La Pechotes debería agradecer que Antonio Recio no se refiera a nadie por sus dientes. Quizá si la hubieran llamado la Piñotes sí que tendría por lo que molestarse. La aparición de la amiga del niñato Nicolás en Un tiempo nuevo fue una desilusión como esa que se llevan los que se conocen por internet con fotos por encima de sus posibilidades. Los que luego ven que las caras y los cuerpos no siempre son lo que parecían. La muchacha sigue teniendo los ojos que ya conocíamos, pero el pelo como lamido por una vaca y esos dientes de tertuliana de derechas pusieron el toque de desilusión. Es como una Miranda Kerr de los chinos. Que no diera el habla ya es otra cosa. Se puede ser tonta pero fea. Al bellezón que nos habían vendido le salió algo parecido a la voz de Lina Lamont en Cantando bajo la lluvia. Como esos columnistas de renombre que el día que salen en la tele descubres que tienen un tic nervioso o son tartamudos.
Mujeres como la Pechotes dan más valor a mujeres como la Pedroche. Ninguna de las dos es Amelia Valcárcel, vale. Ni siquiera Camille Paglia, intelectual más dada al espectáculo. Pero en su género destaca. Claro, que no sé cuál es el género de Isabel Mateos, todo hay que decirlo. Digamos que ni siquiera tiene el don de palabra de Raquel Bollo (aunque esta diga a Chelo García Cortés eso de "conmigo de envalantonas"). Cristina Pedroche, que empezó sustituyendo sin demasiado brillo a Pilar Rubio en Sé lo que hicisteis (el mismo poco brillo que tenía Rubio), se ha convertido en una de las chicas más graciosas de la tele, con permiso de Ana Morgade. Es verdad que en Zapeando tiene guión (tienen guión), pero cuando va por ahí hablando sin apoyo también lo es.
Cristina Pedroche, chica de la puerta de al lado, sí es más que unas tetas, atributos sobre los que Zapeando (el programa favorito de Tania Sánchez) ha abundado y bromeado, al menos al principio. Por ejemplo, tras la entrevista de ‘Famosos y una vieja’ en el canal Top Trending Video (de Atresmedia). "Mis tetas han decidido que aquí termina la entrevista", se levantó después de que la vieja destacara la importancia profesional de sus melones. Cuando parecía que se iba a encasillar en buenorra y nada más, se ha crecido como cómica (como cómica intérprete). "Se me están mojando las peras", soltó un día de combate con agua. Que no tuviera la más mínima gracia imitando a Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer con la serpiente encima le añade valor (que se echara el bicho encima, también). Esto fue en Los viernes al show, un programa en el que ella está por encima de lo demás. De los demás.
En una entrevista contó que Bropi, el director de Zapeando, le dijo: "No eres la mejor, pero vas a ser la mejor". Y algo parecido pasa con el programa, que ha evolucionado para bien. No voy a compararla con Dolly Parton porque esta canta y compone maravillosamente. Pero sí coincide en lo de reírse de ella misma. "Ni tengo gusto ni estilo. Y a nadie le importa", reconocía Dolly. Y cuando le preguntan si son reales, contesta: "Por supuesto que no. Nunca podría haber conseguido que mis uñas crecieran tanto". Se puede ser pechotes y lista. Antes Ortega y Gasset, que también son dos.