El popular presentador Pepe Navarro destapa la cara más oscura del medio que le vio triunfar: "Las vanidades están por encima de los intereses profesionales" en televisión, un negocio plagado de envidias, recelos y trampas, confiesa en una entrevista con Efe.
Esto es solo el aperitivo. La polémica está servida con su nuevo libro, La leyenda del Mississippi, un repaso por la trayectoria del periodista donde los episodios más turbios de su vida profesional quedan plasmados en estas páginas.
Programas como La sonrisa del pelícano o Esta noche cruzamos el Mississippi fueron una "gozada creativa" para Navarro, siempre dispuesto a volver a la televisión pese a las "batallas internas". "El narcisismo, el ego y la vanidad" son los ingredientes de un cóctel bomba en una profesión donde "la gente mata por ocupar lugares que otros tienen", asegura el periodista.
Desde sus "treinta y pico" años de experiencia, Navarro considera que los late-night no terminan de cuajar en España "por la falta de madurez de la televisión, un negocio manejado por un par de personas que no obedece a criterios industriales o profesionales".
Todo ello "pervierte el sentido de los medios de comunicación" y hace que objetivos como el trabajo bien hecho a veces ni siquiera aparezcan en la lista de prioridades de quienes están al mando. Pero nada pudo impedir que Esta noche cruzamos el Mississippi se convirtiese en "una especie de fenómeno social", tal y como Navarro lo define.
A la pregunta de qué había delante y detrás de las cámaras contesta que "un equipo muy experimentado, una máquina bien engrasada con muchas horas de trabajo detrás y una idea muy clara: vamos a contar lo que pasa de forma distinta y, si podemos, nos reímos de ello", relata un presentador a quien la fama le costó cara. La prensa rosa no tardó en fijarse en él y apretar el gatillo de las "injurias", algo que Navarro llevó a los tribunales: "Un ciudadano no tiene por qué soportar ciertas cosas por el hecho de ser famoso, sobre todo cuando no vende su intimidad".
Navarro, que asegura que "naturalmente" volvería a televisión si tuviese oportunidad, dice que fuera cual fuera el proyecto hay un componente indispensable: "Si no tienes pasión por lo que haces, dedícate a otra cosa. El periodismo no es una profesión, es una forma de vida". Además, desvela a la revista Pronto que "le han hecho desaparecer de la televisión", no que lo dejase por voluntad propia.