David Bustamante, amigo de sorprender a su encantadora mujer con inesperados regalos, le prepara una sorpresa para el próximo 22 de julio, fecha en la que festejarán su octavo aniversario nupcial. Una pareja que se quiere y así lo manifiesta a cuantos reporteros se les acerca. Aunque no hay nada más que ver al cantante cántabro y a la actriz asturiana, su mujer, Paula Echevarría, cuando los fotografían y expresan con su rostro sonriente esa felicidad que viven, compartida con su hija Daniela, que en agosto hará seis añitos. Ella, por su lado, está viviendo muy dulces momentos profesionales, tras el éxito de la serie televisiva Velvet en su primera temporada, que ha alcanzado grandes cotas de audiencia. En cuanto a su marido, concluyó en México su nuevo disco, que estará en la calle al final del otoño y hará el octavo de su espectacular carrera musical. El anterior disco, "Más mío", apareció hace año y medio, en 2012, del que resaltamos un par de títulos, "Como tú ninguna" y "Me salvas" y dos más, a dúo con Pastora Soler, con quien hace buenas migas en los escenarios donde coinciden.
Se ha ganado David Bustamante en los doce años que lleva como profesional de la canción el respeto y amistad de muchos de sus compañeros y desde luego la admiración popular. Personalmente, porque es un ser encantador, sencillo, nada afectado en el trato ni cuando canta. Esa cercanía con su público qué duda cabe es una poderosa llave para ser querido. Y luego están sus canciones románticas, nada complicadas, de su autoría, que expresa con una buena, bonita voz. No es casualidad que también disfrute del éxito fuera de nuestras fronteras, tanto en países sudamericanos –sobre todo México- como en otros de tan distinta cultura a la nuestra como Turquía.
Lejos quedan aquellos tiempos en que era un mozalbete que daba la vara a sus amigos y paisanos de San Vicente de la Barquera imitando a Los Pecos. Más adelante eligió entre sus ídolos a Sergio Dalma. Que un día fue a cantar a San Vicente de la Barquera y el entonces desconocido David le pidió fotografiarse a su lado. Y, lo que son las cosas: ahora comparten las listas de éxitos y discos más vendidos, amén de que son buenos compañeros y amigos. El catalán, mucho más veterano, por supuesto; que ha cumplidos sus bodas de plata con la música. Pero David Bustamante no le va a la zaga, pues ya ha rebasado los dos millones de copias de sus discos. Ni se lo imaginaba en el instituto donde cursaba estudios, pensando en su futuro. Recibía buenas notas, era aplicado, pero… no le gustaban mucho los libros. Y tampoco tenía entonces claro, a los dieciséis años, qué hacer en la vida. Lo de cantar estaba bien para las bodas y bautizos. O para meterse en una Tuna, como hizo. Ahora, lo de ganarse la vida ante un micrófono… Tonteaba como los chavales de su edad. Y sucumbió a la ocurrencia de tatuarse su brazo derecho con la imagen de un dragón. Su padre lo puso firme: "Si no estudias, tienes que trabajar". Y el chico dijo que bueno y se puso a "currar" de albañil.
Los ratos libres los empleaba jugando al fútbol, que le apasiona. Ha seguido las incidencias del Mundial con atención. El caso es que subido en el andamio canturreaba en tanto ponía ladrillos. Y su progenitor se dio cuenta que al muchacho, lo que le gustaba desde niño era animar las reuniones familiares con sus canciones. Cuando se enteraron de que se convocaba un "cásting" en televisión para artistas noveles, allá que padre e hijo se apresuraron a acudir. El padre, claro está, de "fan" número uno de su hijo. Resueltas todas las fases del concurso "Operación Triunfo", sabido es que David Bustamante llegó en la final al tercer puesto, detrás de Rosa López y David Bisbal. Los dos finalistas, por cierto, recordemos, hicieron de coro a la ganadora cuando acudió al Festival de Eurovisión.
Y aquel trampolín le sirvió al santanderino a encontrar, a partir de 2001, su camino en el mundo de la balada pop. Donde no es fácil subirse a la cucaña de la popularidad. Al comenzar esta primavera última celebró su treinta y dos aniversario. Procura que sus desplazamientos no le impidan estar demasiados días alejado de Paula y de la niña. De hecho, descartó en varias ocasiones giras por Sudamérica para disfrutar de la cercanía de Daniela. Y cuando Paula ha tenido que cumplir sus contratos, él se ha sacrificado, quedándose en casa al cuidado y educación de la pequeña, lo que según cuenta, no le ha supuesto sacrificio alguno, aunque pudiera perjudicarle profesionalmente. Es buen marido y padre responsable. Y sobre todo, no olvida su pasado, de cuando era "un paleta" subido en el andamio. Ahora, además de haber alcanzado un buen "caché" como cantante, se sonríe por ejemplo, contemplando en los escaparates las gafas que se venden con su imagen publicitaria, o las fragancias, femeninas y masculinas, asimismo comercializadas con su nombre. Consecuencias de ser un joven triunfador. El del tupé…