El gesto más "amoral" de los duques de Palma

La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha abordado algunos de los episodios narrados en La intocable. Cristina, la infanta que llevó la corona al abismo, el nuevo libro de Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta. Como por ejemplo la reunión secreta en Zarzuela a la que acudieron el Rey, el presidente Mariano Rajoy, el ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón y el fiscal general Eduardo Torres-Dulce, todo para trazar un cortafuegos que protegiera a la infanta Cristina de las consecuencias judiciales del caso Nóos.

En compañía de Emilia Landaluce, Carlos Pérez Gimeno y Rosa Belmonte, el programa de esRadio realizó una nueva radiografía de la situación, sobre todo tras las evidencias de que -tal y como aseguró Federico Jiménez Losantos-, el Gobierno haya contribuido al escándalo en lugar de mantener el "orden constitucional". "Sale Mariano con todo el poder de las urnas, y en vez de apoyar al Rey y al príncipe, que no quiso ir a la reunión, llama a Rubalcaba con el peor resultado en la historia del PSOE, para proteger el delito". Esta "conspiración contra la monarquía encabezada por el propio Mariano Rajoy" ha sido de todo, pero lo primero innecesaria. Y es que podían haber hecho el bien por el mismo precio que han hecho el mal, y tal y como dijo Emilia Landaluce, "sin que haya servido de nada".

No obstante, lo más llamativo son hechos aparentemente secundarios pero que retratan perfectamente a los protagonistas del escándalo. La crónica rosa de Es la mañana se refirió entonces a los muebles de la casa en Washington de los duques de Palma, donados a caridad por la compañía Telefónica, que empleaba en EEUU a Iñaki Urdangarín, una vez éstos abandonaron el país para regresar a España, y que fueron vueltos a comprar por los duques por mucho menos dinero.

Tal y como se aseguró en esRadio, "es esta gente de todo a cien la que pone en peligro la institución". Pese a que el juez Castro está a punto de decidir sobre la infanta Cristina, ella no sólo se sigue viendo inocente sino que en ocasiones sigue presumiendo del delito. "El que es malo, acaba viendo la maldad como buena. Ella, en alguno de los momentos que aparece, presume del delito. El comportamiento con Telefónica lo demuestra". La conclusión es que la infanta Cristina y su marido viven instalados en un clima de "amoralidad", en un "mundo aparte".