Cayetana de Alba siempre ha destacado por ser una de las aristócratas más coquetas del país. Tanto es así que siempre ha tenido a su alrededor varios hombres que luchaban por conquistarla. Durante toda su vida, su pelo dorado, sus ojos expresivos y su carácter único enamoraron a aquellos que la rodeaban. E incluso en su madurez, su simpatía y carácter engancharon a los españoles, enganchados a su vida a través de las revistas del corazón.
Cayetana siempre se ha dejado llevar por su corazón, dándole igual lo que dijeran de ella o lo que pensase la gente. Asimismo, fue una persona que ha sufrido mucho por el amor, pero nunca ha perdido la esperanza. Todo un carácter al que no le han faltado pretendientes.
En su juventud sufrió su primer desengaño sentimental. La joven se enamoró perdidamente del torero Pepe Luis Vázquez, pero su padre, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, se negó en redondo a este romance y prohibió a Cayetana que saliera con él. La duquesa lo acabó aceptando y consiguió superarlo. Según muchas biografías de su vida, el príncipe italiano Aspreno Colonna la cortejó durante un tiempo, pero nunca llegó a pasar nada. Lo mismo le pasó al aristócrata cetroeuropeo Michael Vidinsgraetz.
También se especuló que el duque de Alburquerque, Beltrán Osorio y su profesor de equitación, estaba locamente enamorado de ella, pero acabaron siendo "sólo" buenos amigos. Con tan solo 20 años, la muchacha de pelo dorado encontró al amor de su vida: al ingeniero y aristócrata Luis Martínez de Irujo. Con él no tuvo dudas y decidió casarse y formar una familia. Pero ahí no acaba su retahíla de conquistas: aunque entonces estaba casada, durante los años 50 el príncipe Ali Khan, uno de los maridos de Rita Hayworth, cortejó a la duquesa, pero sin ningún éxito por su parte.
El primer amor verdadero
Cayetana de Alba y Luis Martínez de Irujo tuvieron un noviazgo corto, porque, según ellos, desde el principio ambos estaban muy seguros de sus sentimientos. La pareja se conoció en 1946 en Madrid, porque un amigo común les presentó, y el 12 de octubre del 47 se casaron en Sevilla. Luis era seis años mayor que Cayetana e hijo del duque de Sotomayor. Su enlace fue considerado como "la boda del siglo" y fue por todo lo alto.
Tuvieron seis hijos juntos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Aunque podrían haber sido más, ya que sufrió hasta cinco abortos. En 1972 la duquesa de Alba sufrió el tercer gran varapalo de su vida, tras la prematura muerte de su madre y la posterior de su padre: Martínez de Irujo falleció de leucemia, con tan solo 53 años, enfermedad contra la que luchó durante años.
La segunda ilusión de Cayetana
Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate fue el segundo marido de la duquesa de Alba. Cuando se difundió la noticia de que se iba a casar con un intelectual que había sido sacerdote, once años menor que ella e hijo de una madre soltera, Cayetana fue muy criticada. Conoció a Jesús con 50 años, seis años después de quedarse viuda. El 16 de marzo de 1978, la duquesa se casó tan solo seis meses después de iniciarse la relación. Una vez que se casaron, el exjesuita se dedicó en cuerpo y alma al mantenimiento de la Casa de Alba y su legado artístico.
Jesús consiguió ganarse el cariño de todos los hijos de la duquesa casi al instante. Y, aunque al principio fue muy criticado, acabó consiguiendo muchos amigos. Por desgracia, Cayetana volvió a sufrir la pérdida de su marido por culpa de un cáncer, en este caso de laringe.
El matrimonio más polémico
En el 2008 comenzaron los rumores en relación a que Cayetana de Alba estaba empezando una relación con el funcionario Alfonso Diez. Se conocían desde hacía muchos años, ya que él era amigo de Jesús Aguirre. Dos años después, en el 2010, la pareja confirmó el romance y un año más tarde enviaron un comunicado informando de que se iban a casar a principios del mes de octubre. A pesar de que todos sus hijos estaban en contra de este matrimonio porque no se fiaban de Alfonso, la duquesa se acabó casando el 5 de octubre.
Desde entonces, Alfonso ha estado a su lado en todo momento manteniendo una presencia constante al lado de la duquesa, incluso cuando sus hijos estaban ausentes. Los últimos años de Cayetana con el Alfonso no han desmerecido, sin duda, del resto de su azarosa e intensa vida.