El Rey dejó esta semana el Hospital Universitario Quirón donde fue operado de la cadera, cuatro días después de su ingreso. Y lo hizo con buen aspecto y buen humor, hasta el punto de decir a los periodistas que se encontraba "muy mal, muy mal" pese a estar afrontando su enésima operación en pocos meses.
Un estado de ánimo, el del Rey, que no hacía más que prolongar el buen humor que tenía el día de su ingreso, a juzgar por la anécdota que relata El País. Y es que don Juan Carlos no paró de gastar bromas a los médicos durante su estancia en el hospital.
Según ha revelado el doctor Miguel Cabanela, responsable de las recientes operaciones del monarca y con quien ya le une una fuerte amistad, éste se cubrió la frente con unas manchas de Betadine, se vendó la muñeca y se puso esparadrapo en la nariz para fingir una nueva caída ante los preocupados médicos. El Rey mantuvo la broma ante los consternados médicos hasta que no pudo más y rompió a reír.
El Rey, sin duda, estaba en mucho mejor estado que en el momento de su primera operación de cadera, en septiembre, cuando sufría dolores intensos tras seis operaciones diversas en dos años, y afrontaba la totalidad del proceso de recuperación con la cadera.
Cuenta el diario que la espontaneidad de Cabanela ha sido clave para ganarse al Rey. Comentarios como "no sé exactamente lo que hace un Rey" o "a mí no me gustaría que fuese ni a Vitigudino de Abajo" ayudaron a caer bien al monarca y también a la Reina. "Yo le considero mi amigo, que él me considere su amigo es otra cosa. Me da la impresión de que el Rey me ha cogido cariño, pero es una impresión mía, nada más. El Rey es un personaje atractivo, se hace querer", asegura Cabanela.
A poco más de cuatro días desde su ingreso en el Hospital Universitario Quirón para colocarle una prótesis definitiva en la cadera izquierda, el Monarca ha recibido el alta hospitalaria y afronta un proceso de rehabilitación en régimen ambulatorio, esto es, en el Palacio de la Zarzuela, que previsiblemente se prolongará hasta la primavera.