La Pechotes se enteró por la prensa de que era conocida como La Pechotes. "No sabía que me llamaban así pero, sinceramente, Fran no va mucho con gente de la noche. Yo soy la única persona de la noche que conoce y justo tengo los pechos grandes", dijo a ABC. Y ahora parece que quiere demandar a quien le puso el mote. Pero una cosa es que los periódicos (y luego cualquiera) lo hayan reproducido y otra, que lo hayan inventado. Yo no había oído esa denominación de origen hasta que se la escuché a Recio en La que se avecina. Jordi Sánchez, el actor que lo interpreta, contó en una entrevista que la gente le paraba por la calle y le pedía hacerse fotos con el gesto y la cara que pone al decir lo de "Uy, qué pechotes". El nombrecito se lo darían los amigotes del pequeño Nicolás. O la gente que se relacionaba con ella en la discoteca donde trabajaba. Y, desde luego, por influencia de Recio. Tampoco es para enfadarse. Si llevas ese mostrador con orgullo (y es lo que parece), no puedes quejarte de que se resalte. Si la llamaran La ojazos seguramente no se molestaría. Vaya, que no te han bautizado como La Verrugas. Además, esto de que te pongan mote es imposible de controlar. Y en España somos muy brutos. A un pueblo de Murcia llegó un director de banco que padecía osteogénesis imperfecta, la enfermedad de los huesos de cristal. En el pueblo le llamaban el huesos tiernos.
Pero algo de razón tiene Isabel Mateos. El otro día, creo que el viernes, también se quejaron en el debate de La noche en 24. Hay un momento en el programa en el que hacen un sorteo entre los tertulianos y a quien le toca la china tiene que proponer un tema libre. Le tocó a Alfonso Rojo y propuso al pequeño Nicolás. Se preguntaba si era un genio o un tarado. Y, por supuesto, La Pechotes salió en el debate. Al final, el presentador leyó lo que los lectores decían en las redes sociales. Afearon la utilización del término tarado y lo de Pechotes. Habría mucho en esos espectadores de quejarse por todo. Y lo mismo quien se quejó de lo de Pechotes también lo haría por utilizar zorra como elogio (a mí me encanta hacerlo). Pero tiene narices que de pronto descubras que te dicen La Pechotes. Y no los conocidos, toda España.
Ya que en este asunto hay tantas cosas oscuras (más por parte del pequeño Nicolás que por ella), y ya que el CNI anda por ahí, lo ideal sería que el tetamen también formara parte de la trama. Lástima que Doris Wishman, la directora que lanzó a Chesty Morgan, ya no viva. Podría fichar a esta joven. Considerada la Ed Wood femenina, sus películas eran horribles (serie B de lo peor) pero ella se lo pasaba en grande haciéndolas. Escribiéndolas, produciéndolas, seleccionando el reparto, dirigiéndolas y editándolas. Mi favorita es Double agent 73, protagonizada por Chesty Morgan. Esta interpretaba a una agente secreta que tenía como misión matar a una banda criminal y tomar fotos de cada asesinato con la cámara que le habían insertado quirúrgicamente en los melones, que también le servían de arma mortal (con ellos golpeaba, asfixiaba y envenenaba). Cada vez que hacía una foto, las enseñaba, claro. Si no volvía al cuartel general con las fotos en 36 horas, las tetas explotarían. Pero eso no pasa.
Según la revista Pronto, a Francisco Nicolás una productora le ha ofrecido llevar su vida al cine. Como agente doble, sería más divertido si la película se la ofrecieran a La Pechotes. A Chesty Mateos.