Doña Cayetana se encuentra en su residencia de San Sebastián desde hace unas semanas, pese a que su medico y sus hijos le recomendaron que no lo hiciera, por los grandes problemas que tiene de movilidad y por el difícil invierno que ha pasado. Su estado de salud es delicado, pero a ella le ha dado lo mismo. Como se suele decir, ha vuelto a hacer su santa voluntad. Hay que recordar que la duquesa tiene 88 años, pero cuando sus hijos se lo dicen se enfada muchísimo, porque se niega a asumirlo.
Como era de esperar, la aristócrata ha vuelto a salirse con la suya. Se la ha podido ver paseando en silla de ruedas por las calles de la localidad francesa de San Juan de Luz, en compañía de su fiel Alfonso y, en ésta ocasión, también por su hija Eugenia. Esto es algo que, según me cuentan, le ha hecho una gran ilusión (de sobra es sabido que la menor de sus hijos es su ojito derecho).
La razón de no acudir este año a su residencia balear es la dificultad que supone su traslado en avión. Por este motivo, no se van a mover a más sitios. Según me comentó Alfonso el último día que coincidimos, no iban a hacer planes de verano. "Todo dependerá de Cayetana y de cómo se encuentre" afirmó.
Por el momento está tranquila, disfrutando también de otra visita, la de sus nietos Luis y Amina, mientras que su madre, Genoveva Casanova, está en la India, prestando su ayuda en la fundación Madre Teresa de Calcuta.