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Tita Cervera, una vida de pasión y ambiciones

Este 23 de abril cumple setenta y dos años. Su vida y matrimonios son ya leyenda del cuore español e internacional.

Este 23 de abril cumple setenta y dos años. Su vida y matrimonios son ya leyenda del cuore español e internacional.
Boda de Lex Barker y Tita Cervera | Cordon Press

María del Carmen Rosario Cervera Fernández cumple este 23 de abril setenta y dos años. Nos estamos refiriendo, naturalmente, a la baronesa Thyssen, a Tita Thyssen, como es comúnmente llamada entre sus más allegados. Nacida en Barcelona del matrimonio formado por el mecánico Enrique Cervera y María del Carmen Fernández, hogar de clase media venido a menos porque la pareja se separó cuando Tita contaba sólo cinco años de edad. Con los años, maquillaría sus orígenes, que los situaba en el seno de una familia acomodada cuyo padre era un importante industrial. Acaso ello llevaría a madre e hija a soñar con un futuro mejor para superar aquel pasado. Puede decirse que hay un antes y un después en la biografía de esta sugestiva mujer hasta convertirse en 1985 en la baronesa Thyssen, dueña de una de las mayores fortunas de España.

De jovencita dio más de un disgusto a su madre porque se encandiló de un muchacho llamado Manuel Pierre y para alejarla de él Tita acabó ingresada en un severo internado. No sería el primero de sus novietes. En un calculado porvenir que la madre le iba trazando, Carmen Cervera fue elegida Miss Barcelona y después Miss España 1961, su primer trampolín para el éxito. Su encuentro con el actor Lex Barker, (protagonista de algunas películas de Tarzán), al coincidir en un vuelo, cambiaría momentáneamente su vida, aun cuando el destino de aquel viaje era Ginebra, donde la esperaba un millonario argentino, peronista y dueño de un castillo. Pero a Tita no le atraía por lo visto aquel caballero, sino un hijo de éste. Al rubio actor norteamericano volvería a verlo y el 6 de marzo de 1965 contrajeron matrimonio, que duró ocho años, salpicado de disgustos y separaciones, al punto de que el 11 de marzo de 1973, encontrándose ella en Roma, Lex Barker fallecía como consecuencia de un infarto de miocardio sufrido cerca de la Quinta Avenida neoyorquina. Él estaba muy enamorado de nuestra compatriota, pero ésta se había entretenido últimamente en frecuentar la relación con el joyero Fred Jorovitch y la más íntima sobre todo con la del multimillonario Kirk Kerkorian, que entre sus numerosas actividades económicas figuraba la de ser el más importante accionista de la multinacional del cine MGM. Ello permitía a Tita disfrutar tanto en Nueva York como en Los Ángeles de sus amistades en el mundillo del celuloide, muchas de ellas desde luego de los tiempos en los que era feliz junto a Barker, como Frank Sinatra, Dean Martin, Robert Mitchum, Richard Wagner, Natalie Wood…

Soñaba Tita con ser también algún día una estrella del Séptimo Arte, pero el protagonista de Tarzán de los Monos siempre se lo impidió, recordando los problemas que tuvo con una de sus esposas, la deslumbrante Lana Turner. Cuando enviudó de Lex Barker, Carmen Cervera cayó en los brazos de un seductor venezolano conocido como Espartaco Santoni, a la sazón productor cinematográfico. Tres años duró la pareja, que incluso contrajo matrimonio civil en Nueva York el 28 de febrero de 1975. Pero terminarían de mala manera a pesar del apasionado amor que sostuvieron desde el primer día que se encamaron, nada más conocerse, cuando él acababa de casarse con la actriz mexicana Tere Velázquez. Atractivo, embaucador, quien llamaba a Tita "la Tarzana", diría que "nuestra relación sexual es insuperable". Empeñada en ser actriz rodó un par de películas, Verano sangriento y Misión imposible, perfectamente dignas de olvido. Él disfrutó al principio de la herencia que Tita había cobrado de Lex Barker y hasta de algún millón de pesetas que tuvo que pagar para sacarlo de la cárcel cuando Espartaco acabó entre los barrotes de la prisión de Carabanchel, acusado de estafa. Pero me consta, porque traté a ambos lo suficiente, saberlos muy enamorados. Los momentos de pasión que vivieron, de los que tenemos conocimiento por un par de libros que él escribió con pasajes llenos de erotismo, dan fe de su apasionada unión, que ella decidió cortar por lo sano, solicitando que se declarara nulo el matrimonio, al averiguar que su marido, es decir Espartaco Santoni, aún permanecía legalmente casado con su primera mujer y por tanto lo acusó de bigamia. Tiempo después se reencontraron en Los Ángeles y él aseguraba que Tita le había pedido reanudar la convivencia, sin acceder a ello.

De nuevo soltera, Carmen Cervera vivió a finales de los años 70 el periodo tal vez más oscuro de su vida, pues sus ahorros habían mermado hasta casi dejarla en la calle. Tuvo otras relaciones, la más conocida con el publicista Manuel Segura. Y el 24 de julio de 1980 fue madre de un bebé al que bautizó con los nombres de Borja Alejandro. Nada hacía presagiar pocos meses después, rodando una cutre comedia dirigida por Mariano Ozores con Manuel Summers de protagonista, en una de cuyas secuencias apareció totalmente en cueros vivos, El primer divorcio, que su vida iba a dar un giro de trescientos sesenta grados cuando, a punto de cumplir treinta y ocho años, en 1981, fue invitada a un crucero en la isla de Cerdeña, en el que conoció al todopoderoso hombre de negocios Heinrich Thyssen Bornesmizza. Los veintidós años de diferencia entre ambos ni otras peculiaridades fueron obstáculos para que se casaran el 16 de agosto de 1985 en Inglaterra.

El resto ya es más que conocido y obviamos cualquier otro ocioso comentario, por repetitivo. Carmen Cervera, Baronesa Thyssen, había conseguido aquel ambicioso sueño de su madre: casarse con quien pudiera llevar una vida de lujo para no atravesar las privaciones de su infancia cuando su padre abandonó el hogar conyugal. Aunque dispone de varias residencias, en los últimos tiempos reparte su tiempo entre su inmenso chalé madrileño y el que adquirió en Andorra, adonde ahora va más a menudo. Mujer de extraordinaria vitalidad, es de carácter abierto, de incuestionable inteligencia e innegable simpatía, como pudimos comprobar en algunas de las ocasiones que la entrevistamos. Hechas las paces con su hijo, disfruta de sus otras dos hijas. Y si fallecido el barón tuvo alguna relación sentimental, sobre todo una con su preparador físico, es algo que Tita Thyssen ha llevado con absoluta discreción, manteniendo la dignidad de quien está al frente del Museo de su apellido en Madrid y el que también sostiene en Málaga. Una dama de novela que merece nuestra admiración.

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