Isabel Pantoja ya ha ingresado en la cárcel. Y parece que está dispuesta a colaborar en todo lo necesario, sin poner ninguna traba a nada que se le diga, para así demostrar que su actitud es buena y poder conseguir los permisos necesarios para que su familia pueda ir a visitarla lo antes posible.
Por su parte, los abogados de la artista están haciendo todo lo necesario con el fin de agilizar el proceso legal para conseguir dichas visitas.
Desde que entró en el centro penitenciario, tan solo ha podido comunicarse con la familia a través de unas cuantas llamadas telefónicas. Parece ser que la primera fue una vez pasado el reconocimiento médico, cuando le permitieron hablar con su hermano Agustín, que es quien ha cogido las riendas de la familia en sustitución suya.
Desde el ingreso de la cantante, el Centro Penitenciario de Alcalá de Guadaíra se ha convertido en lugar de peregrinación de curiosos, que no dudan en apostarse a las puertas del mismo y hacerse fotos, convirtiéndolo así en un auténtico reclamo turístico.
Al menos hasta el mes de mayo, Pantoja no podrá pedir ningún permiso, y una vez transcurridos 8 meses, que será cuando se cumpla el tercer grado, podrá salir aunque tendrá que regresar a la cárcel a dormir. Hay que recordar que su condena es de dos años de prisión por blanqueo de capitales.
Como era de esperar, sus abogados tienen muy claro que van a continuar trabajando hasta lograr demostrar la inocencia de la artista. Además de haber presentado un recurso en el Tribunal Constitucional, piensan llegar hasta Estrasburgo, al Tribunal de Derechos Humanos, porque defienden la teoría de que los de Isabel no se han tratado como debiera durante el juicio.
Mientras todo esto ocurre, Isabel Pantoja no tiene otro remedio que dejar que el tiempo transcurra lo más deprisa posible, hasta lograr de nuevo su libertad.
De momento, a la tonadillera le esperan tiempos duros, y tendrá que sacar fuerzas para enfrentarse a una Navidad triste, alejada de los suyos.