narra fue cuando Gracia Quereja quiso rodar una miniserie de la cantante. Al principio, todo iba bien hasta que la hija de Rocío Jurado no quiso darle la importancia que se merecía Ortega Cano en la vida de la artista, algo que a Amador no le pareció bien. Esas diferencias hicieron que la directora se negara a dirigir la miniserie y decidió no formar parte de esa guerra. Al tiempo, Mohedano se enteró de que su sobrina había contratado por su cuenta a otra persona para dirigir la película, sin decirle nada a él. La llamó para saber qué estaba pasando y, en vez de recibir explicaciones, ésta le explicó que "le tocaría ver la película sentado en el sofá de su casa, como la la iba a ver ella". "A partir de ese momento mi relación con Rocío Carrasco fue nula, cero", hasta que volvieron a coincidir por el asunto del Museo Rocío Jurado.
Al principio, éste no vio claro el proyecto pero acabó decidiendo formar parte. Durante el primer capítulo confiesa que nunca cobró por el trabajó que realizo en el museo sino que, además, tuvo que poner dinero suyo. Después de tener todo avanzado y dedicarle muchísimo tiempo y esfuerzo, se quedó paralizado la apertura de éste. Rocío se niega a saber algo del proyecto "hasta que no se arreglen las cuentas". El problema surge cuando, con el tiempo, descubre que Rociíto volvía a poner en marcha el proyecto pero, una vez más, sin contar con él. Finaliza el capítulo aclarando que: "Dos años después el museo sigue cerrado y nadie me ha dado una explicación de lo que ha pasado". Ya está cansado de ceder, así que "solo le queda desearle a su sobrina que sea muy feliz".