Justo cuando se cumple medio siglo del rodaje en España de Doctor Zhivago nos hemos enterado de la enfermedad que acosa a quien fue su protagonista, el actor egipcio Omar Sharif, víctima del llamado "mal de Alzheimer". Vive en el lujoso hotel de un complejo turístico situado a cuatrocientos kilómetros de El Cairo. Tiene ochenta y tres años cumplidos el pasado 10 de abril. Está notablemente avejentado, va perdiendo progresivamente la memoria y hay días en los que no reconoce a nadie ni sabe realmente quién fue él mismo. No hace mucho que lo saludé en Madrid, en la elegante tienda de camisas que regenta un sobrino suyo en el barrio de Salamanca, cerca del Retiro, con el apellido familiar como reclamo. Omar Sharif, que habla un perfecto español, vivió dos años en nuestra capital junto a su madre, ya desaparecida, y una hermana. Un hombre cortés, de gran elegancia, física y espiritual. Ya tenía los cabellos y el bigote encanecidos. Exactamente como en la escena final de Doctor Zhivago, la película que rodó entre nosotros.
En nuestro país rodó tres filmes. El primero de ellos en 1962, Lawrence de Arabia. Se ambientó en Almería capital (el hoy parque Nicolás Salmerón), las dunas de Cabo de Gata y los campos desérticos de Carboneras y Tabernas. Duraba la friolera de casi cuatro horas y costó veinte millones de dólares. Peter O´ Toole encabezaba el reparto, en tanto él era casi un desconocido, en el papel de Sharif Ali, con el que se inicia la cinta, interpretación que le supuso ser candidato al Oscar y obtener el Globo de Oro en 1963 al mejor actor de reparto. A primeros de diciembre de 2012 Omar Sharif estuvo en Almería, invitado de honor al Festival de Cortometrajes. Fue agasajado con el premio Almería, Tierra de Cine, y a la hora de recordar su estancia en ella, comentó: "Lo que soy se lo debo a Almería, a la oportunidad que tuve en Lawrence de Arabia, cuando era un desconocido en el cine internacional y aquella fue mi primera gran película. También debo a Peter O´ Toole buenos consejos que me sirvieron para mejorar mi trabajo". Se confesó en esa ocasión ya viejo, cuando alguna dama lo piropeó por la calle. Y prometió bautizar a una de sus yeguas de carreras con el nombre de Almería.
En donde también rodó en 1970 otro filme, ya de menor entidad, Orgullo de estirpe, que dirigió John Frankenheimer, encuadrado en la historia de unas tribus nómadas del Asia Oriental. Y entremedias de los dos títulos citados, Omar Sharif protagonizó Doctor Zhivago, su gran lanzamiento al estrellato, mucho antes de que lo revalidara con Funny Girl, de William Wyler, al lado de Barbra Streisand, que debutaba en la pantalla. Doctor Zhivago era la adaptación cinematográfica de la famosa novela de Boris Pasternak escrita diez años antes, en 1955, que estuvo prohibida en la Unión Soviética. David Lean, satisfecho del cometido de Omar en Lawrence de Arabia, lo eligió como protagonista, aunque en honor a la verdad el papel se lo ofreció, respectivamente, primero a Peter O´Toole, luego a Paul Newman y después a Max von Sydow. El personaje de Tania, su esposa, cayó en manos de Geraldine Chaplin, en tanto el de Lara, en principio pensado para Jane Fonda o Audrey Hepburn, terminó siendo el trampolín a la popularidad de la británica Julie Christie, a quien tuve la suerte de entrevistar cuando hace años estuvo en el Festival de Cine de Valladolid. Menuda de estatura, con unos hermosísimos ojos que creíamos verdes y ella nos sacó del error con su delicioso acento español: "Son del mismo color del agua cuando lava la ropa, ¡la colada!". Me reconoció, cómo no, que si era conocida en todo el mundo era gracias a Doctor Zhivago…, "aunque gané el Oscar con Darling", agregó.
El rodaje de Doctor Zhivago transcurrió en Madrid y Soria, fundamentalmente. Entre las peculiaridades conste que en el madrileño barrio de Canillas, en la hoy rotulada calle Silvano, se tomaron secuencias donde un numeroso grupo de bolcheviques, en los momentos previos a la Revolución rusa, desfilaban cantando… "La Internacional", lo que en pleno régimen franquista no dejaba de ser una osadía. Eso sí, previos acordados permisos y la vigilancia de agentes policiales. Todo estaba controlado en aquella superproducción en la que aparecía el edificio del Kremlin como fondo del decorado, entre tres mil extras. Un incidente tuvo en vilo al director David Lean, porque en aquel invierno de finales de 1964 y comienzos del año siguiente no nevó en Soria, en los alrededores de la quinta elegida como refugio del doctor Yuri Zhivago, y los técnicos tuvieron que recurrir a toneladas de sal, polvo de mármol e incluso cera derretida.
Y aunque el estreno de Doctor Zhivago en Nueva York en 1965 obtuvo malas críticas, finalmente fue aclamada en todo el mundo. Y a Omar Sharif, queda dicho, le sirvió como el mejor aval para su posterior carrera. Cien películas adornan su biografía cinematográfica. Muchas de ellas las rodó en sus inicios en la pantalla en su país natal, cuando conocido como Michel Demitri Chalhoub, nacido en Alejandría el 10 de abril de 1932, devino en su definitivo sobrenombre de Omar Sharif. Estuvo casado con Faten Hamana desde 1954 hasta 1974, que se divorciaron. Fue la actriz más popular en Egipto en esos años. El gran amor de su vida, aunque tuvo relaciones con otras actrices importantes, que él procuró no fueran pasto de la prensa rosa. Mediados los años 70, cuarentón, Omar acusaba una crisis de contratos, en tanto iba desapareciendo su proverbial galanura. Luchó contra ese vacío que supone la pérdida de popularidad y sobre todo de cotización entre los productores y directores, refugiándose en el juego. Inveterado maestro en el bridge, apostaba fuertes sumas en la ruleta de los casinos de Francia o Inglaterra, particularmente, cuando no tomaba parte en importantes pruebas hípicas en calidad de propietario de una yeguada. El dinero ahorrado en sus tiempos de gloria se le iba volatilizando por su ludopatía. Todavía era reclamado para alguna película, ya de vuelta de vanidades, y así en 2003 protagonizó una muy interesante, El señor Ibrahim y las flores del Corán, despidiéndose definitivamente en 2009 con Al Mosafer, que creemos no ha sido estrenada en España. Ahora su vida transcurre entre las brumas de su muy deteriorada memoria, ajeno a su pasado, sin saber cuál es su presente.