Teníamos previsto desde hace tiempo que Marta Sánchez cerrara esta serie de Musas del destape, coincidiendo además con el fin de año. Y, miren por dónde, el pasado domingo, una cadena de televisión la entrevistaba, asegurando ella haber sido objeto de un chantaje por parte de la revista Interviú, que le pagó, según su versión, cuarenta millones de pesetas (alrededor de 240.000 euros, al cambio actual) por aparecer en portada y páginas interiores tal y como su madre la trajo al mundo. La cantante madrileña no contó exactamente cuanto ocurrió acerca del famoso desnudo.
Marta Sánchez, hija de un cantante de ópera, el asturiano Antonio Sánchez Camporro (que se anunciaba como Antonio Campó) se convirtió en vocalista de un grupo pop de mediados los años 80, Olé-Olé, sustituyendo a una de las fundadoras del conjunto, Vicky Larraz.
Dejó al cuarteto masculino para volar por cuenta propia como solista a partir de 1993. Llevaba años siendo "el sueño erótico de muchos españoles", una de "las mujeres más deseadas". Y no era para menos, porque con su físico (comenzó a ser conocida como la Marilyn española), teñida de rubia platino, despertaba comprensibles pasiones masculinas. Una vampiresa de la canción, musa sexy del pop español que encandilaba desde el escenario con sus impresionantes curvas y un busto prominente. Por otra parte no se le podían negar sus más que aceptables condiciones interpretativas.
No pensando en ellas, precisamente, sino en lo otro, el director de Interviú ofreció a Marta Sánchez que posara en top-less para la revista, a cambio de una elevada suma en metálico y un Porsche o cualquier otro automóvil deportivo semejante, pero la interesada se lo pensó muy bien y dijo que no. Jamás a nadie se le había hecho semejante oferta. Con razón se quejaría más adelante Lola Flores, que sólo percibió cinco millones de pesetas por lucir sus pechos. Pero, como dice el refrán, quien la sigue, la consigue. Y el semanario convino con la cantante que, a cambio de ¡setenta y cinco millones de pesetas! posaría sin ropa.
Dos avezados paparazzi se cruzaron por medio en esta historia. Enterados de que Marta Sánchez estaba en Nueva York convinieron con ella un reportaje en las Islas Vírgenes, con la promesa de que se publicaría en otra revista. Se le adjudica a la cantante esta frase: "Enseñar mis pechos vale medio millón de dólares". Parece que en ese viaje ambos reporteros urdieron un plan, no se sabe si con el consentimiento total de Marta o no.
Uno de ellos la fotografiaría desde una lancha, y el otro, supuestamente sin que ella lo advirtiese (lo que ponemos en duda), escondido en la orilla de la playa y luego nadando, procurando no ser visto. Ella estaba acompañada entonces por su novio, Sterling Campbell, batería del grupo Duran Duran. El caso es que hubo fotos de ella medio desnuda, obra de un reportero, en tanto el otro aprovecharía que Marta se cambiaba de bañador para captarla completamente en porretas. Para completar la sesión, el citado músico negro también se despelotó. El reportaje gráfico circuló por una o más redacciones periodísticas de Madrid. Y llegaron a Interviú.
Lo que no sabemos es si Marta también cobró su parte del trabajo de aquellos reporteros. Fue entonces cuando se produjo ese chantaje, si así puede llamarse, del que la semana pasada se quejaba Marta Sánchez en sus declaraciones en la cadena Cuatro. Y entonces ella consideró que le resultaría más positivo posar con mayores garantías estéticas para la revista. Que ya no pagaría los setenta y cinco millones de pesetas pactados previamente, sino cincuenta. Diez más, según nuestra investigación, de los que ella confesaba haber recibido sólo cuarenta.
Y así, no sólo apareció en portada y páginas interiores como decíamos (año 1991) sino también en un póster desplegable en otro número, amén de que en adelante en más de una ocasión, en números especiales volverían a reproducirse aquellas impúdicas pero bellas imágenes de Marta. El póster fue un icono, como se dice ahora, en las cabinas de los camioneros de toda España y en las paredes de infinidad de talleres mecánicos. Al padre de la cantante le dio un soponcio al contemplarla de tal guisa, padecía del corazón y estuvo sin hablarse con ella mucho tiempo. Tardaría en perdonarla.
La historia de aquel desnudo de Marta Sánchez no quedó ahí. Ella demandó a Interviú, alegando que en su contrato no figuraba que fuera a aparecer en portada y mucho menos en un desplegable de gran tamaño. Perdió el juicio en primera instancia. Pero recurrió luego apoyándose en que alguna de esas imágenes se reprodujeron en otra publicación (el diario Claro, de efímera vida). Y esta vez sí los jueces le dieron la razón, aunque veinte años más tarde. Cobraría de indemnización del semanario ¡trescientos mil euros!, ya en 2010. Cifra que unida a la que había percibido inicialmente suponía el doble: cien millones de pesetas, seiscientos mil euros, por posar desnuda unas horas ante un fotógrafo y permitir la difusión de esas imágenes.
Hagan cuentas y piensen quién entonces (o ahora) pudiera cobrar tal cantidad en tan poco tiempo. Creo que ni Messi ni Cristiano Ronaldo alcanzarían ese privilegio. Y uno se sonríe recordando lo que Marta Sánchez declaró hace una semana: "Me incomoda recordar aquel desnudo, no me siento orgullosa de ello". Todo depende, claro. Y a cambio de qué. Respecto a su vida personal, dejó atrás dos maridos, Jorge Salatti, su representante, y el publicista Jesús Cabanas, con quien tuvo una hija, Paula. En su historial sentimental hubo otras historias: con el torero malagueño, hoy marido de Estrella Morente, Javier Conde, y con un tal Hugo Castejón.
En la actualidad, ha reanudado su convivencia con Dani Terán, después de veintiún días en los que estuvieron distanciados, lo que contaron puntualmente los cronistas del corazón. Precisamente, en el nuevo año aparecerá así titulado, 21 días, el próximo disco de Marta Sánchez, con temas compuestos por ella misma. Vive temporalmente con su amor en Miami y confía en remontar satisfactoriamente su carrera musical. A sus cuarenta y ocho años, sonríe a la vida, tras superar tiempo atrás un quiste que le diagnosticaron. Teniendo en cuenta que su hermana murió de cáncer, es lógico pensar que se sintiera alarmada. ¡Suerte en el 2015!