Maradona se ha tatuado la palabra "perra" en el pecho y a la gente no le ha gustado. Perra es como llama a su novia, Rocío Oliva. También se puso "Rocío" en el antebrazo. Para que hubiera variedad. Y para que no se le olvide. Ella también se tatuó el nombre de su novio (pero no "perro"). Las porterías sociales han acusado al futbolista de misógino. Claro, que después de ver cómo se ponía violento con la chica, semejante pequeñez da un poco igual. Más gordas le han caído a Kaley Cuoco, la actriz de The Big Bang Theory, por su entrevista en Redbook. Le preguntaron su opinión sobre el feminismo y se salió del guión. O no, porque renegar del feminismo también está en el guión, pero hay a quien se le aguanta y a quien no. Y tampoco estaban preguntando a Amelia Valcárcel. "Sé que suena anticuado, pero me gusta la idea de que las mujeres cuiden de sus hombres" (ella se mostraba encantada de todo lo que hacía por su marido, contaba que le gustaba ser ama de casa). Como el personal se ha vuelto loco con esa frasecita y otras, la Penny de la serie ha tenido que disculparse. "Algunas personas se han ofendido con mis comentarios respecto al feminismo, por lo que pido disculpas", ha escrito en su perfil de Instagram. "Si estás en el negocio del show business tienes que tener cuidado porque tus palabras pueden ser sacadas de contexto".
No tengo muy claro cuál es el contexto. Ni tampoco que no ser feminista tenga que ver con cocinar para tu marido. Si un hombre hubiera dicho lo mismo ("me gusta la idea de que los hombres cuiden de sus mujeres") seguramente también habría sido tachado de machista, esa palabra tan de gatillo fácil. Y con tantas capas de pintura que acaba no significando nada. Si yo quiero que mi novio me llame perra o si me gusta cuidarlo es algo que dudo tenga que ver con el feminismo. Salvo que, además, tenga que ver con el simplismo. El amor lo que sí tiene es mucho de sumisión. De arrastrarse frente al otro. Diga lo que diga el feminismo, Simone de Beauvoir o María Teresa Campos.
Como estado de imbecilidad transitoria, según la manida sentencia orteguiana (o como pérdida de dignidad), el amor está por encima del feminismo. Otra cosa es que podamos abrir cuentas corrientes, ir a la universidad o presentarnos a diputadas. El amor también está por encima del sentido común. Cuando uno está enamorado seguramente no debería hablar de lo que le gusta o de lo que hace por el otro porque da mucha vergüenza. O sí, qué demonios, porque casi todo el mundo puede entenderlo. Tampoco estaría de más tatuarse, si no "perra", al menos "perrita faldera". O gilipollas.