Javier Elorrieta: un director de cine que canta
Entre sus películas, una con Sharon Stone y otra con Anthony Perkins.
El realizador cinematográfico madrileño Javier Elorrieta presentó hace escasas fechas su cuarto disco, en el transcurso de una actuación en el teatro del Instituto Francés de Madrid. En su Liceo cursó estudios nuestro protagonista. Si exceptuamos a Pedro Almodóvar, que flirteó con algún grupo pop en los años de la movida, no conocemos el caso de ningún otro director que se haya atrevido a cantar en público profesionalmente y a grabar discos.
Nacido en 1950, es hijo de quien fue un conocido director cinematográfico, José María Elorrieta, con quien comenzó a desarrollar su misma profesión, aunque si hemos de ser rigurosos con la biografía de Javier, destacó primeramente como compositor de bandas sonoras. Colaboró en los guiones de su padre. Y después entró a trabajar como realizador de "spots" publicitarios en los acreditados estudios Moro, empresa en la que estuvo muy vinculado al casarse con una hija del presidente.
En la pantalla grande, Javier Elorrieta ha estado tras la cámara en nueve ocasiones. Dirigió a Sharon Stone (un par de años antes de que se hiciera tan popular por su "rol" en Instinto Básico junto a Michael Douglas) en unos estudios madrileños. Se trataba de una nueva versión de la novela de Vicente Blasco Ibáñez Sangre y Arena. Cuando le pregunto a Javier qué recuerda de ella, me dice: "Muy disciplinada, desconocía el cine español, compareció ante mí un tanto asustada, mujer muy difícil, caprichosa… Pero guardo buen recuerdo de ella, aunque le perdiera la pista". Otro filme de Javier Elorrieta, Los gusanos no llevan bufanda, tuvo como protagonista nada menos que al célebre perturbado de "Psicosis", Anthony Perkins: "Un tipo sencillamente encantador".
La pasión por el cine que mantiene Javier Elorrieta la extiende asimismo hacia el teatro, al punto que en la última temporada ha dirigido la puesta en escena de una reposición, la del clásico de Agatha Christie Testigo de cargo, que va a seguir representándose en los meses siguientes. Pero, volviendo a su actividad musical que es la que nos ha movido a escribir este artículo, digamos que lleva publicados cuatro discos, cuyo contenido casi en su totalidad es de temática francesa, idioma que domina. El primero está fechado en 2009, "Ne me quitte pas". De 2011 es "La bohéme". Le sigue "Souvenir, souvenir", de 2013, más dedicado a temas pop que los anteriores. Y el último, el que acaba de presentar, "Temps d´aimer".
Acompañado de un cuarteto de jazz de excelente ejecución, Javier Elorrieta fue desgranando su repertorio, con su voz de tonos graves, perfectamente familiarizado con ese estilo que entre los años 40 y 60 del pasado siglo mostraron al mundo grandes como Charles Trenet ("La mer"), Charles Aznavour ("Venecia sin ti"), y otros como Georges Moustaki, Jacques Dutronc, Gérard Lenorman… Cantó "Petite fleur", que es un tema en realidad norteamericano que en Francia hizo furor, y "Los paraguas de Cherburgo", que compusiera Michel Legrand, y como regalo el célebre "Ne me quitte pas", de Jacques Brel.
Javier Elorrieta nos envolvió en la magia poética de esos cantautores galos de hace más de medio siglo, que en mi opinión no han sido superados jamás. Admitiendo que ese tipo de canción "ya no se lleva", se escucha poco. Pero él la sigue prodigando en sus recitales, por lo común en locales no muy espaciosos, íntimos. Ha tocado rock, blues, y le entusiasma rodearse de músicos especializados en jazz. Le encanta cantar en francés, "la lengua del amor". No persigue éxitos comerciales, lo contrario a cuanto aspira cualquier intérprete. Pero escuchándolo en directo, crea una comunicación con su público a través de esas románticas canciones eternas. Las que jamás pasarán de moda. ¿Hay algo más conmovedor que "Ne me quitte pass", considerada la más triste melodía sentimental? Javier Elorrieta "la borda".
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