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Carlos Pérez Gimeno

La duquesa de Alba vuelve a dar órdenes en palacio

Puede que el estado de salud de Cayetana tenga recaídas, pero sus ánimos siguen altos.

Doña Cayetana | Archivo/Cordon Press

Doña Cayetana ha pasado una temporada bastante delicada en lo que a salud se refiere. La duquesa tiene 88 años y, como es lógico, sus salidas van siendo cada vez más distanciadas, motivo por el cual las alarmas se disparan con facilidad, y las especulaciones acerca de su salud aumentan por momentos.

En la actualidad, me confirman fuentes cercanas, Cayetana ha experimentado una notable mejoría, y me comentan que hace unos días, cuando se levantó, no paró de dar ordenes al servicio. Una prueba ineludible de que la aristócrata se encontraba con más fuerzas y bríos que en días anteriores, y que -como se suele decir- puso a todos en su sitio.

Su hija Eugenia, cuando le preguntaron por la salud de su madre, comentó que tiene días y reconoció que está delicada debido a su edad. Aunque también quiso dejar claro que, pese a todo, sigue siendo una persona muy coqueta y se niega a que la vean en silla de ruedas. La duquesa prefiere quedarse en palacio viendo películas junto a Alfonso, que no la deja ni un segundo sola. Todo apunta a que de la infección intestinal queda poco rastro, aunque sus recuperaciones cada vez son más lentas.

Según me comentan, está muy contento con la nueva novia de su hijo Cayetano, la nadadora mallorquina Melani Costa, con la que mantiene una relación desde hace unos meses. La duquesa ha dado su aprobación, y ahora el novio enamorado intenta protegerla de los flashes y de la prensa rosa, una labor nada fácil.

Hasta el momento, después de hacerse publica la noticia de la nueva relación del duque de Arjona, su exmujer Genoveva Casanova se ha negado a hablar del hecho. Hace tan solo unos días coincidí con la mejicana en la entrega de premios que cada año otorga la revista Traveler, y al preguntarle qué le parecía la nueva relación del que fuera su marido con la deportista se negó a hacer comentario alguno, limitándose a sonreír. En cuanto pudo se mezcló con el publico, evitando a la prensa para no tener que hacer declaraciones.

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