La dramática oleada de represión en Venezuela auspiciada por Nicolás Maduro trae al recuerdo de uno de los hombres más poderosos de Venezuela al que el chavismo no ha logrado abducir o arruinar: Gustavo Cisneros.
Las credenciales de nacimiento del empresario Gustavo Cisneros, cubano de nacimiento y venezolano de corazón, hablan por sí solas pese a lo poco apropiado del contexto. Tanto, que llama la atención cómo ha conseguido el hombre más rico de Venezuela, y uno de los pocos bastiones empresariales en el yermo redil venezolano, sobrevivir a las agresiones del chavismo, dada la costumbre del régimen de nacionalizar riqueza. Cisneros ha sido, pese a la censura gubernamental, uno de los pocos que han logrado resistir, aunque no intacto, a tan complicado contexto.
Cisneros es propietario de los conglomerados de entretenimiento Venevisión y Venevisión Plus, además de la organización del concurso Miss Venezuela y de la operadora de televisión por satélite DirecTV. Ha controlado el destino de Venevisión desde 1961, convirtiéndolo en el mayor canal privado del país. Los Leones de Caracas, uno de los principales equipos de béisbol, la franquicia Pepsi Cola en Vezuela, así como diversas iniciativas de viajes, cuidado personal y hasta radio, son el origen de su fortuna, producto de ocho décadas de trabajo familiar.
Todo ello pese a que Cisneros, uno de los tres venezolanos más ricos del mundo, resguarda su fortuna -valorada en 4.000 millones de dólares según Forbes- en Estados Unidos, bien lejos de las garras del sucesor de Hugo Chávez.
Amigo de los poderosos
Tradicionalmente, Cisneros ha sido un buen aliado de los poderosos. Así, ha sido amigo personal de presidentes venezolanos -en especial de Carlos Andrés Pérez, y también de George Bush padre y Felipe González -una amistad que fue determinante a la hora de adquirir Galerías Preciados-, el millonario residente en República Dominicana -de la que ha conseguido la nacionalidad tras seis años residiendo allí- ha sido uno de los principales resistentes tanto contra el gobierno de su país como también contra la dictadura castrista.
Su labor cultural y de patronazgo se extiende por tanto a varios museos estadounidenses y también al Reina Sofía de Madrid, entre otras muchas iniciativas benéficas. Cisneros ha sido uno de los principales lazos de unión entre su país y España, probablemente al margen de las instancias de gobierno. Por eso, ha sido galardonado con la Orden de Isabel la Católica de España concedida por el gobierno español por haber fortalecido las relaciones entre ambos países.
Éxito en lo personal
Además de en los negocios, Cisneros ha tenido éxito en su vida sentimental. Casado con la exquisita coleccionista y mecenas venezolana Patricia Phelps de Cisneros con la que tiene tres hijos –Guillermo, Carolina y Adriana- el matrimonio es una de las parejas más influyentes del mundo.
Patricia Phelps es dueña de una de las mejores colecciones de arte contemporáneo latinoamericano, si no la mejor del mundo. Sus obras se exponen, entre otros lugares, en el Museo Reina Sofía y hace unos días el Gobierno español le impuso la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Además de una de las mujeres más poderosas, Phelps es considerada como una de las mujeres más elegantes de Latinoamérica.
Cisneros y su mujer también mantienen una ajetreada vida social. El matrimonio tiene varias casas fuera de Venezuela, en lugares como Nueva York, Madrid y Aspen, Colorado, donde se reúnen personalidades influyentes del panorama financiero, político y artístico. En ellas han recibido a personalidades como Aznar, Uribe o Bush.