La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha contado con la presencia de Beatriz Cortázar, Carlos Pérez Gimeno y Carmen Jara para comentar la actualidad social, esta vez centrada en la inesperada muerte de la actriz y cantante Marujita Díaz, una "figura muy popular en cine, televisión, música y la vida pública nacional" -tal y como la definió el director del espacio, Federico Jiménez Losantos- que pese a "no estar al nivel de otros, sí fue muy popular y llenaba los escenarios".
Precisamente la cantante Carmen Jara, presente en la tertulia, reveló lo ocurrido en el último adiós de Marujita que tuvo lugar el martes en el tanatorio de la M-30, una ceremonia inusual y sorprendentemente discreta para una artista tan conocida. Probablemente demasiado...
"Cuando llegué al tanatorio, me dijeron que no había nadie y la sala estaba cerrada, a las seis y cuarto de la tarde", explica Jara, que durante nueve años fue integrante de la célebre "Mesa Camilla", en compañía de Paquita Rico, Encarna Sánchez y Mari Carmen Yepes. No había nadie de la familia, que "había dado orden de no dar explicación a nadie, y que no entrase nadie". Todo ello pese a la gran cantidad de prensa que se dio cita a la salida del tanatorio.
Marujita Díaz dejó dicho que no quería mucha gente, algo que su familia cumplió a rajatabla. Tanto que, tal y como confirmó la periodista Beatriz Cortázar, ni su propia abogada Teresa Bueyes pudo acceder al recinto. La sala, finalmente, cerró muy pronto, y mientras estuvo abierta ni siquiera había indicación de qué espacio ocupaba el cuerpo de Marujita.
La propia Carmen Jara explica que cuando entró, lo hizo arriesgándose a que la echaran, y que mientras rezaba junto al cuerpo "vinieron dos señores del tanatorio y delante de mí cerraron la caja. Orden de la familia, dijeron". ¿Era necesaria tanta discreción en el funeral de una artista popular y querida como Marujita Díaz?